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'El marco' de Frida Kahlo es una de las obras a convertirse en icono del nuevo museo.
Málaga estrena Pompidou

Málaga estrena Pompidou

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, inaugura la primera filial fuera de Francia del museo galo que abre sus puertas en el Cubo del Puerto

Antonio Javier López

Viernes, 27 de marzo 2015, 23:53

La primera delegación del Centro Nacional de Arte y de Cultura Georges Pompidou fuera de Francia ya es una realidad. La ciudad de Málaga abre este sábado las puertas de un equipamiento que alberga obras firmadas por artistas como Pablo Ruiz Picasso, Alberto Giacometti, Frida Kahlo, René Magritte o Marc Chagall, y a cuya inauguración, que se está produciendo en estos momentos, asisten, entre otros, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la ministra francesa de Cultura, Fleur Pellerin.

El arte persigue al visitante en el Centro Pompidou Málaga hasta el mismo cuarto de baño. Allí, si entra al aseo masculino, le aguarda una luz roja intermitente colgada del techo, mientras suenan frases poco esperanzadoras; a las chicas las recibe un foco verde con sentencias un poco más optimistas. Es Switch (Intercambio) (1996), obra de Tony Oursler, que trufa el paseo por el Pompidou malagueño de piezas en los lugares más insospechados.

Porque conviene entrar al Centro Pompidou Málaga con los sentidos abiertos a las sorpresas. Como empezar el paseo con una vídeoinstalación: Its really nice (Está muy bien) (1998), de Pierrick Sorin. Treinta y dos monitores por los que desfilan otros tantos retratos humanos que van cambiando sin pausa. Y es justo esa idea: la mutación, la metamorfosis, la que cruza la primera colección del Centro Pompidou Málaga inaugurado este mediodía con una selección de 90 piezas reunidas en cinco secciones que siguen un discurso teórico, no cronológico.

Un montaje diseñado por la directora adjunta del Museo Nacional de Arte Moderno adscrito al Centro Georges Pompidou de París, Brigitte Leal, que sirve de guía por la planta sótano del Cubo del Puerto, donde se despliega la colección después de bajar una amplia escalera de graníticos peldaños. Una flecha a la altura de los ojos orienta el paseo del visitante, que tras cruzarse con la vídeoinstalación de Sorin encuentra una primera muestra de lo que allí se juega: Picasso, Saura, Currin...

La escultura del malagueño Cabeza de mujer (1931) preside la sala inaugural, titulada Metamorfosis, donde El sombrero de flores (1973) picassiano dialoga con Dora Maar 23.5.83 (1983) de Antonio Saura en uno de los primeros encuentros felices del Centro Pompidou Málaga. Lo caricaturesco queda para La marroquí (2001) de John Currin y Arquitectura y moralidad (2004) de Glenn Brown, colgada una junto a la otra. La primera sala se cierra con otro vídeo: Veo una mujer llorando..., (2009-2010), de la holandesa Rineke Dijktra, en la que un grupo de escolares comparten sus impresiones frente a varias obras de arte.

El espacio dedicado a los autorretratos ofrece un intenso y variado recorrido por aproximaciones bien distintas a un asunto recurrente en la historia del arte. De la sutil melancolía de Marc Chagall en Domingo (1952-54) a la rabiosa sátira de Eduardo Arroyo en El caballero español (1937), donde denuncia los roles de la tradición machista, como argumenta Leal durante el paseo.

Julio González, Raoul Dufy, Zoran Music y Francis Bacon dejan las piezas de mayor dramatismo frente al espíritu lúdico de Kees van Dongen a modo de aborigen Ed Paschke travestido.

En una esquina espera la pequeña El marco (1938), de Frida Kahlo, llamada a convertirse en uno de los iconos del nuevo museo que hoy abre sus puertas después de una reforma exprés en el Cubo del Puerto que ha supuesto una inversión de 6,7 millones de euros para acondicionar sus 6.300 metros cuadrados para uso cultural. Tras la primera sala de autorretratos se abre el camino en un espacio trasversal donde aparece la pieza móvil de Jean Tinguely (1988) y David Bowie prestando su rostro a uno de los personajes de Tony_Oursler que mira al espectador desde una esquina del techo.

La musa dormida (1910) de Brancusi parece mirar las piezas de Giorgio De Chirico, Fernand Leger y Jean Helion reunidas en otra de las asociaciones más sugerentes del Pompidou malagueño, que en esta sala titulada El hombre sin rostro brinda una deliciosa escultura de Alexander Calder, un par de delicadas propuestas de Alberto Giacometti o el políptico de Djamel Tatah que reina en la sala en penumbra.

Torna el discurso hacia territorios más escarpados en El cuerpo político, donde el vídeo vuelve a marcar la pauta con Ana Mendieta y Sigalit Landau como piezas de mayor impacto nada más entrar, sin demérito alguno de las instalaciones de Orlan y Annette Messager. Porque este espacio queda para las creadoras, como recuerda Leal.

Y para el final del paseo queda la sala quizá más espectacular del Centro Pompidou Málaga. La instalación Fantasmas de Kader Attia, con 150 esculturas realizadas a partir de papel de aluminio, reina en un espacio que ofrece, a un lado, a Magritte, Picabia y Ernst; al otro, a Picasso, De Kooning y Tàpies; al norte, Baselitz y al sur, Dubuffet.

Casi nada.

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