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Alba Tenza
Martes, 28 de marzo 2023, 11:35
Níjar (Almería) es, además del lugar donde nació, su fuente de inspiración. El territorio, el sistema agrícola, los invernaderos... Y, sobre todo, los vínculos afectivos que tiene con todo ello. Su abuelo Pepe Bautista es el origen de todo su trabajo, ya que es un ... legado que él mismo le dejó. Un traspaso intergeneracional a partir del cual desarrolla su trabajo como artista. «Siempre me ha gustado Níjar, y siempre he pensado que era muy afortunada por haber nacido y vivir en un lugar tan maravilloso como este. Sin embargo, hasta que no comencé a trabajar con los invernaderos y el sistema agrícola para mí no había sido un lugar de inspiración, si así puede denominarse», reconoce la fotógrafa Laura G. Bautista (Níjar, 1999), una artista visual que trabaja con el paisaje y el territorio agrícola, especialmente con el Campo de Níjar, debido en su mayoría, a la vinculación familiar y todos los lazos afectivos que le unen con el lugar. La fotógrafa se desplaza con su objetivo desde la gran extensión de la comarca del Campo de Níjar hasta el minúsculo trabajo de un insecto dentro del invernadero. Captura así el contraste entre lo grandioso, a lo que toda la población tiene acceso, y lo microscópico, aquello a lo que solo el sistema puede acceder.
En el centro de la sala de la Facultad de Bellas Artes, una mesa de gran tamaño imponía su presencia con diferentes fotografías. Así fue la forma en la que Laura G. Bautista organizó sus resultados tras el objetivo. En las paredes, algunas series fotográficas llamaban a la mirada para ver de qué se trata. La Facultad de Bellas Artes de la UMA, en coproducción con MaF 2023 (Málaga de Festival- Festival de Málaga Cine en Español 2023) acogió hasta el pasado 17 de marzo 'Mi campo de Níjar: la microcomunidad', que es el título de la primera exposición individual de la artista almeriense. Concretamente forma parte de su proyecto personal y profesional 'Bombus terrestris', que es fruto de un largo trabajo realizado durante el Máster de Producción Artística Interdisciplinar que cursó durante 2021-2022 en la UMA.
Con este nombre científico, con el que se identifica al abejorro que habita y vive en los invernaderos, la artista representa el epicentro del tema de su proyecto. «También he querido remarcar que es el primer acercamiento para entender una microcomunidad porque es la primera parte de un bloque temático bautizado como 'Mi campo de Níjar', el cual se articula en torno a varios capítulos», explica Bautista. Es en esa primera parte en la que realizó el primer acercamiento o toma de contacto con aquello que se entiende como microcomunidad. La transición de lo macroscópico hacia lo microscópico enmarca el viaje de su fotografía en esta primera parte. Como algo natural del proceso, la fotógrafa empezó el proyecto tomando cierta distancia y realizando fotografías del paisaje agrícola y del interior del invernadero. Con el paso de los meses fue acercando su mirada hacia el territorio y así fue como se formó el proyecto. «Este deslizamiento también es fruto de muchas horas de conversación mantenidas con el que por entonces era mi tutor de Trabajo de Fin de Máster y ahora comisario, Juan del Junco», comenta.
Para ella, el objetivo principal de mostrar este trabajo realizado es «visibilizar y mostrar todo aquello que queda oculto dentro del invernadero y a lo que solo quienes están dentro tienen acceso», argumenta la artista. El Campo de Níjar ya ha sido tratado por especialistas en el tema, pero ella, atendiendo a la condición de pertenencia al clan, reconoce que trata el tema desde una perspectiva diferente. «Mi pertenencia me permite desarrollar el proyecto desde una posición anti-normativa que sitúa la mirada hacia este territorio en un punto distinto al que estamos acostumbrados a que nos muestren», explica.
La fotografía es su herramienta principal, a pesar de que no es lo que más le gustaba cuando era pequeña. Su actividad favorita era la pintura y de ahí su decisión de estudiar Bellas Artes. Sin embargo, la cámara es hoy día su mejor acompañante. «La fotografía es una disciplina que me permite ser objetiva y mostrar lo que sucede en el territorio en el que me encuentro», añade. También la define como un medio muy útil para documentar y crear archivos creando material con el que posteriormente «jugar y establecer relaciones». Aunque la pintura fue una disciplina a la que se dedicó en su momento, no cree que vuelva a ella, sin embargo está abierta al uso de otras disciplinas, especialmente la escultura o vídeos si son necesarias para la pieza o el proyecto que esté desarrollando. Entre sus particularidades a la hora de realizar el trabajo de campo, la artista destaca que no suele ir sola. Su abuela Carmen Montoya es su fiel compañera a la hora de realizar las fotografías. Momentos que comparten y enriquecen profundamente su línea de investigación. «A veces incluso termina siendo mi asistente o buscando abejorros entre las tomateras», resalta Bautista entre risas.
Su interés por los insectos no tienen una explicación como tal, pero recuerda cómo llegó a especializarse, en parte, en ellos. «Realmente el abejorro me interesa por su relación de pertenencia al lugar y porque encuentro en él una alegoría con la familia, mientras que entiendo a la abeja como un trabajador más del invernadero», reconoce. De esta forma, Bautista realiza un paralelismo entre el insecto polinizador (Bombus terrestris), como un ser que vive y trabaja en dicho invernadero hasta su muerte, con lo que establece una relación de pertenencia al lugar y a la comunidad en la que habita. Así, la semejanza entre la colmena del abejorro y la colmena familiar son las que dan significado a la microcomunidad de la que la artista habla. Por otro lado, con las dos nuevas series que ha realizado, representa la mano de obra inmigrante como miembro integrado en dicha microcomunidad, con lo que establece una segunda alegoría, esta vez, entre el trabajador y la abeja (Apis mellifera), otro insecto polinizador que se utiliza habitualmente en la agricultura intensiva.
De esta nueva exposición, tanto ella como del Junco van a hacer una publicación monográfica, concretamente un catálogo de la exposición a partir de las fotografías que conforman el proyecto, del montaje expositivo junto a un texto de la artista y otro de su comisario. Para ella, poder enseñar su proyecto es algo «muy gozoso» y más en un ámbito como este. Esta es su primera exposición individual. No obstante, ha participado en varias exposiciones colectivas de ámbito nacional entre las que destacan la Muestra Joven de Artes Visuales MálagaCrea (siendo finalista en dos ocasiones consecutivas, obteniendo una mención honorífica en 2022); el XXVIII Certamen de Artes Plásticas Universidad de Sevilla (universidad que adquirió la obra presentada a concurso); la IV Bienal Universitaria Andaluza de Creación Plástica Contem oránea (BIUNIC), la XXXVII Muestra de Arte Joven de La Rioja, o la Muestra INT22 en el Centro Cultural María Victoria Atencia de Málaga.
Actualmente, la artista se encuentra «tomando decisiones». Con cámara en mano y la mirada preparada para ver más allá. Tras la inauguración, que para ella fue un éxito, ya que no esperaba que fuesen tantas personas, reconoce que quiere continuar con el buen ritmo de producción que está teniendo tras la exposición y seguir creando los próximos capítulos de 'Mi Campo de Níjar'. Por el momento, no concibe trabajar nada fuera de este corpus de trabajo en el que está inmersa: «Creo que dentro de este bloque hay todavía muchas posibilidades y no me voy a aburrir», admite Bautista.
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