Txema Martín
Sábado, 28 de marzo 2015, 00:14
Conocido simplemente como Centre Pompidou, o Beaubourg por el área en el que se ubica, el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou se inauguró en 1977 en París. Fue impulsado personalmente por el presidente francés, Georges Pompidou, que murió antes de ver culminado el proyecto, por lo que se decidió homenajear su esfuerzo dando su nombre al centro. Está considerado uno de los primeros centros culturales de la posmodernidad y el reflejo de las nuevas prácticas museísticas contemporáneas. Hoy en día es uno de los centros más visitados del mundo, y son especialmente célebres sus exposiciones temporales.
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El Pompidou no es un museo, sino un enorme centro cultural. En él se agrupan varias instituciones como IRCAM, un relevante instituto de investigación de música acústica, la Biblioteca Pública de Información BPI, especializada en multimedia y con un aforo de 2.000 personas, la Biblioteca Kandinsky, un Centro de Creación Industrial (CCI) y, el más importante, el Museo Nacional de Arte Moderno (MNAM). Su actividad, por lo tanto, va mucho más allá de la mera exhibición de obras de arte. Son célebres sus ciclos de cine, normalmente basados en las propias exposiciones o en acontecimientos relevantes de la actualidad. Su impresionante auditorio suele albergar conciertos de música electrónica y experimental. También se ofrecen programaciones estables de danza, teatro, conferencias y cursos, así como una importante misión pedagógica adaptada a todos los públicos.
El edificio
Quizás el aspecto más reconocible del Centro Pompidou de París sea su atrevida arquitectura. El edificio fue diseñado por dos arquitectos entonces jóvenes y desconocidos, Renzo Piano y Richard Rogers, que fueron seleccionados mediante un concurso de ideas. El proyecto de su construcción formaba parte de un plan de revitalización del Distrito IV de París en el barrio de Les Halles, una zona deprimida. Hasta entonces, la colección de nacional de arte moderno estaba instalada en el Palacio de Tokio y se encontraba en un estado de abandono por falta de medios y de espacio.
El derribo del antiguo mercado de abastos trajo muchas críticas, y la construcción de este innovador y radical edificio no fue acogida de manera unánime. El Efecto Beaubourg fue criticado por artistas y filósofos como Jean Baudrillard, que consideraba el Pompidou un centro de disuasión cultural. Algunos sectores sociales calificaron el edificio de estridente, señalando el abismo que diferenciaba su estilo arquitectónico con el del resto de edificaciones del barrio. Esas reticencias parecen hoy superadas por la contundencia de las cifras que arroja cada año el Pompidou.
El edificio es célebre por sus instalaciones de acero y de cristal y por sus famosas tuberías, que están a la vista del público, evidenciándolas con diferentes colores que señalan su función. Por ejemplo, el rojo para la circulación de personas (ascensores y escaleras), el azul para la climatización, el verde para el agua, el amarillo para la electricidad, y el blanco para las tomas y extracciones de aire. El interior muestra los mismos elementos pero en una atmósfera diáfana y luminosa, que a su vez presenta una extraordinaria flexibilidad de usos. En total, cuenta con 7 plantas y una terraza, además de auditorio, cafeterías, un afamado restaurante con vistas, tiendas y varias salas de cine. Se calcula que habrá recibido en torno a 180 millones de visitantes en toda su historia.
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La colección
El Museo Nacional de Arte Moderno (MNAM) tiene en su registro cerca de 100.000 obras de arte de 6.400 artistas de 90 países. Es la segunda colección de arte del siglo XX más importante del mundo después del MoMA de Nueva York. Su ámbito de colección abarca el arte moderno y el contemporáneo; comienza en 1905 con el Fauvismo y abarca hasta la actualidad. Entre sus autores más relevantes destacan Matisse, Klein, Miró, Picasso, Braque, Duchamp, Kandinsky, Soulages, Léger, Ernst, Giacometti o Dalí, por citar sólo unos pocos.
Sus exposiciones temporales son especialmente relevantes y se organizan tanto con fondos propios como con préstamos de otras instituciones. Ha albergado numerosas muestras retrospectivas, algunas verdaderamente históricas, mostrando el trabajo de artistas como Joseph Beuys, Francis Bacon, Philippe Starck, Henri Matisse, Andy Warhol o Pablo Picasso, entre muchos otros. Casualmente, los dos mayores hitos en lo que a número de visitas se refiere fueron protagonizados por Salvador Dalí: uno en 1979, que ostenta el récord histórico con 840.662 visitantes, y otro en 2013, con doscientas obras que atrajeron a 790.090 personas, siendo la exposición más visitada de ese año en Europa, todo un acontecimiento. Para satisfacer tanta expectación, el día de clausura de la exposición el Centro Pompidou mantuvo sus puertas abiertas durante 24 horas seguidas. También ha seguido una línea en sus exposiciones temporales con muestras colectivas en torno a temas como el surrealismo, el cine, el futurismo, la danza, etcétera.
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Tiene en torno a mil empleados y cuenta con un presupuesto global de unos 120 millones de euros. Aproximadamente, el 70% de su presupuesto proviene de fondos públicos. El reciente descenso en la aportación del Estado ha provocado el propósito de internacionalización de la marca Pompidou. Tiene un programa de adquisiciones de obras de arte bastante esmerado, así que su colección está en continuo crecimiento. De hecho, una de las singularidades reseñables de su política de exposiciones es que las obras exhibidas en la colección permanente cambian cada dos años, ofreciendo al público nuevas lecturas de su imponente colección.
Centre Pompidou-Metz
La primera y única sede hasta la fecha del Centre Pompidou fuera de París está en Metz, una ciudad situada en el noroeste de Francia, con 130.000 habitantes y con uno de los patrimonios medievales más imponentes del país galo. La primera piedra de este edificio se colocó coincidiendo con el 30 aniversario de la inauguración del Centre Pompidou de París. El edificio, diseñado por el arquitecto japonés Shigerou Ban, presenta una impresionante cubierta: un hexágono de 90 metros de anchura con una superficie de 8000 metros cuadrados, atravesado por una aguja de 77 metros en alusión al año de inauguración del centro parisino.
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El Pompidou-Metz, a diferencia de la subsede malagueña, es permanente, cuenta con autonomía jurídica y poder de decisión respecto a su programación y muestra exposiciones únicas y exclusivas, tomando para ello fondos del propio centro matriz de París pero también en colaboración con otros museos internacionales. Su primera exposición dedicada a obras maestras exhibió cerca de 800 referencias de altísimo nivel. La flexibilidad de su edificio, con un techo móvil que puede alcanzar una altura variable de hasta 18 metros, permite la exposición semipermanente de 14 obras de gran formato que, por sus dimensiones, son rara vez mostradas al público. Desde que fuera inaugurado en 2010 por el presidente Nicolas Sarcozy, el Pompidou-Metz se ha convertido en el espacio cultural más visitado de Francia fuera de París, con una media de 550.000 visitantes al año.
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