Juan Antonio Fernández Rivero y Teresa García posan con una de las fotografías más antiguas de su colección histórica. Ñito Salas

Llega a la UMA la colección de fotografía histórica de Fernández Rivero

La pasión compartida de Juan Antonio Fernández Rivero y Teresa García consta de 75.000 piezas

Isabel Cisneros

Martes, 5 de marzo 2024, 11:08

Más de tres décadas de búsqueda, trabajo y pasión. Eso es lo que representa la colección de fotografía histórica de la pareja formada por Teresa García y José Antonio Fernández Rivero, que pronto estará disponible para todo el público a través de la Universidad de Málaga porque, como señala García, «qué mejor institución para que nos respalde que la UMA».

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El trabajo de un coleccionista, además de amor por lo que haces, necesita mucho esfuerzo. Fernández Rivero recuerda que él empezó en esto porque comenzó su andadura como investigador, y al consultar la historia fotográfica de Málaga se dio cuenta de que «faltaban muchas cosas». Ahora, después de 35 años de recopilación, las 75.000 piezas de la colección estarán disponibles para todo el que quiera verlas en un portal que se creará a través del Centro de Tecnología de la Imagen de la Universidad de Málaga.

«Este es un proyecto que hemos tenido en mente durante muchos años porque queríamos que la sociedad viese la colección, pero necesitábamos el respaldo de alguna institución para que no fuese un proyecto que terminase a corto plazo, sino que consiguiésemos que se dilatara en el tiempo porque requiere mucho esfuerzo y qué mejor que hacerlo de la mano de la UMA», aclara Teresa García.

Fernández Rivero cuenta que todo surgió el año pasado cuando asistieron al primer Congreso Internacional del Centro de la Fotografía en el que «llegaron varias opciones de diferentes plataformas que podían acoger la colección y nosotros decidimos hacerlo con la UMA porque pensamos que era lo ideal». «La Universidad de Málaga ya tiene una sección de fotografía en el CTI con colecciones del siglo XX, para las que ya contaron con todo el aparataje informático y técnico, es decir, ellos ya tenían el sistema y no teníamos que conseguirlo nosotros porque vimos que ese funcionaba bien y, además, que la Universidad tenía esa intención y voluntad para llevar todo el trabajo a cabo», añade Fernández Rivero.

La colección de fotografía histórica tendrá una plataforma como entidad propia vinculada a la UMA, por lo que todo esto lleva un proceso de digitalización. La ventaja es que la Universidad de Málaga ya ha iniciado ese proceso con otros proyectos. Además de la dificultad que tiene este proceso, Fernández Rivero comenta que «todo se ha retrasado más porque también ha coincidido con las elecciones a final de año de la UMA, han tenido que resolver una serie de permisos y demás. Después, se ha tenido que implantar todo el aparataje del CTI informáticamente para que nosotros podamos empezar a meter imágenes, que esto es lo que está alargando más el proceso». Los coleccionistas afirman que calculan unos dos meses aproximadamente para poder empezar esta labor de volcado. «Yo confío en que falte poco tiempo, pero el público tendrá que ser paciente porque nosotros podremos subir entre 2.000 y 5.000 imágenes por año y tenemos 75.000», apunta Fernández Rivero. A pesar de esto, la colección se abrirá al público al mismo ritmo que Teresa García y Juan Antonio Fernández Rivero vuelcan las fotografías.

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Un viaje fotográfico

La colección Fernández Rivero es de fotografía histórica centrada, en mayor medida, en la fotografía española del siglo XIX y primera década del XX. En todas las colecciones hay algunas piezas más importantes o más especiales que otras y en esta, de 75.000 piezas, no iba a ser menos. «Nosotros tenemos unos criterios definidos para incorporar fotografías a nuestra colección, no se trata de acumular porque sí. Se tienen que cumplir una serie de requisitos y que aporten un valor añadido a lo que tenemos establecido como lo mínimo, lo básico, y claro, ahí entran algunas que son muy importantes para la historia de la fotografía española. Algunas de nuestras fotos son únicas porque son muy difíciles de encontrar y llevamos 30 años buscando y por eso nuestra colección es una de las más importantes de Europa», explica Fernández Rivero.

Uno de los aspectos que señala el coleccionista es que es una colección de fotografía histórica y que eso es «una distinción fundamental». «No tiene nada que ver una colección de fotografía de actualidad con toque artístico. En una colección de esto último si tienes 400 piezas ya son muchas, en una colección histórica es diferente, porque igual compras un álbum de viaje de 1870 y ya solo eso trae 70 fotografías», cuenta Fernández Rivero.

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Esta colección se configura también como un recurso de referencia para la investigación y difusión del patrimonio fotográfico y de su historia. Así, reúne materiales de todas las técnicas y formatos utilizados durante el siglo XIX e incluye secciones especiales para la fotografía estereoscópica y la relacionada con Málaga y su provincia. Asimismo, los álbumes fotográficos del XIX o ejemplares únicos de técnicas usadas durante este siglo como los daguerrotipos, primer procedimiento fotográfico para captar imágenes, o de los primeros procedimientos a color, autocromo y dufaycolor, ocupan también un lugar notorio en la colección.

Entre sus fondos destacan piezas de los más renombrados autores de la historia de la fotografía como William Henry Fox Talbot, Julia Margaret Cameron, Jean Laurent, Charles Clifford o Hill & Adamson, entre otros muchos.

