Viaje al interior de las supercuevas de Málaga

La Sierra de las Nieves es un tesoro de la naturaleza, el reino del pinsapo y un refugio para la fauna silvestre. Pero una de las mayores riquezas del lugar no se ve, permanece a oscuras a cientos de metros bajo nuestros pies. La sierra malagueña, ahora ya Parque Nacional, concentra las cavidades más profundas y de mayor desarrollo de toda Andalucía «con diferencia». Juntas forman uno de los mayores complejos subterráneos de la Península Ibérica. Son las llamadas Z-supercuevas, una terminología acuñada este mismo año por expertos del IGME-CSIC para definir la singularidad de estas grutas aún por conocer en toda su dimensión.

Hace 50 años que los primeros miembros del Grupo de Exploraciones Subterráneas de la Sociedad Excursionista de Málaga (GES de la SEM) descendieron a las profundidades de la sierra en el término municipal de Tolox. «Y no nos vamos a ir porque no paran de salir cosas. El ritmo de los descubrimientos se acelera», confirma el espeleólogo Rogelio Ferrer, uno de los pocos profesionales preparados para adentrarse en las entrañas de la tierra. Porque no solo exige un entrenamiento físico, también (y sobre todo) mental para soportar campañas de varios días sin ver la luz del sol y en condiciones extremas.

El último hallazgo llega de la Sima del Nevero, cerca de la Peña de los Enamorados, una oquedad conocida desde los años 70 pero impracticable hasta 30 años después cuando se desobstruyó la entrada. Hoy se ha revelado como una nueva supercueva, con unos 800 metros de profundidad que la acercan a Sima Prestá (803 metros). A la cabeza continúa la primera cavidad que atrajo la atención de los espeleólogos en aquellos primeros años 70: la Sima GESM-Sima de la Luz, que baja hasta mil metros desde la superficie y se extiende por 20.000 metros (datos actualizados por M. Guerrero). Completa el 'poker' de cuevas la Sima del Aire, con 720 metros de desnivel –que parece que continúan bajo un lago que inunda la gruta– y con un desarrollo de 15.000 metros en un lugar estratégico que la posicionan como posible punto de encuentro de la red subterránea de galerías.

Todas ellas cumplen con las tres características que definen a estas extraordinarias formaciones: grandes pozos verticales de cientos de metros de profundidad, inmensas salas de hasta 30.000 metros cúbicos de volumen (equivalente a cuatro globos aerostáticos) y largas galerías que podrían estar conectadas entre sí. Y ese es el quid de la cuestión: esa unión subterránea entre las distintas simas que ahora buscan los especialistas. Si encuentran el nexo, algo que parece muy probable, «tendríamos más de 40.000 metros de desarrollo». «Se posiciona como uno de los sistemas kársticos más importantes a nivel de cavernamiento en nuestro país», indica Ferrer, bombero de profesión y coordinador de las exploraciones.

Mientras ellos bajan al interior de la tierra, los científicos analizan y procesan en superficie la información. El Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) ha puesto sus ojos en este gran «laboratorio natural para estudiar el karst» con dos proyectos de investigación. El más reciente, que lideran Eulogio Pardo y Juan José Durán, compara los sistemas kársticos de alto relieve (con mucha distancia entre la superficie del terreno y el nivel donde hay agua subterránea) y sus redes de supercuevas en diferentes lugares del mundo: la Sierra de las Nieves, los Pirineos y Georgia. Quieren conocer cómo se forman esas enormes cavidades kársticas que hasta hace muy poco «no se sabía que existían ni qué eran». «Lo que ahora intentamos investigar es cómo se generan, por qué aparecen esas redes tridimensionales tan grandes y qué significan en la evolución geológica de estas grandes montañas kársticas del planeta», explica Durán.

De momento, la primera conclusión a la que han llegado es que su génesis «no es tan sencilla» como se creía. En la mayoría de los casos se habla de agua de lluvia que se infiltra en el suelo y va abriendo fracturas que hay en la roca hasta llegar a un nivel freático. «Pues no. Lo que estamos viendo es que hay una mezcla de simas muy verticales con otras redes horizontales, incluso galerías a varios cientos de metros por debajo de la superficie del nivel freático, cuevas inundadas como sucede en la de Zarzalones», detalla el geólogo. Eso indica que hay otros mecanismos de tipo hipogénico para que estas formaciones se creen, como aguas que vienen del interior del macizo con elementos químicos y temperaturas diferentes que generan procesos de hiperkarstificación.

Es algo poco estudiado por las dificultades que entraña. Por un lado, porque son sistemas escasos que solo se dan en algunas grandes cordilleras del planeta. Por otro, porque necesitan de espeleólogos en la zona dispuestos a bajar, hacer topografías y recoger material para los científicos. «Y eso ocurre en pocos sitios del mundo». Y la Sierra de las Nieves es uno de ellos por el empeño del Grupo de Exploraciones Subterráneas de la Sociedad Excursionista de Málaga.

Diez son las cavidades localizadas en esa zona de Málaga con muchas posibilidades de seguir aportando sorpresas para la geología. Cuatro están ya consideradas Z-supercuevas pero podría haber más. GESM, Prestá, Nevero y Aire, además, pertenecen geológicamente al mismo nivel, lo que indica que «en su momento estuvieron conectadas». «Nos hemos acercado mucho a unas de ellas, pero físicamente no lo hemos conseguido aún», señala Rogelio Ferrer.

Faltan medios, su mayor obstáculo. Los espeleólogos calculan que tienen enterrados bajo tierra alrededor de 60.000 euros en material que nunca volverán a ver. Cada metro de cuerda cuesta dos euros, y en una exploración se pueden emplear hasta 2.000 metros. La Federación Andaluza de Espeleología y la Sociedad Excursionista de Málaga aportan lo que pueden, pero la gran mayoría sale del bolsillo de quienes se la juegan entrando en las cuevas. Cuatro días dura como poco cada salida, cuatro jornadas de duro trabajo físico en el que llegan a perder hasta 12.000 calorías al día, según una investigación con la Universidad de Málaga. Un nivel de exigencia que muchos no están dispuestos a soportar y que está complicando el relevo por parte de las nuevas generaciones.

Hace dos semanas se bajó por última vez a la Sima del Nevero, donde ahora se concentran los trabajos. «Tenemos que limitarnos al caballo ganador. El resto las hemos dejado descansar para dedicar el esfuerzo económico a esta última». Y queda camino por recorrer. Para empezar, en el campo de la divulgación. Con el reto de dar a conocer la importancia de este mundo subterráneo, Rogelio Ferrer participará el próximo 15 de noviembre en unas jornadas científicas en la Sociedad Económica Amigos del País. Impartirá la charla 'El Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, un paraíso de las Z-supercuevas' en la misma sede donde ahora cuelgan los paneles de la primera exposición donde se emplea ese término: 'Málaga, territorio kárstico: ciudades de piedra, supercuevas y neandertales pintores' (organizada por la Económica, la Academia Malagueña de Ciencias, el Instituto Geológico y Minero de España y Diputación).

«Sabemos que queda mucho por descubrir», insiste Durán. «Son piezas de un puzle más grande que falta por componer. Somos conscientes de su complejidad y de su importancia: esto ya puede ser un sistema de gran envergadura», concluye Ferrer.

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