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La profesora de la UMA Laura Triviño Cabrera posa en una mesa con un tablero de ajedrez. Crónica
«Intento que mis estudiantes se conviertan en un futuro profesorado que ofrezca referentes femeninos»

«Intento que mis estudiantes se conviertan en un futuro profesorado que ofrezca referentes femeninos»

Laura Triviño Cabrera, profesora de la UMA. Doctora en Educación y Comunicación Social, máster en Género, Identidad y Ciudadanía, licenciada en Humanidades, licenciada en Filosofía o graduada en Historia del Arte, se ha posicionado entre los diez finalistas del premio al 'Mejor Docente de España 2020'

CLAUDIA ARANDA

Martes, 2 de febrero 2021, 00:03

Dice mucho de una persona que el castigo más recurrente que le imponía su madre de pequeña fuera no dejarla leer libros. Y dice más aún de ella si ese apego por los libros y ese anhelo por conocer la acompañan hasta verse reflejados en sus posteriores diez titulaciones universitarias. Doctora en Educación y Comunicación Social, máster en Género, Identidad y Ciudadanía, licenciada en Humanidades, licenciada en Filosofía o graduada en Historia del Arte son algunos de los diez títulos que la profesora de la Universidad de Málaga Laura Triviño Cabrera posee.

Recientemente, se posicionó entre los diez finalistas del premio al 'Mejor Docente de España 2020', más conocidos como los Goya de la Educación. A pesar de no haber recibido el premio, no extraña que esta docente se encuentre entre los diez mejores de España, ya que su amplia formación académica y su vocación por la educación la han acompañado desde sus inicios.

-¿Tuvo claro desde siempre que quería ser profesora?

«Existió siempre una vocación docente en mí, aunque no pensara en ser profesora» «El feminismo no es una moda, un eslogan, es un compromiso ético que tiene un fin pacífico y noble»«El feminismo vende. Beyoncé y la industria cultural que lo ampara lo sabe» «Debemos pensar que podemos mejorar nuestro entorno, aunque sea de forma reducida»

-Realmente, no me planteé ser profesora hasta que cursé la primera licenciatura. Únicamente, decidí qué quería estudiar, pese a que el profesorado del instituto me aconsejaba que con mis buenas calificaciones tendría que estudiar una carrera universitaria con más 'prestigio social' y con más salidas profesionales. Finalmente, me decanté por la licenciatura en Humanidades que concentraba aquello en lo que me quería especializar. En esa etapa es cuando me empecé a plantear la profesión docente. No obstante, debo decir que existió siempre una vocación docente en mí aunque no pensara en ser profesora. Pienso que fue determinante ayudar a mi hermano pequeño con sus estudios. Me daba cuenta que el tiempo pasaba muy rápido y que disfrutaba cuando le explicaba a mi hermano cómo hacer un comentario de texto. Y también recuerdo cómo me las ingeniaba para que mis compañeras pudiesen recordar los acontecimientos históricos que debíamos conocer para la prueba de selectividad.

-Entonces, ¿tenía esa vocación de la que hablan, tan importante para las personas que se dedican a la docencia?

-Sí, la vocación estaba en mí, aunque puede que me resistiese. Es curioso, pero en los últimos tiempos, cada vez escucho más quienes hablan de que realmente eso no es lo importante o no existe la vocación. He meditado sobre estos planteamientos y llego a la conclusión de que las dificultades para encontrar trabajo y la frustración por no poder trabajar en lo que realmente nos apasiona conlleva a que quizás alejemos de nuestro camino un ideal que no puede convertirse en realidad: la vocación. La vocación es necesaria. En mi caso, decidí contar con una formación humanística por vocación y terminé como profesora por vocación. Aunque siempre quise ser profesora de filosofía en Secundaria, llegando a aprobar las oposiciones pero sin plaza; la vida me ha llevado a ser profesora del futuro profesorado de educación primaria y secundaria.

-¿Desde cuándo está ligada a la Universidad de Málaga como docente investigadora?

-Empecé como profesora sustituta interina en 2013, en el área de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Málaga; obtuve plaza de profesora ayudante doctora; actualmente, soy profesora contratada doctora en dicha área. En cuanto a mi etapa anterior, he sido profesora en la Universidad de Sevilla, becaria FPU en la Universidad de Cádiz y actualmente ejerzo de profesora tutora en la UNED en Historia del Arte.

-Leyendo su currículum en la Universidad de Málaga, es usted una mujer muy dedicada a los estudios feministas y de género. ¿De qué forma lleva esta formación feminista a sus clases?

