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Los mediadores del Pompidou comentan las obras de la colección con los visitantes.
Los intérpretes del Pompidou

Los intérpretes del Pompidou

La filial malagueña desarrolla un novedoso sistema pedagógico para acercar al público su colección

Antonio Javier López

Viernes, 3 de abril 2015, 00:59

Carlos Rastrollo hunde la cara en una cajita llena de tubitos verdes que ceden ante la menor presión. Al otro lado del misterioso cuadrado aparecen sus ojos, su boca y sus gafas. Justo unas gafas ha dibujado su hermana, María, en otra caja. Eso y un meñique. Carlos (7 años) y María (12) llegaron por la mañana al Centro Pompidou Málaga junto a su abuelo, que no ha tenido empacho en rascarse el bolsillo para compartir con sus nietos la experiencia de estrenar todo un museo.

Carlos y María dejan el primer artilugio y comprueban cómo queda el recuerdo de su mano en la placa fotosensible que tienen justo al lado. Luego hacen lo mismo con una malla y con un cuadrado relleno de algo parecido al material de los colchones de última generación. Carlos y María le sacan todo el partido posible a Fragmentos de identidad uno de los conjuntos de dispositivos interactivos con los que el Pompidou malagueño pretende acercar su discurso artístico al público, no sólo infantil.

Porque la filial malagueña del museo galo desarrolla desde su inauguración el pasado sábado un innovador modelo didáctico que combina el uso de dispositivos interactivos con un equipo de «mediadores»que deambula por las salas a la espera de cualquier pregunta o sugerencia por parte de los visitantes.

«Nosotros no explicamos las obras. Intentamos comentarlas, compartirlas con el visitante en un proceso participativo entre ellos y nosotros», argumenta Carlota Romero, coordinadora del equipo de mediadores a cargo de Factoría de Arte y Desarrollo, la empresa de gestión cultural que ganó el concurso para desarrollar la coordinación y gestión de actividades y exposiciones, tanto en el Centro Pompidou Málaga, como en la Colección Museo Ruso de Tabacalera.

Por el momento, es en el Pompidou malagueño donde se hace más patente el modelo didáctico. La iniciativa se ha puesto en marcha en coordinación con los especialistas en mediación del museo francés. No en vano, el Centro Georges Pompidou tiene a gala haber desarrollado desde hace décadas un intenso y novedoso programa pedagógico, como han reiterado en diversas ocasiones sus responsables en alusión al papel que esta faceta jugará en la filial malagueña, la primera abierta por el Pompidou fuera de Francia.

Para niños y adultos

De vuelta a la planta baja del Cubo, Carlota Romero detalla el objetivo que persiguen los dispositivos instalados junto a la sección El cuerpo en pedazos, que cierra el recorrido por la colección: «Estos sistemas juegan con las ideas de positivo y negativo, de la huella y el cuerpo humano, en relación, por ejemplo, con la obra de Kader Attia a partir de esculturas de papel de aluminio que quedan como huellas de los cuerpos de las personas que sirvieron para realizarlas».

Romero añade que los mediadores del Pompidou malagueño ofrecen su asistencia al público en inglés, francés y español. Y no sólo a los más pequeños. Aunque, para ellos, hay propuestas concretas como el taller-exposición Bajo la Luna II en el que los niños construyen su propia ciudad a partir de las piezas realizadas por el escultor Miquel Navarro.

Además, los mediadores se afanan en «adaptar el discurso y el lenguaje» a la hora de acercar la colección del Pompidou al público infantil. Son ellos los usuarios más desinhibidos de los diez espejos con otros tantos efectos diferentes que sirven para analizar las obras de las secciones Metamorfosis y Autorretratos o quienes cogen sin apuro alguno las máscaras con distintas hendiduras en los ojos para pasear por la sala titulada El hombre sin rostro.

Así que no se corten. Prueben.

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