Mery Carmona
Martes, 18 de febrero 2025, 17:42
Para los jóvenes, cruzar fronteras no es solo cuestión de kilómetros, sino de abrirse a nuevas culturas, idiomas y formas de vida. Esta es la misión que impulsa a AIESEC Málaga, una plataforma de liderazgo juvenil que conecta a estudiantes y voluntarios con proyectos que atraviesan océanos. Desde la Universidad de Málaga, alumnos como Lucía Vázquez y Estrella Pérez han ayudado a otros compañeros a descubrir otras versiones de sí mismos en ciudades como Jaipur, en la India. No solo eso, sino que aún siguen lanzando proyectos a los que es posible unirse.
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Fundada tras la Segunda Guerra Mundial, AIESEC es la mayor plataforma mundial liderada por jóvenes, dedicada a fomentar el entendimiento cultural y el liderazgo a través de experiencias prácticas en el extranjero. En Málaga, este movimiento global ha tomado forma bajo el liderazgo de estudiantes como Estrella Pérez, expresidenta del comité local, y Lucía Vázquez, presidenta electa. El cargo lo definen como un cambio de 'term' reciente, en el que Lucía Vázquez, anterior vicepresidenta ha podido tomar el rol de Pérez para poder estrenar su cargo en febrero de forma oficial. Ambas comenzaron su camino como participantes en pequeñas actividades dentro de la organización y, con el tiempo, asumieron roles clave que les han permitido impactar tanto a nivel local como internacional.
«Es un espacio donde podemos equivocarnos antes de salir al mundo laboral», comenta Vázquez, quien además destaca su inquietud por impactar en el mundo y redefinir su marca personal con las posibilidades que le ofrece el voluntariado. Por su parte, Pérez destaca el valor de la experiencia práctica que ofrece la organización: «Es luchar contra las barreras del 'cross-cultural understanding', que todo el mundo se pueda entender, da igual el país de donde venga o de su trasfondo cultural...». Este espíritu se refleja en los programas de voluntariado que promueven, abriendo puertas a jóvenes interesados en viajar a países como India, Egipto o Azerbaiyán para marcar una diferencia en las comunidades locales.
AIESEC no es solo una organización, sino una plataforma de transformación personal y profesional. Según la expresidenta de la organización en Málaga, su objetivo es romper las barreras culturales y fomentar el entendimiento global. Para ello, la asociación organiza intercambios que se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, y que cubren temas como la educación, la igualdad de género, el cambio climático o el empoderamiento comunitario.
Los voluntariados suelen tener una duración de entre seis y ocho semanas, y aunque implican un compromiso económico inicial –costes que varían según el destino, y que se mueven por los 280 euros en el caso de Jaipur–, AIESEC garantiza que la experiencia incluye alojamiento, comidas y un contacto constante con los comités locales de los países de destino. No obstante, la forma más segura de conocer las condiciones es revisando cada destino por separado.
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«Te recogen en el aeropuerto y todo», afirma Lucía Vázquez. No se trata solo de hacer voluntariado, no en exclusiva: hay días libres para poder recorrer a gusto los diferentes puntos turísticos con los compañeros de otros países. Incluso puedes llevar a un amigo, algo que incentiva AIESEC al dar un descuento de 50 euros por cada uno que lleves… Aunque esta promoción se agota rápido, claro.
El temor inicial es una constante entre quienes consideran un voluntariado internacional. Desde dominar un idioma hasta adaptarse a culturas completamente distintas, el reto puede parecer abrumador. Pero para Estrella Pérez, el miedo es precisamente la mejor razón para intentarlo. «Con más motivo. Si tiene aún mucho más miedo, ve con un amigo», algo que secunda Vázquez al reiterar el «con más motivo» mientras asiente.
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AIESEC alienta a que se tome la decisión, todo joven de entre 18 y 30 años puede participar aunque no pertenezca a la comunidad universitaria.. «Tú eres joven, tienes la oportunidad de poder irte a otro país, de descubrir el mundo, porque luego, ¿cuándo? Luego vas a tener un trabajo fijo, luego tienes una familia y no vas a poder irte a un país exótico como Egipto o la India», explica la expresidenta. Aun así, si consideran que tener un nivel B1 hablado es esencial para poder entenderse con las personas locales de los países que se visitan sin perder el verdadero motivo: ayudar. No se pide un certificado de idiomas como tal, pero sí que es beneficioso.
El impacto no termina con el regreso a casa. Según Lucía Vázquez, una de las chicas que fue a África a hacer voluntariado terminó regresando para hacer su Trabajo de Fin de Grado (TFG). Cuentan con un montón de experiencias e historias similares en sus redes sociales. Las plazas, sin embargo, dependen del destino. En cuanto a la temporalidad… Realmente, se sinceran y admiten que aunque se van ofertando, todo es negociar y hablar con ellos. «Si dices que te quieres ir en enero, te puedes ir en enero, ningún problema», sostiene Pérez. Aun así, para no pillarse los dedos por la variedad de situaciones, deciden que es mejor consultar la situación de cada uno con ellos.
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Además, cuentan con compañeros que incluso viviendo en Bruselas durante movilidad Erasmus, participan de forma activa en la asociación. Es el caso de Phuong Thao Dao, conocida como My, que se conecta por videollamada para poder ayudar a las dos estudiantes a explicar mejor las condiciones de Jaipur: 286 euros, 50 de descuento si se pilla a tiempo… De 6 a 8 semanas, con alojamiento y tres comidas diarias… ¿Ya has decidido irte?
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