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María Donoso
Lunes, 16 de diciembre 2024, 19:03
Los estudiantes universitarios, envueltos en un torbellino de clases, prácticas, trabajos y proyectos, suelen relegar la nutrición a un segundo plano, optando por lo rápido y fácil, incluso a costa de la salud. Entre el estrés y el escaso tiempo disponible, los mitos sobre el costo y la falta de accesibilidad a alimentos sanos complican aún más el camino hacia una alimentación equilibrada. Pero ¿cómo se puede comer bien sin añadir estrés al día a día?
«Muchas veces vemos el ultraprocesado como algo negativo, pero hay productos de buena calidad que ahorran tiempo y son nutritivos», nos comenta Nuria García, profesora de Ciencias Gastronómicas en la Facultad de Turismo, quien enfatiza que, más que la falta de tiempo, «es cuestión de organización». El 'batch cooking', o la práctica de preparar comida en grandes cantidades para toda la semana, es, según García, una de las estrategias más efectivas para los estudiantes. «Si uno se organiza bien y planifica dos semanas de comidas, solo tienes que repetirlas. Así aprovechas productos de temporada y reduces el tiempo en la cocina».
Para quienes quieren comenzar a probar esta técnica de ahorro de tiempo, García recomienda recetas que sean versátiles y se mantengan frescas durante la semana, como una ensalada de lentejas mediterránea. «Solo hace falta mezclar lentejas cocidas con vegetales frescos, como tomate, pimiento y pepino, y aderezarla con un poco de aceite de oliva y vinagre». Además, esta ensalada se puede refrigerar y comer durante varios días, sola o acompañada de alguna proteína adicional.
Errores frecuentes: de las etiquetas a las preferencias
La mayoría de los estudiantes creen que el '0%' o 'light' es equivalente a 'saludable', un error que Nuria García identifica como común y que en realidad lleva a una dieta desequilibrada. «Lo importante es revisar los ingredientes y priorizar alimentos integrales y grasas saludables. Un yogur entero, por ejemplo, es mejor que uno '0%', ya que la grasa natural sacia más, evitando el hambre y el exceso de snacks», explica.
Por otro lado, Lucía Garamonte, estudiante de Periodismo, comparte sus hábitos alimenticios: «A mí no me gustan los precocinados, y aunque requiera tiempo, preparo purés o guisos con ingredientes frescos». Garamonte enfatiza la importancia de una despensa básica: «Huevos, yogures, carne picada y verduras son fundamentales; puedes preparar de todo y siempre es saludable y económico».
Las redes sociales como guía rápida para recetas
La presencia de recetas rápidas y sencillas en plataformas como Instagram o TikTok han facilitado que los estudiantes encuentren alternativas sanas sin sacrificar tiempo. Javier Domínguez, también estudiante de Periodismo, comenta: «A veces me propongo replicar recetas que veo en redes, y aunque no soy una experta, me gusta intentarlo». Este tipo de contenido, lejos de ser solo entretenimiento, puede ser una fuente de inspiración y una ayuda en la organización, pues muchos creadores de contenido también explican cómo hacer listas de compra y preparar ingredientes en lote.
García nos recuerda la sencillez del modelo del 'Plato de Harvard', una forma visual de asegurarse de incluir en cada comida un balance de proteínas, carbohidratos y grasas saludables: «Este modelo permite variar ingredientes según la temporada, manteniendo siempre una dieta nutritiva y equilibrada». Para los estudiantes del grado de Gastronomía, «alimentos como legumbres, que pueden comerse en guisos o en ensaladas, o fuentes de proteínas como los huevos y la pechuga de pollo, son ideales», señalan. Se trata de productos que, además de ser nutritivos, no suponen un coste exagerado.
Nuria García, profesora de Ciencias Gastronómicas en la Facultad de Turismo
Organización, información y simplificación
A pesar de las soluciones, la realidad no deja de ser difícil para muchos universitarios. «La mayoría de las veces no cuidamos nuestra alimentación», comenta Domínguez. «Llevar la universidad y todos sus compromisos nos hace querer simplemente ir a lo rápido», Laura Romero, graduada en Historia del Arte, concuerda: «En época de exámenes, la comida rápida se convierte en un salvavidas».
Jessica Torales, estudiante del doble grado de Magisterio y Filología Inglesa, por su parte, apunta a la dificultad de mantener el hábito de la fruta. «No como casi nada de fruta», admite. Y aunque las recetas en redes sociales pueden inspirar, admite que la improvisación es su principal estrategia.
Mantener una dieta equilibrada en la universidad es posible, pero requiere planificación y una cierta dosis de compromiso. El consejo unánime: no es necesario ser un chef ni invertir largas horas en la cocina, sino organizarse con compras eficientes y planificar las comidas semanalmente. Como dice García, «es cuestión de organizarse y entender qué es realmente saludable. Hoy en día, con la información al alcance de la mano, el primer paso es formarse y priorizar lo que se elige».
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