-Efectivamente, soy profesora feminista y me entristece que se haya reducido a una etiqueta, olvidando que detrás de una profesora feminista real existen años de investigación científica y de formación. El feminismo se encuentra en una encrucijada porque se ha convertido en un producto mediático de consumo que se puede ver en eslóganes de camisetas de multinacionales, en los discursos de 'influencers', cantantes, actrices... de la hegemonía cultural estadounidense. El feminismo no es una moda, el feminismo no es un eslógan, es un compromiso ético que tiene un fin pacífico y noble. Me planteo cómo algo tan simple de asimilar puede desvirtuarse y convertirse en una problemática social tan compleja. Y es aquí donde aparece la investigación científica feminista, que es extensible a todas las áreas de conocimiento y he aquí su riqueza y su pluralidad. Desde mi punto de vista, el feminismo es un movimiento plural que no tiene banderas, no desea venganza, no tiene límites geográficos... se construye desde todas, todos y 'todes' hacia todas, todos y 'todes'. Por tanto, teniendo en cuenta esto, como profesora, mi reto es que el alumnado -futuro profesorado- se de cuenta que existe un currículum oculto que favorece este sistema.

-¿Qué mensaje intenta transmitirle a su alumnado en este sentido?

-Nuestras asignaturas pueden pasar de ser una anécdota más en la vida del alumnado a ser un punto de inflexión para la formación de una ciudadanía crítica, empática y empoderadora consigo misma y con quienes están en una situación de inferioridad. Como docentes debemos pensar que el aula puede convertirse en un espacio reflexivo y transformador, mediante el que el alumnado se atreva a sospechar y a comprometerse a formar seres humanos que se acerquen a la otredad desde el consenso y el entendimiento y no desde el odio. Por tanto, concibo la educación como una herramienta poderosa que fomente el anhelo por saber y el anhelo por cuestionar, pero con una finalidad conciliadora, no destructiva. Pienso que la situación está mejorando, hace un par de años, cuando lanzaba la pregunta a mis estudiantes de si se consideraban feministas, una gran parte de la clase afirmaba que no, porque no estaba de acuerdo con la superioridad de las mujeres sobre los hombres. Ante esto, mi respuesta era: ¿podéis buscar qué significa feminismo? Movimiento que promueve la igualdad entre hombres y mujeres. Así es, el feminismo es un movimiento que favorece a todas aquellas personas que creen en un mundo justo, igualitario y equitativo.

-La invisibilidad de las mujeres en los libros de texto es también un tema muy estudiado por la investigación feminista actualmente, ¿cuál es su opinión y su experiencia respecto a este asunto?

-Para responder a esta pregunta parto de mi experiencia como alumna. Recuerdo la asignatura de Historia del Arte en bachillerato y buscar y rebuscar en el libro de texto si había alguna mujer pintora. Ninguna mujer artista en todo un año de asignatura. En mi caso, no me atreví a preguntar al profesor. ¿Qué hice? En aquel momento no teníamos Internet en mi casa y, por mí sola, me fui viendo uno a uno todos los volúmenes de la enciclopedia Larousse que teníamos hasta que encontré a la pintora impresionista Berthe Morisot. Este hecho fue determinante posteriormente porque acabé investigando y rescatando a mujeres pintoras gaditanas del siglo XIX. Es así como publiqué el libro 'Ellas también pintaban' y realicé la tesis doctoral sobre la pintora Anselma. Afortunadamente, se despertó en mí este interés, pero en la mayoría de casos, lamentablemente, esta pregunta no aparece en el alumnado y sin que te percates, estás asumiendo que, al fin y al cabo, los hombres fueron grandes genios y que ellos tienen un talento que las mujeres no tienen. No solo son necesarias las genealogías de mujeres en las diferentes materias; sino que es fundamental que conozcamos el contexto histórico y social por el que las mujeres no tenían las mismas oportunidades que los hombres en la sociedad que le tocó vivir. Intento que mis estudiantes se conviertan en un futuro profesorado que ofrezca referentes femeninos no solo a las niñas sino también a los niños.

-¿Qué soluciones propone al respecto?

-El hecho de que la legislación educativa y los libros de texto no contemplen, o contemplen de forma muy reducida, más bien como anécdotas, a las mujeres no significa que el profesorado no pueda incluirlas en sus materias. Recientemente, junto con mi alumna Marta Marín, desarrollamos un proyecto didáctico mediante el que niñas y niños de educación primaria se acercaban a la educación artística conociendo los géneros pictóricos cultivados por las pintoras que recientemente habían protagonizado exposiciones en el Museo Nacional del Prado. Creamos un vídeo educativo para que el alumnado conociera a dichas pintoras y los obstáculos a los que las mujeres se vieron sometidas en su época para dedicarse al Arte. He aquí lo que comentaba, la solución se encuentra en visibilizar nombres de pintoras pero sin olvidar explicar sus circunstancias.

«Existió siempre una vocación docente en mí, aunque no pensara en ser profesora»

«El feminismo no es una moda, un eslogan, es un compromiso ético que tiene un fin pacífico y noble»

-¿Ocurre también este borrado de la historia de las mujeres en el temario de la facultad?