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«Todo este tiempo se ha basado en una búsqueda constante. La colección crece poco a poco porque, a medida que tú empiezas a explorar el mercado, te vas abriendo nuevas puertas; pero normalmente el mundo del coleccionismo es un poco oscuro porque hay muchas dificultades para que el que vende entre en contacto con el que quiere comprar y también hay mucha discreción con las fuentes, un colega tuyo no te va a decir cuál es la suya, por eso es un camino muy progresivo», explica Fernández Rivero.

Juan Antonio Fernández Rivero observa la fotografía más antigua de Málaga, que se trata de una imagen tomada en la Alameda en 1851. Marilú Báez

Teresa García añade que cuando ya empezaron en este mundo, poco a poco fueron descubriendo cuáles son los canales de comunicación de las fotografías. «Existe un mercado real y ahí es donde conoces cuáles son los marchantes, cuáles son y dónde se concentran las subastas. Cuando va pasando el tiempo, subes el nivel y vas a subastas internacionales», cuenta García.

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«Ha habido una diferencia muy grande con el paso del tiempo y la llegada de Internet después de los primeros años, que nos ha abierto muchas puertas. Además, otro punto clave es que la fotografía se ha prestigiado, ya la gente no desprecia el fondo fotográfico familiar que antes aparecía en un armario y terminaba en la basura. La sociedad ha empezado a ser consciente de que esas fotos tienen un valor y que hay un mercado ahí», expresa Rivero. Los coleccionistas explican que este factor ha salvado muchas de esas instantáneas que han ido a parar a manos de coleccionistas o de museos que han salvaguardado la preservación.

Teresa García destaca que a ellos les ha ayudado mucho que siempre han «ido de la mano de la investigación histórica». «Siempre hemos caminado en la misma sintonía de la investigación, hemos publicado y estamos abiertos a todo tipo de investigación sobre fotografía española del siglo XIX. También es que cuando llevas el tiempo que cumplimos nosotros en este mundo del coleccionismo sabes más que cualquiera que te vaya a vender y eso es muy importante, no nos tiene que asesorar nadie sobre cuáles son las piezas que hay que comprar. Es muy importante que conozcas la historia de la fotografía para saber por dónde tirar», añade Rivero.

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«Nosotros también hemos observado que el hecho de que publiquemos, saquemos fotografías y le demos valor a un autor determinado, al poco tiempo, hace que esa fotografía se revalorice. También influye si hay una pieza de ese autor por ahí escondida y de pronto sale a la luz y llegue a manos de cualquiera que pretenda conservarla», afirma García.

Los caminos por donde llegan las fotografías, García los califica de «rebuscados o complicados», pero señala que después de tantos años, «saben perfectamente dónde puede haber piezas exclusivas, como en anticuarios» y también ocurre que son «los mismos vendedores los que te contactan para saber si te interesa comprar o no».

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El coleccionismo suele describirse como un mundo que requiere alto nivel económico. Sin embargo, Fernández Rivero confirma que en una colección de fotografía histórica «no es necesario ser un gran millonario» y que hay muchas «colecciones muy valiosas de pintura en las que tampoco hace falta invertir grandes cantidades de dinero». «Evidentemente, alguna vez hay que hacer un exceso y tienes que tener un más liquidez y economía de la media porque si no, no puedes acceder a subastas internacionales y tu colección se limitaría a piezas de menor cuantía; es decir, que si quieres tener lo mejor, necesitas algo más», aclara Rivero.

Una pasión compartida

Una de las ventajas que tienen estos coleccionistas como pareja es la de compartir esta pasión por la fotografía histórica, ya que, en otro caso, todo sería más complicado. «Tengo algunos colegas que me envidian muchísimo porque Teresa y yo estamos unidos en esto y no tienen esa suerte que vivimos nosotros. Vamos a un congreso o una feria y lo hacemos juntos y eso es una ventaja enorme. Ahora ya estamos jubilados y para nosotros lo es todo, porque es como si entre los dos llevásemos cualquier institución con su departamento de compra, de reproducción, de catalogación… Todos los ámbitos somos los dos. Además de la actividad de cualquier persona, nosotros nos dedicamos a estar cuatro horas por la mañana y cuatro horas por la tarde trabajando en nuestra colección, pero ojo, lo hacemos con mucho gusto. Si al final lo compartes con la persona que tienes al lado es más bonito», comenta entre risas y emocionado Rivero.

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«Juan siempre ha sido fotógrafo aficionado al que le ha encantado dominar las técnicas y entiende la fotografía como una práctica, y yo al mismo tiempo soy historiadora y documentalista, o sea que mi vida profesional ha sido la de bibliotecaria y documentalista; por lo que tenemos una base profesional que nos ha capacitado para hacer esto posible», comenta Teresa García.

La coleccionista apunta que quieren abrir y difundir todo su trabajo para que la gente la vea, ya que afirma que entienden la fotografía histórica como investigación y esto se trata de una labor de transferencia. «Constantemente se descubren cosas nuevas que alguien tiene en un altillo o en un álbum de casa. Nosotros asumimos el coleccionismo como una unión con la investigación y la difusión para que llegue a la sociedad para preservar este patrimonio porque si no existe gente que haga lo que estamos iniciando nosotros seguirá ocurriendo como, lamentablemente ha pasado en Málaga, que se han tirado a la basura cajas enteras de cristales negativos y fotografías», declara García. Fernández Rivero agradece el apoyo de la Universidad de Málaga y hace hincapié en que, «sin el apoyo de instituciones como la UMA no sería posible».

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