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El grupo Posidonia Sur trabajando. Mery Carmona
«He hecho todo lo que he podido para proteger nuestro patrimonio natural»

«He hecho todo lo que he podido para proteger nuestro patrimonio natural»

Carmen Salas Casanova, responsable del grupo de investigación Posidonia Sur, explica sus objetivos como científicos

Mery Carmona

Miércoles, 27 de noviembre 2024, 13:27

Posidonia Sur es mucho más que un grupo de científicos dedicados a investigar los ecosistemas marinos. Es una familia unida por la pasión de preservar el medio ambiente y ayudar al entorno costero andaluz. Este proyecto tiene como pilar a la profesora de la Universidad de Málaga Carmen Salas Casanova. Salas ha insistido a menudo en compartir el protagonismo con sus compañeros, pero ha sido quien ha formado como profesora a la mitad del equipo que a día de hoy la acompaña en el laboratorio. Quizá a eso mismo se deba su emoción.

Entre ellos se encuentra José Luis Rueda, científico titular del Instituto Español de Oceanografía, permite que haya una buena colaboración con la Universidad de Málaga con el fin de avanzar en términos de investigación. Para alguien que no pertenece al mundo de las ciencias, escuchar hablar a Rueda y a Salas en conjunto puede resultar embaucador por el sinfín de cosas que uno es capaz de aprender.

Un total de nueve integrantes representan el grupo, pero Salas está acompañada de Serge Gofas científico de gran renombre y su marido, que contribuye a pesar de haberse jubilado con las labores de investigación y lleva a cabo una muy importante: actualizar el Registro Mundial de Especies Marinas. Conocido como WORMS (World Register of Marine Species), Gofas forma parte de uno de los 200 editores que mantienen al día el listado mundial para poder estandarizar el nombre que se asocia a una especie. «Había cinco o seis nombres diferentes según quién lo usaba», reconoce, haciendo referencia a la almeja japonesa con el orgullo de haber logrado que todos usen el mismo.

No es el único científico del grupo que, a pesar de estar jubilado, auxilia al resto de sus compañeros en diversas labores. El profesor de la UMA Enrique García Raso, el antiguo responsable del grupo, se especializa en crustáceos y ha descrito numerosas especies a lo largo de más de veinte años en el cargo. Ahora, con cariño, sigue contribuyendo desde el sabio consejo de la experiencia.

Una dedicación a jornada completa

«El principal objetivo que tenemos nosotros es la protección del medio marino a todos los efectos», sugiere Salas. Zoólogos, centrados en estudiar la fauna, han trabajado en proyectos en el Parque Natural de Cabo de Gata o en el Paraje de Maro, entre otros. Varios de sus estudios han logrado alcanzar la puerta de Bruselas (Comunidad Europea) para ser referentes en el cambio. Las zonas de especial conservación (ZEC) han sido uno de sus focos, elevando de categoría la zona de la costa de Mijas o el área de protección de Calahonda. «Tesis de crustáceos, tesis de moluscos…», y todo tipo de trabajos para lograr la protección de las zonas.

Rueda puntualiza sobre los objetivos del grupo, recalcando que, entre otras cosas, es primordial dar respuesta a las directivas europeas como llevar a cabo seguimiento de ciertos hábitats de la zona costera. Algo que se realiza en buceo, aunque diferenciando las zonas profundas que sí que se realizarían con robots submarinos o dragas. Entre risas, tanto Rueda como Salas reconocen que hasta la investigadora se ha metido de cabeza al agua cuando ha sido necesario.

No sólo formados en el ámbito científico, sino también con una titulación de profesional en buceo para poder coger muestras. «Cuando salió que había que ser profesional, lo escuchamos y ni siquiera había una ley por ahí, pero enseguida nos pusimos a hacer el curso de profesional», una anécdota que acompaña con el hecho de pedir a sus doctorandos que realicen la formación al entrar en el grupo.

