Irene Manzano
Miércoles, 12 de febrero 2025, 11:17
Sierra Nevada, con sus imponentes paisajes y desafiantes altitudes, no solo supone un reto físico para los deportistas que se animan a llegar a su cima o disfrutar de sus pistas, sino también un riesgo invisible pero cada día más preocupante: la radiación ultravioleta (UV).
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Así lo pone de manifiesto un estudio pionero liderado por las universidades de Málaga y Cádiz junto con el Centro Andaluz de Medicina del Deporte y el Hospital Costa del Sol. El profesor de Dermatología de la UMA, José Aguilera, investigador en el Laboratorio de Fotobiología Dermatológica del CIMI, ha participado en el proyecto 'Soludable'.
La iniciativa investigó la incidencia de la radiación UV en deportistas durante la prueba Ultra de Sierra Nevada 2023, especialmente en modalidades de largas distancias y en altitudes superiores a los 2000 metros, donde los corredores están expuestos a niveles de radiación solar de riesgo extremo.
Durante las carreras, el índice de radiación ultravioleta (UVI) alcanzó valores de 9, 10 y 11, clasificados por la Organización Mundial de la Salud como de 'muy alto riesgo'. Estos niveles implican que la exposición solar directa debería evitarse y que el uso de prendas protectoras y crema solar resulta imprescindible.
Según Aguilera, el problema radica no solo en la exposición durante los días de competición, sino en el entrenamiento acumulativo: «Los corredores entrenan durante meses, muchas veces bajo el sol en las peores horas del día. Esa exposición repetida sin protección adecuada aumenta enormemente el riesgo de quemaduras solares, del envejecimiento prematuro de la piel y el cáncer».
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La investigación también analizó los hábitos y actitudes de 194 participantes. A pesar de que el 84% de los encuestados mostraron preocupación por el cáncer de piel, tan solo el 39% utilizaba crema solar y menos del 7% empleaba ropa de manga larga como barrera frente al sol. Sorprendentemente, un 43% de los corredores nunca había acudido a una consulta dermatológica, hasta el momento.
«Es fundamental cambiar la percepción de que la protección solar únicamente es necesaria en la playa o en la piscina», subrayó el investigador. Y añadió, que los jardineros, barrenderos o albañiles, al igual que los deportistas al aire libre, enfrentan este mismo riesgo. Actualmente, se encuentran en vías de que en estos trabajos, el cáncer se considere una enfermedad laboral.
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El profesor instó a la población a adoptar medidas comunitarias de prevención tanto en ambientes laborales como deportivos en los que se expongan durante varias horas al sol. Entre las recomendaciones destacó el uso obligatorio de protección solar, la promoción de ropa técnica protectora y la programación de restricciones en horarios de menor incidencia solar.
Para Aguilera, el mensaje es claro: «Proteger la piel debe ser tan importante como alimentarse bien o hidratarse. Cada quemadura solar deja una huella que puede convertirse en un problema grave a largo plazo», expresó. Porque, como advierte el experto, proteger la piel no es solo una cuestión estética: es una cuestión de salud.
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