-En relación a la Facultad de Ciencias de la Educación he de decir que me siento muy orgullosa de formar parte de una facultad que cuenta con profesorado tan comprometido con el feminismo y la perspectiva de género. Pienso que el feminismo es ante todo colectivo. Como dijera Simone de Beauvoir, «El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente», y justamente pienso que esta idea está en el equipo docente y que también es favorecida en nuestra Universidad de Málaga. Debo destacar el papel tan importante que llevan las compañeras y los compañeros que formamos parte del Seminario de Estudios Interdisciplinares de las Mujeres y las grandes expectativas que tenemos con la creación del Instituto Universitario de Investigación de Género e Igualdad (IGIUMA) de la UMA.

-¿Considera a las redes sociales aliadas o enemigas del feminismo? ¿Y de la educación?

-He investigado sobre cómo es fundamental que la cultura mediática sea introducida en la formación inicial del profesorado. Vuelvo de nuevo a situarme como alumna. Recuerdo ser alumna de educación secundaria y vivir intensamente el fenómeno Spice Girls y 'Girl Power'. Fue la primera vez que me aproximé al feminismo y la primera vez que escuchaba hablar de roles y estereotipos a través de canciones. También recuerdo que mis compañeras le pedían al profesor de inglés si podíamos hablar de la famosa canción 'Wannabe' y su respuesta, lógicamente, era negativa. Pues resulta que dos décadas después las Naciones Unidas rescatan la famosa canción y con el hastag #WhatIReallyReallyWant... persiguen concienciar sobre la igualdad y el acceso a la educación de las niñas. No me hablaron de feminismo y mi única idea del feminismo dependía de cinco cantantes que, al fin y al cabo, también asumían roles específicos para las mujeres y estipulando cánones de belleza. Por tanto, ese feminismo al no ser tratado como contenido en la escuela, corre el riesgo de ser mal interpretado. Como todo, tiene sus inconvenientes y es ahí donde el profesorado tiene que ayudar a comprender la realidad y no dejar en manos de las redes sociales la desvirtualización del feminismo. Investigo cómo las jóvenes están definiendo su feminismo desde la cultura mediática y desde las opiniones que forjan desde redes sociales; y cómo desde la formación inicial del profesorado de Ciencias Sociales podemos deconstruir esos planteamientos, ofreciendo una alternativa crítica.

-En una entrevista contaba que utiliza a artistas como Rosalía o Beyoncé en sus clases. ¿De qué forma lo hace?

-El feminismo vende. Beyoncé y la industria cultural que lo ampara lo sabe. Beyoncé utilizó la palabra FEMINIST en su actuación y en una de sus canciones incorporó la definición de feminismo dada por Chimamanda Ngozie Adichie. Gracias a eso, muchas chicas se sumaron al movimiento feminista. Analicé videoclips de Beyoncé y en su propia trayectoria se puede observar el impacto del feminismo. En su primer videoclip, 'Crazy in Love', Beyoncé aparece en el interior de un coche al que Jay-Z prende fuego, hasta llegar al impresionante videoclip 'Formation', en el que reivindica la visibilidad de las mujeres afroamericanas con un discurso en el que deja patente una disyuntiva: si tienes dinero, consigues igualdad. El proyecto @Filosoflips ha sido una de las grandes satisfacciones que he podido tener como profesora e investigadora feminista por varias razones. Filosoclips surge ante una investigación que habíamos diseñado y que pusimos en práctica desde el proyecto I+D sobre 'Produsage cultural en las redes sociales: industria, consumo popular y alfabetización audiovisual de la juventud española desde la perspectiva de género'. La idea era enseñar las obras y los planteamientos de mujeres filósofas como Olympe de Gouges, relacionándolas con la realidad en la que vivía el alumnado. Para ello, seleccionamos un videoclip y una canción que se convirtió en todo un himno feminista como fue 'Lo Malo'; en el contexto de la Primera Huelga Internacional Feminista en España.

«El feminismo vende. Beyoncé y la industria cultural que lo ampara lo sabe»

Debemos pensar que podemos mejorar nuestro entorno, aunque sea de forma reducida»

-¿Cuál es el mensaje que más claro le gustaría dejar entre su alumnado?

-Hay una frase de Margaret Mead que pienso que define mi idea de educación y en la que pienso cada vez que estoy en un grupo-clase de futuro profesorado: «Nunca dudes de que un pequeño grupo de personas reflexivas y comprometidas puede cambiar el mundo». Frente a la desesperanza, frente a la apatía, frente a la deshumanización... debemos pensar que podemos mejorar nuestro entorno aunque sea de forma reducida porque de lo contrario nuestra vida no tiene sentido.

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