«Vamos a salir todos beneficiados porque tendremos comida para comer, las praderas nos van a dar oxígeno, van a hacer de barrera…»

Carmen Salas Casanova, responsable del grupo

Las ramas dentro del grupo se diversifican bastante, ya que incluso Gofas participa en una lista de especies marinas de las aguas españolas. «Eso conlleva mucho trabajo de actualizar, buscar bibliografía, saber qué especies están citadas, qué especies fueron citadas y en realidad no viven aquí…», algo que reconoce mientras sopesa la interactividad presente entre WORMS y esa «idea de lista patrón» que se ha ido retomando. A fin de cuentas, la preocupación del grupo se basa en que las costas del Mar Báltico estén más representadas y descritas a nivel europeo que las costas ibéricas. Es por ello que Gofas dedica su tiempo libre a hacer definiciones e integrar aquello que, dentro de las costas ibéricas y canarias, no esté bien cubierto en el Sistema Europeo de Información sobre la Naturaleza (EUNIS).

«Si hacemos algún estudio con un Trabajo de Fin de Grado o de Máster, se lo ofrecemos a la Junta de Andalucía», unas palabras que van acompañadas de la otra cara de la moneda. Las publicaciones científicas cuestan dinero. Publicar un libro, como los varios volúmenes que venden a través de la Universidad de Málaga, cuesta dinero. El material de laboratorio, los productos de fijación, las muestras… Todo requiere financiación.

Cambiar la norma existente

Salas sonríe más cuando sabe que sus proyectos han logrado mejorar la situación informativa que hay sobre ciertas especies. Lo narra a través de un Trabajo de Fin de Grado que coordinó, en el que propone estudiar la reproducción de «la ortiguita» (anémona), ya que es comestible. El foco de la investigación en ese momento estaba dirigido a saber en qué talla se recolectaba y en qué época se reproducía la especie, algo que derivaría en el cambio de la normativa en la Junta de Andalucía. No solo en este caso, sino que en otros como la coquina ha logrado que dejen de pescarse en pleno pico reproductivo. «Si empiezas a pescarla muy jovencita, que todavía no se ha reproducido ninguna vez, acabas quedándote sin coquinas», en una expresión agridulce.

A nivel nacional trabajan con aportaciones sobre sus hallazgos, además de la recopilación de información de la que disponen gracias a otros investigadores. Entre sus colaboraciones lo que prima es el altruismo científico, algo que definiría como la ambición por ser capaces de avanzar y conocer más sobre el medio que nos rodea. Con ello, han servido de fuente para muchas consultas privadas en busca de identificar problemas o soluciones.

Salas y Rueda han colaborado en proyectos muy trascendentales, como la construcción de emisarios en la costa y su impacto medioambiental. Con una sólida base de actuación, son capaces de proponer cambios para mejorar la vida de muchos que siquiera saben qué proceso hay detrás de la normativa que sigue cada barco pesquero.

Carmen Salas Casanova, con el libro del grupo publicado. Mery Carmona

«Me jubilaré con la cabeza tranquila, he hecho todo lo que he podido para proteger nuestro patrimonio natural», recalcando que, incluso, habían protegido todo aquello que aún no estaba destruído. «Vamos a salir todos beneficiados porque tendremos comida para comer, las praderas nos van a dar oxígeno, van a hacer de barrera…», enumera con una especie de denuncia hacia lo infravalorado que está el medio marino. Salas califica el medio marino como vital para la vida en la costa, y considera que se debería tener en tan alta estima como la conservación de la Alhambra, aunque por desgracia no se pueda ver de la misma forma. Ambos forman parte del patrimonio mundial, uno cultural y otro natural.

Con más de 150 especies descritas en el grupo y con su lucha crucial contra el daño al medioambiente, Salas y Rueda comparten una charla con Gofas sobre sus aportaciones que podría llevar largas horas terminar. Con un entusiasmo inigualable, todos sentados en un taburete dentro de la misma mesa, dan cierre a un día más de su carrera como profesionales de la investigación de la mano de todas esas personas a las que han logrado ayudar desinteresadamente, pues, quien alguna vez dijo que el saber no ocupa lugar, debió haber conocido de cerca a Posidonia Sur.

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