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Irene Manzano
Miércoles, 12 de febrero 2025, 11:53
La dieta mediterránea se sostiene por el pilar fundamental del aceite de oliva virgen extra, una sustancia natural y tradicional que además, tiene la capacidad de prevenir enfermedades gracias a sus compuestos naturales. Así lo corroboró el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la UMA, Miguel Ángel Medina (Málaga, 1962): «Lo que aporta nuestro trabajo es una evidencia más a favor de las bondades del aceite de oliva virgen extra que tiene la capacidad de prevenir enfermedades».
Este científico junto con su equipo de investigación han trabajado durante más de 10 años en estudiar la angiogénesis, un proceso que resulta clave en el desarrollo de enfermedades como el cáncer. El último hallazgo pone en valor los beneficios del aceite de oliva virgen extra como modulador de la angiogénesis y cómo sus extractos inhiben este proceso biológico mediante un enfoque ómico.
El catedrático, junto con su compañera Ana Dácil, que fueron premiados por su gran labor, reclamó un cambio en el sistema de apoyo a la ciencia en España. Según el investigador, la falta de financiación pública afecta gravemente la capacidad de grupos como el suyo para mantenerse en la primera línea de la ciencia mundial. Medina también destacó las dificultades de la ciencia española para alcanzar su potencial. «Nos llenamos la boca hablando de excelencia, pero esto solo puede surgir si existe una clase media estable en la ciencia», afirmó, comparando la estabilidad económica y social con la base necesaria para que surjan avances científicos de alto nivel.
El investigador lamentó la precariedad que afecta a muchos equipos, que a menudo trabajan con recursos insuficientes, y abogó por un cambio en los criterios de financiación. «En España, la inversión en ciencia sigue siendo ridícula en comparación con otros países de similar nivel económico», subrayó.
El científico lanzó un mensaje social contundente sobre la dieta mediterránea, que, aunque ensalzada, ha caído en desuso en los hábitos de la población española. «Hoy, pocos españoles siguen realmente esta dieta, especialmente en las clases menos favorecidas. Es necesario implementar políticas activas que faciliten el acceso a sus ingredientes y que eduquen a niños y adolescentes sobre sus beneficios», expresó el catedrático.
Sugirió propuestas concretas, como la obligatoriedad de ofrecer menús basados en la dieta mediterránea en los comedores escolares públicos y la formación del personal encargado de la alimentación infantil. Además, criticó el impacto de las llamadas 'dietas basuras', que resultan más accesibles económicamente para muchas familias.
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