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Nacho Carmona
Martes, 31 de octubre 2023, 10:10
Juan Carlos Torres (Málaga, 2001) ha vivido un Erasmus diferente. Lejos de levantar copas para emborracharse, 'Juanqui', que es como le conocen, se dedicó a levantarlas para celebrar dentro de los pabellones, porque así se lo había ganado en la pista. Portero de fútbol-sala ... desde siempre, puso rumbo a la localidad italiana de Perugia, paradójicamente, para desconectar del fútbol-sala. «Me fui por muchos motivos y, aunque sorprenda, también para desconectar del fútbol-sala», reconoce, ya en Málaga. Este recién graduado en Enfermería ha sido portero en La Presentación, El Palo-Pedregalejo, en la Universidad de Málaga y ahora en Coín. «Me eché un par de pachangas allí y al mes y medio o dos meses me ofrecieron jugar en un equipo fútbol-sala. Al principio dije que no, pero al final acabé entrenándome con ellos», sigue.
Su equipo, el Gadtch 2000, estaba instalado en la Serie C, lo que en España equivaldría a Tercera División. Este equipo de la localidad italiana de Perugia acabó el pasado curso proclamándose campeón de Liga y también de la Copa Regional, consiguiendo un histórico doblete cuya guinda fue el ascenso a la Serie B.
Perfectamente integrado en el equipo y también en el ambiente a que perteneció durante un año, reconoce no haber tenido problema con el idioma. Y explica por qué: «Me pedí el destino sin tener ni idea de italiano. En junio, cuando acabé los exámenes, me apunté a una academia. Lo hice porque estudiaba Enfermería y para las prácticas me lo exigían. Allí me ofrecían un curso, entre B1 y B2, pero sin base era para nada. Estuve todo el verano escuchando música en italiano y jugando al Duolingo».
Recapitulando y por contextualizar su decisión y también quien es él, un breve repaso a su intensa trayectoria deportiva pese a tener sólo 22 años: en los cinco años que jugó en las filas de la UMA, el guardameta alternó las dinámicas del equipo filial y también del primer equipo, militante en Primera y Segunda División. Fue, durante años, el portero titular del UMA Los Olivos, el segundo equipo, y el suplente de 'Cone' en el UMA Antequera. La intensidad con la que se trabaja en un equipo de élite le llevó a hacer un paréntesis para bajar las revoluciones: «Estar cinco años en la UMA, al rendimiento que exigía, en Bachillerato y la carrera, con lo que eso conlleva, me hizo acabar un poco cansado».
Como dato curioso, Juanqui ha jugado en las cuatro principales categorías de nuestro fútbol-sala. En Tercera jugó con el filial de la UMA, en Segunda B lo hizo con El Palo-Pedregalejo cuando sólo tenía 16 años y en las dos pertenecientes a la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), con la camiseta del UMA Antequera, equipo con el que es campeón de la Copa del Rey cuando el equipo jugaba en Segunda. No disputó ningún minuto en esa 'Final Four' en la que se midieron contra Industrias Santa Coloma, en semis, y frente a Valdepeñas en la final por una lesión, aunque estuvo allí para ser testigo directo de una de las más épicas hazañas de nuestro deporte.
Además, Juanqui tocó el cielo en abril de 2021. Suplente habitual de Cone, el meta del conjunto universitario y en una de las temporadas en las que el club aún militaba en Primera, se tuvo que vestir de corto en uno de los partidos más difíciles de jugar para cualquier canterano: era contra el Levante, el entonces líder de la clasificación, en su campo, Paterna. La situación que se encontró fue la siguiente: Cone salió del área para blocar un balón, le dio con la mano y acabó expulsado. Su recambio en el banquillo era él. Asombrado, relata dos años y medio más tarde cómo lo vivió en sus carnes: «Recuerdo estar calentando con Davilillo Velasco. Cuando vi que le dio con la mano me quedé quieto, petrificado. Me dijeron que me tocaba a mí. No era muy consciente en ese momento. Cuando entré al campo, las dos primeras paradas fueron paradones, porque además, como lo habían expulsado, salí con un jugador menos en nuestro equipo. Me relajé más tarde tras hacer varias paradas y entre los que vieron el encuentro me eligieron como MVP del partido».
Y obtuvo un premio extra: entró en el quinteto ideal de la jornada. «La verdad es que lo que más me impactó fue el premio en sí. Perdimos 6-3 y pusieron una de mis paradas cómo una de las mejores de la jornada. Yo estaba en una nube. Fue brutal».
Su experiencia como estudiante de Erasmus, en líneas generales, fue intensa y bonita. «Me ha servido para muchas cosas, aunque he tenido muchas horas de prácticas y la organización allí no es que sea espléndida», reconoce entre risas. «Con la gente y los amigos, súper bien. Los compañeros del equipo son todos geniales y uno de ellos ha estado en Málaga este verano. Le he estado enseñando la ciudad», comenta acerca de uno de sus compañeros de vestuario en el Gadtch 2000.
Una de las prácticas más habituales y atractivas de los estudiantes de Erasmus es la de viajar por Europa. Juanqui no ha sido menos. Aprovechó los meses previos al inicio del ajetreo estudiantil para cumplir con la misión y reveló otro de sus trucos para no quedarse atrás a la hora de conocer nuevos lugares: «Cuando venía a Málaga, me cogía los vuelos desde sitios distintos para aprovechar y ver otras ciudades».
Su Erasmus, no obstante, ha sido distinto al de resto de personas. A los Erasmus habituales que se ven en redes sociales, basados, en gran parte, en en el despilfarro de la fiesta con escasas obligaciones. «Mis amigos me decían que mi Erasmus era muy diferente», revela. Llegó incluso a pensar en italiano: «Después e tantas horas te acostumbras».
Siempre se ha dicho que los porteros son los más locos y atrevidos. Están hecho de otra pasta. De otra madera. Él, en cierto modo y desmitificándolo, está de acuerdo. «Es verdad que tenemos que tener ese punto de locura que dicen, pero también tenemos que tener la mente bastante fría y saber llevar las situaciones de partido. Un fallo nuestro es un gol. Todo el que se pone a recibir golpes tiene un puntito de locura». Y explica el por qué de ponerse bajo los palos: «Me ha gustado mucho desde chico. Estuve en la escuela del Málaga también como portero. Siempre me ha gustado tener más responsabilidades y el tipo de actividad también me encanta. Lanzarte al suelo... me gusta».
En cuanto a referentes, Juanqui mencionó a Luis Amado, exportero de la selección y mejor guardameta del mundo, a Jesús Herrero y a Carlos Barrón, porque aseguraban que se parecía a él: «Cuando empecé a ir a las selecciones regionales me dijeron que les recordaba físicamente y en la forma de parar».
Este año está emprendiendo una nueva aventura de la mano de Coín, en una Segunda B que cada año tiene más nivel. Se planteó la opción de recalar allí por medio de un antiguo compañero y también portero, que militó allí el pasado curso. Se trata de Yiyo, que le comentó que Coín iba a cambiar el equipo casi al completo y que necesitaban un portero. «Me llamó el entrenador y me preguntó su estaba interesado en ir».
Por lo demás, Juan Carlos Torres se prepara para ser entrenador. «Me encantaría entrenar a algún equipo de mi colegio, La Presentación», reconoce, aún en proceso de aprendizaje. El fútbol-sala es un veneno del que resulta complicado escapar.
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