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Cristina Jiménez
Martes, 14 de noviembre 2023, 12:53
Llevan menos de dos meses en Málaga y tienen las cosas claras, les gusta el sol y la playa y están más que cómodos con la gastronomía española. Desde 55 países diferentes han llegado a la UMA más de mil alumnos para continuar con sus ... carreras y formaciones. La mayoría de ellos la escoge por su situación geográfica y cercanía al mar, quieren vivir la experiencia de estar en otro país, o continente, empaparse de una nueva cultura y conocer a gente nueva. Su aventura en la ciudad ha comenzado.
Coinciden en que su principal dificultad es el idioma, «aquí hablan rápido y nos cuesta entender», afirman los alumnos internacionales. Pero a pesar de ello, definen a Málaga como «una ciudad con mucha luz». No les ha hecho falta estar en la ciudad un año para notar que la personalidad de los malagueños es muy diferente a la de sus países, comentan que «los españoles son más abiertos y relajados», otros por el contrario creen que «son más fríos y cerrados».
De lo que no tienen duda es que relacionarse con la gente es todavía una asignatura pendiente. Establecen amistades con personas que, como ellos, acaban de llegar a Málaga para continuar sus estudios, los que tienen más dificultades optan por una alternativa conocida como 'Buddy Program'.
Viven en el centro en pisos de estudiantes con españoles o extranjeros, e incluso, para vivir la experiencia al completo escogen vivir con familias españolas. La principal ventaja que destacan de vivir en Málaga es el transporte público y la seguridad que hay en las calles en los horarios nocturnos. Aburrirse no es algo que esté en sus planes, resaltan la gran variedad de actividades que se pueden hacer en la ciudad. Algunos notan que sus carreras son «más fáciles aquí», en cambio otros no lo ven de la misma forma: «Tengo varias asignaturas de diferentes carreras, es un lío», recalcan.
Tomás Buah es alemán y le da el visto bueno a la cerveza malagueña, pero admite que echa de menos la de su país. Estudia Ingeniería Informática y vive en el barrio de El Palo con una familia española. Los monumentos y la gente están enamorado poco a poco a este joven germano.
Rebeca Fortes llega desde Hungría, es muy curiosa y tiene ganas de «investigar la ciudad». El idioma será su peor pesadilla, no ha dado clases de español y es su primera vez en el país.
Juan Pablo Ortega, al contrario que Rebeca Fortes, domina el idioma, el mexicano vive en el centro y estudia Comunicación. Lleva menos de un mes en la ciudad y la ruta turística está en su lista de cosas por hacer. Tiene varias asignaturas de Periodismo, de Publicidad y de Comunicación Audiovisual, las cuales son muy parecidas a las que tiene en México, pero recalca que «aquí son más prácticas». Tiene hasta febrero para completar su lista de cosas por hacer.
Moch es belga y habla español mejor que muchos, va a pasar un año entero en la Costa del Sol para vivir mejor la experiencia y mejorar el idioma. Estudia Turismo y, como su carrera es su pasión, ya ha completado la ruta por los monumentos de la capital para imbuirse del espíritu de la ciudad. El único problema al que se ha enfrentado es a la hora de convalidar asignaturas, ya que «el tutor no responde a los correos y me agobio», espeta Moch.
Su nombre define el lugar del que proviene, Arcangelo es un italiano que estudia Derecho y estará seis meses en la ciudad. No ha perdido el tiempo, llegó hace dos semanas y ya tiene amigos de clase con los que completar la ruta gastronómica de los chiringuitos. Admite que no nota mucha diferencia entre Italia y España, está como en casa.
Su nombre parece español pero viene desde Taiwán, Estrella Xin estudia Idiomas y su objetivo no es otro que perfeccionar y mejorar su español, le cuesta entender a los jóvenes cuando «hablan muy rápido», explica Xin. Su mejor amiga en la ciudad es una 'Buddy', con ella le está siendo más fácil hacer amigos. Su vuelo de vuelta está previsto para febrero, tiene que volver para continuar con sus estudios en Taiwán.
Los italianos han dejado claro que adoran la Costa del Sol, Luca estudia Diseño y lleva poco tiempo en la ciudad, por ahora, su libreta de quejas está vacía. Siempre se ha dicho que el español y el italiano son muy parecidos, Luca lo demostró buscando piso con dos compañeros internacionales en su primer día en la ciudad. No se ha relacionado con mucha gente española porque «hay muchos italianos aquí», indica.
Gyurxi es coreana y se llevaría muy bien con Chiquito, le encanta reírse, menos cuando está en clase. Estudia Derecho y habla muy poco español, lo que le dificulta la comprensión de las lecciones.Estará en la ciudad seis meses, y tiene claro que no va a perder el tiempo, su paladar ya ha degustado el pescado en un chiringuito, y tiene organizado un viaje a Madrid y Barcelona. Le cuesta mucho socializar, y en especial entender a la gente, ya que «hablan muy rápido», pero quiere hacer amigos y aprender sobre la cultura española.
Lucia Kim también es coreana, aunque no lo parezca, su nombre realmente no es así, pero al llegar a España puede escoger cómo quiere que la gente la llame. Estudia Audiovisuales y lleva tres años aprendiendo y practicando español para quedarse en Málaga todo el curso. Odia la comida coreana y le encanta la española, su idea es «viajar y descubrir el país», explica Kim. Le cuesta socializar pero tiene una 'buddy' que le ayuda con las amistades y las dificultades de la UMA.
Jon llega desde Perú para estudiar Ingeniería de la Energía, pues «es más fácil en Málaga», comenta. Está muy contento con todo menos con la gente, desde su perspectiva, en España las personas son más frías.
Meliana aterriza desde Colombia, y al contrario que Jon, su carrera es más difícil en España que en su país, estudia Ciencias de la Economía y la Empresa y no ha conseguido hacer amigos en clase, pues «son más cerrados aquí». La ciudad para ella es muy cara en comparación con la suya, pero está dispuesta a seguir conociendo gente y descubriendo la ciudad.
Vincen es chileno y una de las cosas que más le impresionó al llegar fue descubrir que su carrera, además de ser más corta, es más fácil, estudia Ingeniería de la Organización Industrial y se sorprende de que la gente «termine tan joven». A pesar de que para él los malagueños son más fríos, le gusta caminar por la noche sin tener miedo: «En Chile no podemos, no te sientes seguro».
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