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Irene Manzano
Lunes, 11 de noviembre 2024, 12:14
Álora ha sido, probablemente, el municipio más afectado por el paso de la DANA en la provincia de Málaga. En los últimos días, los universitarios se organizaron para acudir al pueblo y colaborar para hacer frente a los cuantiosos daños provocados a su paso por la tormenta. En medio de esta ola de solidaridad, muchos de estos jóvenes se desplazaban hasta la zona con sus propios vehículos ante el asombro de las autoridades. El concejal de urbanismo, Francisco Javier González (1992, Málaga), expresó su admiración: «Nos hemos quedado sorprendidos con todos los estudiantes que han venido a colaborar».
Casi medio centenar de estudiantes de diversos grados junto con una de las profesoras de Educación social y tres trabajadores de UMA llegaron al municipio y se prestaron como voluntarios ante las autoridades para ayudar en las tareas de limpieza de las viviendas de particulares. «Se encontraron una vivienda prácticamente inaccesible por el lodo y la dejaron totalmente limpia», subrayó González.
El alcalde de Álora, Francisco Martínez, manifestó que desde el Ayuntamiento «están intentando restablecer la normalidad del municipio». Por su parte, el concejal de urbanismo expuso que la situación se encontraba más controlada: «Esperamos terminar muy pronto con los trabajos prioritarios, es decir, las limpiezas de interiores de viviendas y quedarían los exteriores que necesitan de gran maquinaria».
Situación complicada
Carlos Loring (2004, Málaga), alumno de Educación social, se trasladó con sus compañeros con la intención de cooperar en la causa. Sin embargo, descubrió una complicada realidad: «La situación está mal, sobre todo están afectadas casas de campo que tienen cultivos que han quedado enfangados o directamente los han perdido todo».
Lo que más le preocupó fue la falta de organización entre las propias autoridades: «Al principio nuestra idea era ir a cuatro casas particulares y luego que Protección Civil se encargarse de destinarnos a otros sitios porque éramos muchos, pero nos cambiaron los planes… Estuvimos horas mirando lo que se hacía cuando nosotros teníamos todo organizado», destacó Loring.
Se dividieron en dos grupos, la gran parte, estuvieron trabajando en una casa en la que nadie había ido a ayudar hasta ese momento. El futuro educador social se espantó al observar las condiciones de la vivienda: «Había barro por todas partes, otras zonas inundadas, y hemos tenido que tirar electrodomésticos, ropa, juguetes… El dueño nos lo agradeció mucho».
Loring consideró que entre todos los voluntarios realizaron unas labores de limpieza muy eficientes y exhaustas: «Ninguno de nosotros ha dudado a la hora de ayudar, desde que hemos llegado, todos nos hemos puesto a trabajar porque lo sentimos de verdad y las ganas han podido con el cansancio, el barro y el agua».
El estudiante recordó que el movimiento de cooperación, a pesar de haber sido creado por los de Educación Social, realmente se aspira con él a que toda la comunidad universitaria se vuelque. «Los materiales que hemos comprado, herramientas, productos de limpieza y de higiene, se encuentran en la Facultad de Educación, si se piden, se les facilitarán», declaró.
Los jóvenes como referentes
Desde la junta de gobierno del Ayuntamiento de Álora se mostraron muy agradecidos con los voluntarios. «Estos grupos de estudiantes son fantásticos porque se organizan muy bien entre ellos y sacan mucho trabajo en poco tiempo», les felicitó el concejal. Además, González los animó a que iniciaran nuevos proyectos porque, de primera mano, comprobaron que «un grupo bien organizado es capaz de hacer trabajos que parecían imposibles».
El edil reveló que se había sorprendido gratamente con los jóvenes: «A veces pensamos que los jóvenes solo actúan por las redes sociales y estos días, pudimos comprobar que no es así. Alrededor del 85% de los voluntarios que están trabajando en las labores de limpieza son menores de 30».
González admitió que había sido muy crítico tanto con los 'influencers' como con las redes sociales y que nunca se imaginó que estas pudieran utilizarse para que los estudiantes se movilizaran. «Chicos y chicas que pala y cepillo en mano se han llenado de barro hasta las orejas, y no para subir una foto y posturear. Vienen con muchísimas ganas de trabajar y de arrimar su grano de arena». Y añadió que esperaba que la próxima vez que visitaran Álora fuera para disfrutar del pueblo.
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