Una inauguración a la francesa

Lo de despedirse a la francesa se acuñó para aquellos que se iban de las reuniones sin decir eso de «au revoir». Incluso llegó a considerarse una forma educada de ausentarse siglos atrás. Por fortuna ya no está de moda y la inauguración a la francesa del Centro Pompidou Málaga contó con los pertinentes saludos y despedidas. Y también con la simpatía acorde del lugar de los hechos y con el momento de fiesta que se vivió ayer en la apertura sabatina de la primera filial del museo galo fuera de Francia. Un acto para el que se habían llegado a solicitar 4.000 peticiones de asistencia, aunque al final el número se redujo a mil por las propias características del espacio. Una cifra que, unida a los más de 250 periodistas acreditados fundamentalmente españoles y franceses, pero también de casi toda Europa, convirtió el acto de ayer en uno de los grandes momentos culturales del año.

El que más se hizo esperar fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que con imputalidad española abrió el acto inaugural después de que el comité de recepción se ajustara el nudo de la corbata o el vestido unas cuantas veces bajo un sol que apretaba con empuje más veraniego que primaveral.

Recibido en la calle por el propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, Rajoy saludó a la ministra de Cultura de Francia, Fleur Pellerin; al vicepresidente del Gobierno andaluz, Manuel Jiménez Barrios; al embajador francés en España, Jérôme Bonnafont, y al presidente del Centre Pompidou de París, Alain Seban. El presidente del Gobierno español llegó sin la compañía de ministro alguno, ni siquiera el titular de Cultura, José Ignacio Wert, aunque flanqueado por el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, y el subdelegado del Gobierno en Málaga, Jorge Hernández Mollar.

En la línea de protocolo se encontraba la vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos; el presidente de Puertos del Estado, José Llorca; el diputado electo al parlamento andaluz, Juan Manuel Moreno; el presidente de la Diputación Provincial, Elías Bendodo; los protavoces de los grupos municipales María Gámez (PSOE) y Mario Cortés (PP); la concejala de Cultura, Gemma del Corral, y el presidente del Puerto de Málaga, Paulino Plata.

En el interior esperaron los patrocinadores del nuevo centro, como el presidente de Unicaja, Braulio Medel; el director de Relaciones Institucionales de Heineken España, Jorge Paradela; el director general de Hidralia, Javier Segovia (derecha), y el director general de Italcementi en España, Mario Brazzi. Y junto a ellos, varios invitados como la coleccionista y mecenas Carmen Thyssen; el nieto de Pablo Picasso, Olivier Widmaier, y el actor malagueño Antonio Banderas, junto a su nueva pareja, Nicole Kempel, con quien bromeó sobre el sitio exacto que tenía que permanecer en el protocolo, después de más de tres cuartos de hora allí de pie.

Cerrando la fila también se encontraban el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y el director de la agencia municipal que gestiona los nuevos museos, José María Luna, al que felicitaron ayer varias veces durante el acto inaugural, aunque se mantuvo en todo momento en un segundo plano. Eso sí, se le podía ver ya que su altura no es de las que pasan desapercibidas. Un discreto segundo plano en el que también permaneció la francesa Brigitte Leal, comisaria de la exposición permanente del Centro Pompidou Málaga.

El mundo del arte estuvo representado por numerosos coleccionistas, capitaneados por la propia baronesa Carmen Thyssen, junto a Carmen Buqueras o Juan Ramón Fernández Canivell, y galeristas como Juan Pablo Yusto, Isabel Hurley o Alfredo Viñas. Los artistas también estuvieron presentes en el acto inaugural. Entre los presentes se encontraban Jorge Rando (impulsor del museo que lleva su nombre), Miguel Gómez Losada, Javier Calleja, Paco Jurado (presidente de la Asociación de Artistas Plástico de Málaga) y el antequerano Cristóbal Toral, uno de los tres malagueños con obra en los fondos del Centre Pompidou de París, junto a Pablo Picasso y Joaquín Peinado. Tras ver la colección, Toral confesaba su predilección por una de las piezas que había visto: la escultura de alberto Giacometti Femme neu debout (1966).