María Donoso
Lunes, 24 de febrero 2025, 18:13
Las zapatillas chirrían sobre el parqué del polideportivo de la Universidad de Málaga. Son las dos de la tarde de un miércoles cualquiera, pero en esta pista se respira algo distinto. Aquí se gesta un sueño y un compromiso con el deporte: el baloncesto.
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El equipo de baloncesto masculino de la UMA se encuentra en plena recta final de su preparación para el Campeonato Andaluz Universitario (CAU), la gran cita deportiva entre facultades que año tras año tiene al equipo malagueño como subcampeón. Sevilla es el rival que desde hace casi una década se lleva el oro. Pero este año, la historia podría ser otra. «Llevamos cuatro o cinco años quedando segundos. Siempre contra Sevilla. Pero este año tenemos algo especial», confiesa Manolo Trujillo, entrenador del equipo de baloncesto masculino. Lo dice con la serenidad de quien ha vivido muchas batallas, pero con el brillo en los ojos de quien sabe que este puede ser el año.
El equipo mantiene la base del año pasado, 12 jugadores y dos reservas, y se ha reforzado con caras nuevas que aportan talento y frescura. Cristian Palomares, estudiante de Matemáticas de la UMA y uno de los fichajes estrella, ha vivido experiencias que le han forjado: desde la cantera del Unicaja hasta jugar en Estados Unidos. Ahora vuelve a casa con la esperanza de hacer historia: «Aquí somos rivales en la liga, pero compañeros en la UMA. Eso crea algo único. Al final te llevas amigos para toda la vida», señala el estudiante.
A su lado, Francisco Montiel, estudiante del máster de abogacía de la UMA, afronta el torneo con una mezcla de nostalgia y ambición. Este será probablemente su último año defendiendo los colores de la UMA: «El año pasado fue una experiencia única, pero este año quiero que sea inolvidable. Quiero disfrutarlo al máximo y, sobre todo, quiero ganar». La unión del grupo es una de sus grandes bazas. Lucas Vivar, estudiante de Biología de la UMA, destaca ese factor: «El mayor rival es Sevilla, pero este año tenemos equipo para plantarles cara. Estamos más fuertes que nunca».
El entrenador lo tiene claro. Más allá de los sistemas y las jugadas ensayadas, la clave es la química entre los miembros del equipo. En sus palabras resuena la voz que conoce el valor del grupo por encima de las individualidades: «Lo importante es que, además del nivel deportivo, haya nivel humano. Porque cuando eso ocurre, el grupo es sólido. Y eso gana partidos», señala con una sonrisa Trujillo.
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El camino no es fácil. Los entrenamientos se limitan a una sesión semanal de poco más de una hora y media. El resto del tiempo, cada jugador sigue con sus clubes, en Tercera o Primera Nacional. Aquí, los miércoles, es donde surge la magia. Se tejen complicidades.
El pabellón de Almería, sede del CAU de este 2025, espera. Sevilla espera. Pero esta vez, en cada pase, en cada tiro, en cada grito de ánimo, hay algo más. Hay fe por llevarse el oro a casa. Porque este año puede ser el año. Porque este año, quizá, este equipo de la UMA por fin rompa la maldición y de ser siempre segundo logre ser leyenda.
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