Irene Manzano
Lunes, 17 de febrero 2025, 12:16
Leena Siyam (Gaza, 2003) era una joven de 20 años que estudiaba en la Universidad de Al-Aqsa, en Gaza. Siyam salía con sus amigos a menudo, vivía con sus padres, su hermano y su gato. Una chica familiar, nada fuera de lo normal para una veinteañera, hasta que la guerra, o como ella prefiere llamarlo, «el genocidio», arrasó con los cimientos de su vida un 7 de octubre y la puso en pausa. No fue hasta casi un año más tarde, el 22 de agosto, cuando comenzó a rehacerla tras su llegada a Málaga. La Universidad de Málaga se encargó de su traslado desde Egipto para que la palestina continuara con sus estudios de Educación Primaria y Estudios Ingleses.
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-¿Cómo era tu vida antes del estallido de la guerra?
-Un mes antes de que empezara la guerra, mi vida podría decirse que era casi perfecta. Cursaba mi último año de Educación Primaria e Inglés en la universidad mientras hacía prácticas, estaba muy contenta porque me sentía realizada, hasta que comenzó la guerra el 7 de octubre de 2023.
-¿Qué pasó en la mañana de ese 7 de octubre?
-Me desperté como un día normal, eran casi las 6 de la mañana y estaba desayunando en la cocina. De repente, me asustó un estruendo, al principio no sabía qué podía ser, a los minutos, mi madre que se encontraba en casa y yo, nos dimos cuenta de que se trataba de bombas. Inmediatamente, llamamos a mi padre, que se encontraba de camino al trabajo para que volviera, porque pasara lo que pasara queríamos estar juntos. La vida se detuvo el 7 de octubre.
-A partir de ese momento, ¿qué sucede en vuestro día a día?
-Durante los primeros días de la guerra, cada familia palestina suele hacer tres cosas: primero, comprar tantos productos básicos como puedas, porque después no vas a encontrar nada; luego preparar una mochila, en la que pones toda tu vida, porque cuando tengas que evacuar, no puedes llevar todo lo que tienes, solo lo esencial, pasaportes, el móvil y algo de ropa; y por último, todos juntos dormimos en una habitación porque si algo pasa, todos morimos juntos o vivimos juntos.
-¿Cuándo tenéis que dejar vuestro hogar?
-Lo recuerdo perfectamente, el tercer día de guerra, el 9 de octubre. Esa mañana, avisaron a mi barrio, en el norte de Gaza, uno de los que hasta entonces eran seguros. Nos evacuaron y tuvimos que dejar nuestra casa. Pidieron a las personas que vivían en el norte de Gaza que se trasladaran al sur de Gaza, porque anunciaron que el norte de Gaza era un campo de batalla, que lo iban a atacar.
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-¿Cómo os desplazasteis hasta el sur?
-Caminamos casi tres horas, ya que no nos dejaron ir en nuestro coche y se quedó en el norte de Gaza. Mientras andábamos, las fuerzas israelíes nos rodeaban con sus tanques y pedían que nos paráramos para investigarnos.
-¿Cómo es la vida en Gaza durante la guerra?
-Desde el primer día cortaron la electricidad. Pero las personas que tenían placas solares a veces daban electricidad a los vecinos para que pudiéramos cargar nuestros teléfonos y poder conectarnos a Internet. El resto del tiempo, Internet estaba cortado y no teníamos conexión con el mundo exterior, por ejemplo, mi hermano se fue de Gaza antes de que empezara el genocidio, así que cuando estábamos allí y no había conexión él no podía contactarnos. Fue una situación terrible, no podía asegurarse de que estuviéramos vivos.
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-¿Había comida y agua para todos?
-No, había problemas con la comida, controlaban la entrada de la comida y el agua. Toda la gente de Gaza perdió peso durante la guerra. Por ejemplo, yo perdí 10 kilos durante la guerra, mi madre también, mi hermano y todos nosotros porque no había comida, y si comías, era solo una vez al día, y no era una comida equilibrada, no obtenías todos los nutrientes que necesitabas. En mi caso, soy bastante exigente con la comida, no como cualquier cosa, así que fue muy difícil para mí. Pero logramos sobrevivir, y diré que estábamos en una situación mejor que otras personas, así que siempre agradeceremos que al menos teníamos comida.
-¿Cómo huís hacia Egipto?
-Para salir de Gaza necesitas pagar 5.000 euros por persona. Mi familia no era rica, pero estaba dispuesta a pagar todo lo que tenían para salvarnos y para ello gastó los ahorros de toda su vida.
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-¿Tus amigos y familiares consiguieron escapar?
-No todos, aún tengo tíos, tías, mis amigos están en Gaza y mi mejor amiga, ella está en el norte de Gaza donde están las fuerzas de ocupación israelíes. La situación está empeorando, la familia de mi mejor amiga fue rodeada en su casa por fuerzas israelíes durante 13 días sin comida ni agua y prácticamente no podían moverse para que las fuerzas israelíes no vieran que había alguien dentro de la casa. Durante este tiempo, no pude contactar con ella, no tuve ninguna noticia, después, pude llamarla y cuando hablamos solo lloramos porque no imaginábamos que esto iba a sucedernos.
-¿Cómo llegaste aquí a Málaga?
-Fue un proceso muy difícil, muy duro. Recuerdo la primera vez que contacté con la Universidad de Málaga. Bueno, hace dos años fui estudiante Erasmus en Málaga de septiembre a febrero, luego volví a Gaza y entonces ocurrió el genocidio. El 22 de diciembre de 2023 me puse en contacto con la Universidad de Málaga para preguntarles si podía continuar mis estudios allí porque ya me conocían, ya tenían mis papeles y les envié un correo electrónico. Llegué a España el 22 de agosto, ocho meses después de que enviara la solicitud, ocho meses de estrés, tensión, ansiedad…
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-¿Actualmente los palestinos pueden trabajar?
-Nadie puede trabajar, no hay quien trabaje durante el genocidio, porque no puedes trabajar, no hay nada para trabajar y la gente dejó de recibir salario. También están gastando en algo que es tan caro ahora mismo, como te dije, casi 10 veces su precio original, así que realmente la situación allí es muy mala, no hay salario, no hay ingresos para la gente.
-¿Crees que seguirás viviendo aquí una vez que acabes tus estudios?
-Todavía no lo sé en realidad porque quiero volver con mi familia, pero al mismo tiempo quiero tener mejores oportunidades y creo que en España puedo encontrarlas. Además, es un país muy acogedor y la gente es muy agradable. Pero no puedo decir algo realmente seguro porque realmente no lo sé. Pero si tengo la oportunidad, me quedaré aquí.
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-¿Piensas volver algún día a Gaza?
-Mi padre definitivamente volverá a Gaza, quiere volver a nuestra casa. Es duro porque el 9 de octubre fue la última vez que dormí en mi cama, así que mi padre moriría por volver a Gaza, yo moriría por volver, pero la cosa es que volver a Gaza es simplemente vivir sin nada. Dios me dio una oportunidad de salir, así que quiero aprovecharla. Cuando Gaza se reconstruya, volveré porque es mi patria. Mientras tanto lo único que puedo hacer es educar a la gente, contarle la verdad de lo que realmente está sucediendo.
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