Los trabajadores de Tívoli renuncian a continuar reclamando en los juzgados su vinculación con el parque

Les quedaba la vía del Supremo, pero finalmente, con 26 votos a favor y 28 en contra se impuso la mayoría que considera que este caso ya no tiene trayectoria judicial.

La reciente sentencia del TSJA ha sido, por tanto, el último revés judicial sufrido por los aproximadamente 80 trabajadores de Tívoli (sumados los empleados fijos y los fijos-discontinuos). En un primer momento pelearon en los juzgados que su situación respecto a CIPASA (Compañía Internacional de Parques y Atracciones), propiedad del empresario cordobés Rafael Gómez, más conocido como Sandokán, respondiera a un despido tácito, lo que les habría permitido cobrar el cien por cien de sus liquidaciones o haber podido negociar una admisión en la nueva empresa propietaria del parque (Tremón). La Justicia, a todos los niveles, rechazó su causa.

Y en paralelo iniciaron el proceso para intentar demostrar defectos de forma en la extinción colectiva de sus contratos, realizada por el administrador concursal, pero tampoco han conseguido nada.

Tras esta decisión, a los trabajadores solo les queda esperar a ver qué ocurre en los juzgados con el cierre del concurso de acreedores de CIPASA, ya que «el administrador concursal reconoció una deuda con nosotros por parte de CIPASA por las nóminas entre noviembre de 2021 y marzo de 2023, cuando se extingue la relación laboral», explican los trabajadores. Eso supone que una vez que se resuelva el concurso de acreedores, los trabajadores que eran fijos deberán de cobrar esas nóminas impagadas y los fijos-discontinuo sus correspondientes liquidaciones.

A pesar de que ha quedado claro que ya no existe vinculación laboral de estos trabajadores con Tívoli, ellos defienden que cuidarán del parque «hasta el final». Anuncian que permanecerán haciendo guardia, vigilando y manteniendo las instalaciones hasta que «tengamos todas las garantías de que una nueva empresa se hace cargo de las mismas y que no van a sufrir deterioro».

Parte de los trabajadores se muestran esperanzados en la llegada de un nuevo inversor que quiera reabrir el parque, aunque saben que si contaran con ellos para cubrir las vacantes de empleo supondría empezar de cero con «nuevos contratos y nuevos salarios».