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Antonio Soler, José Manuel Caballero Bonald, Aurora Luque y Juan José Téllez, ayer, en el CAL
Caballero Bonald: «Los políticos profesionales son una lacra»

Caballero Bonald: «Los políticos profesionales son una lacra»

El autor presenta en Málaga su poemario, 'Desaprendizajes', en el que propone desandar los prejuicios y observar la vida desde una «conciencia vigilante»

Francisco Griñán

Jueves, 9 de abril 2015, 00:17

Llegó ayer a Málaga por un camino que no había hecho nunca. Desde Sanlúcar de Barrameda a Sevilla en coche y, desde allí, a la Costa del Sol en tren vía Córdoba. «He tardado más que viniendo desde Madrid», comentaba ayer con cierta socarronería el escritor José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926), que propone precisamente transitar por nuevos caminos en su nuevo e inesperado poemario, 'Desaprendizajes' (Seix Barral). En sus páginas aboga por desandar los prejuicios y «olvidar las cosas aprendidas de memoria o con enfoques defectuosos». Una revisión que lleva desde la literatura a la sociedad con una «conciencia vigilante», asegura. Una mirada que le hace estar esperanzado con el momento de cambio en el que vivimos -«Vamos a mejor», asegura a sus 88 años-, a la vez que carga contra lo que no le gusta, como las cúpulas de los partidos. «Los políticos profesionales son una lacra y me ofrecen muy poca confianza», asegura tajante el escritor jerezano, que enfrenta los representantes públicos coetáneos a los políticos de la II República representados por Azaña: «Fue un intelectual y eso hoy se ha perdido».

En su encuentro con SUR, previo a la presentación de su último poemario en el Centro Andaluz del Libro (CAL), donde estuvo acompañado por el escritor Antonio Soler, la poeta Aurora Luque y el director de esta institución, Juan José Téllez, José Manuel Caballero Bonald confesó que 'Desaprendizajes' es un reflejo del tiempo «que estamos viviendo y que me atrae tanto políticamente como socialmente». Un ciclo que está poniendo fin al bipartidismo y que, a su juicio, viene desde la época de Franco. Y aunque evita usar la ya consolidada denominación de 'casta' para referirse a los políticos, no oculta cierta esperanza por lo que representa Podemos, aunque sin perder de vista la inexperiencia de esta formación.

«Hay muchos políticos que vienen del franquismo y que solo han sido eso, profesionales de la política, lo cual es nefasto y por eso me parece saludable que haya un movimiento joven que viene de la universidad y en el que todos son profesores», asegura el autor de 'Agata ojo de gato' (1974) y 'Somos el tiempo que nos queda' (2007), que añade que los dirigentes de Podemos «todavía tienen que aprender lo que es administrar un país y eso es complejo».

Puestos a hablar del momento de cambio, no pueden faltar las recientes elecciones andaluzas y la sorpresa del partido que ha llegado por el flanco del centro derecha. «Ciudadanos es un fenómeno raro y todavía no lo conseguido calibrar muy bien», señala el autor que, no obstante, también califica de «saludable» la irrupción de este partido fuera de Cataluña porque «de pronto el PP se siente desequilibrado y hace tambalear una formación que parecía muy cimentada en la vida histórica española».

Todo ese espíritu crítico y esa reivindicación del cambio están presentes en el último poemario de Caballero Bonald, un autor para el que el premio Cervantes en 2012 no ha supuesto el punto final a su bibliografía. «El primer sorprendido por este libro soy yo», confiesa el poeta que, pese a afirmar que su biografía poética 'Entreguerras' (2012) sería su última publicación porque «tenía mucho de testamentario», está encantado de haber faltado a su palabra.

«Vitalidad olvidada»

«De pronto empezaron a salirme poemas como si fuera prosa», relata con vigor casi juvenil José Manuel Caballero Bonald que, a sus «88 años largos», se ve muy «escéptico» y con tendencia fácil a la «desilusión». «Escribir este libro me ha hecho recuperar una vitalidad olvidada», asegura el escritor que también confiesa apasionamiento por el mundo que está viviendo en estos momentos.

En su última visita a Málaga hace apenas un mes, Caballero Bonald habló de la figura de Gil de Biedma para reivindicar su figura y, de alguna manera, disculparse por no seguir los postulados de la poesía social de la Generación del 50. Paradójicamente, hace ya años que los versos del autor andaluz vienen cargados precisamente de espíritu crítico y de preguntas. «Entonces no me salía porque consideraba que para hacer esa poesía social tenía que rebajar el tono artístico para ponerla al alcance de muchos lectores, pero hace algún tiempo me convencí de que para hacer una crítica social no hace falta renunciar el nivel estético de la poesía», explica el autor de 'En la casa del padre' (1988) y 'Campo de Agramante' (1992), cuya última obra aboga por desaprender pero manteniendo su continua conquista por la palabra.

«El argumento puede diluirse frente a la sonoridad del lenguaje y el misterio de un lector que se asoma en el libro a un mundo desconocido», apostilla el gran prestidigitador de la prosa poética y viceversa. Ahora se dedica a «releer» a sus autores de cabecera y a seguir escribiendo. «Por inercia», dice, aunque aclara que no quiere continuar sus memorias que detuvo en 1975. Eso sí, tiene en un cajón una carpeta de semblanzas de escritores a los que ha tratado y conocido. «Son pinceladas que se aproximan a la personalidad de estos autores, pero no sé si se publicará», concluye dejando el enigma.

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