Texto íntegro del pregón de María Casado en la Feria de San Miguel de Torremolinos

Buenas tardes-noches familia… La de noticias que he dado, la de entrevistas que he hecho… la de dispositivos especiales que he cubierto… pero en veinte-tantos años de oficio de periodista… había algo que no había hecho jamás y que jamás me habían propuesto: ser pregonera. Y pregonera de unas fiestas tan especiales como las de San Miguel… en lo que ya considero mi casa y mi hogar: TORREMOLINOS.

Y no sabéis la ilusión que me hace estar aquí hoy… a pesar de la puntería que hemos tenido… alcaldesa, mi querida Margarita del Cid, y corporación… porque estos días ando un poco con la vida del revés al volver a sus pantallas, volver a Madrid a trabajar… Pero os contaré una intimidad: cuando negocié para volver a los informativos solo les dije una cosa: «yo no voy a irme a vivir a Madrid (amo Madrid eh… igual que mi Barcelona natal…)… pero yo vivo en Torremolinos, allí tengo a mi familia y a mi hija, y allí quiero seguir viviendo». Torremolinos es casa. Y me dije dijeron… «vale, adelante».

Y estos últimos días en los que me ha cambiado tanto la vida he pensado mucho en eso. ¿Por qué amo tanto a esta tierra? Pues la respuesta es fácil: siempre he creído que los lugares son la muestra de como son sus gentes y por eso me siento tan bien aquí: somos gente abierta, cariñosa, cercana, tolerante, diversa y muy respetuosa con los que son diferentes sin preguntar de donde venimos, ni a donde vamos. Me río yo de Nueva York… Como me hubiera gustado nacer antes y pasear por estas calles y cruzarme con Ava Gadner, Brigitte Bardot, Fran Sinatra o Dalí… Grace Kelly, Rita Hayworth… o Marlon Brando… No me diréis que no es una fantasía esta tierra… Y aquí quiero quedarme… y lo más importante: criar a mi hija Daniela, que acaba de cumplir un año… así que a ella quiero dejarle el legado de este pregón, y lo quiero compartir con vosotros… Para que cuando crezca Daniela entienda que es Torremolinos para su madre y para todas las personas que amamos esta tierra y sus gentes… Daniela está ahora en casa con mi madre… o durmiendo o a punto de hacerlo… por eso no están aquí conmigo esta noche… a las dos les mando un beso gigante… y decirles que no tardaré mucho en regresar. Por eso mi pregón esta noche no va a ser muy largo… que vosotros también tendréis ganas de empezar la fiesta y yo esta noche tengo una niña que vigilar y una maleta que preparar para irme a Madrid mañana mismo… Os aviso… me emociono rápido… y no ha habido un día que haya leído esta carta y no me haya puesto a llorar… a ver cómo lo hago…

Hoy quiero escribirte una carta diferente, una que puedas leer cuando seas un poco mayor y entiendas mejor el porqué de este momento tan especial. Esta carta está llena de cariño, de recuerdos y de emociones. Es una carta para ti, pero también es una carta para todos los vecinos y vecinas de Torremolinos, este rincón maravilloso que se ha convertido en nuestro hogar, aunque mi trabajo me lleve a otros lugares.

Cuando llegamos aquí, hace ya un par de años, no imaginé que este lugar tan lleno de vida y de historia se convertiría en una parte tan importante de nuestras vidas. Veníamos de Málaga, esa ciudad que también nos recibió con los brazos abiertos, pero Torremolinos, con su esencia especial, sus playas, su gente, nos conquistó por completo. Hasta nos trajimos a tu abuela que se vino feliz…

Y ahora, aquí estamos, en las fiestas de San Miguel, un momento tan esperado por todos, un momento de alegría, de celebración, y de orgullo por ser parte de esta comunidad. Me emociona saber que algún día tú también vivirás estas fiestas con esa misma ilusión que veo en los ojos de los vecinos y vecinas que te rodean.

Hija mía, quiero que sepas que este lugar donde estás creciendo es mucho más que un simple municipio. Torremolinos tiene alma. Cada rincón, cada calle, cada sonrisa que nos encontramos al pasear por su paseo marítimo, nos recuerda que aquí la vida es diferente. Más cálida, más cercana, más alegre, más vida.

Aquí he vivido momentos inolvidables que forman parte de nuestra ya historia familiar. Desde los paseos por La Carihuela, con su mar azul y su aroma a pescaíto frito, hasta las tardes de verano en Playamar, donde el sol parece abrazar el horizonte mientras jugábamos contigo en la arena. Recuerdo también las tardes en el Parque de la Batería, donde tus ojitos se iluminaban mientras no parabas de saludar a la gente con tu manita.

Este es un lugar donde la historia se mezcla con la modernidad, donde el turista y el vecino conviven en una armonía que pocos lugares consiguen. Y mientras tú creces aquí, mi deseo es que aprendas a amar y respetar este pueblo tal y como lo hacemos nosotros.

Hoy es San Miguel, y estas fiestas son el corazón de tu casa, de Torremolinos. San Miguel, el arcángel protector, es mucho más que un símbolo religioso; representa la fuerza, el coraje y la protección que esta tierra ha ofrecido a tantas generaciones. Cada año, en esta fecha, las calles se llenan de alegría, de música, de colores. Hay algo mágico en la procesión, en ver cómo las calles se visten de gala y los vecinos se entregan por completo a la devoción y la fiesta. Vivimos en una tierra alegre, no lo olvides jamás, aunque las cosas a veces se pongan feas… Sonríele a la vida siempre, y saca fuerzas de donde no las tengas porque al final del camino siempre hay luz.

Cuando crezcas, quiero que vivas esta fiesta con la misma pasión que lo hace tu gente. Que valores las tradiciones, que entiendas la importancia de mantener viva la esencia de nuestro pasado. Porque, hija mía, las tradiciones son lo que nos conectan con nuestras raíces, lo que nos hace sentir que formamos parte de algo más grande. Y no olvides que dentro de una vida hay muchas vidas… y que no te dejes nada por vivir, absolutamente nada. Exprímela y disfrútala.

Llevamos ya dos años aquí, y aunque ahora la vida me lleva de nuevo a Madrid, donde vuelvo a los informativos de Telecinco, quiero que sepas que este será siempre nuestro refugio. Los fines de semana, cuando regrese de la televisión, me encontrarás aquí, en Torremolinos, disfrutando contigo, recorriendo de nuevo esos lugares que tanto significan para nosotras. Aquí estás aprendiendo a caminar, a decir tus primeras palabras y a señalar con tus manitas todo aquello que llama tu atención… te queda todo por aprender… te queda todo por vivir en esta tierra que te va a abrazar y dar cobijo…

Porque, Daniela, no importa dónde nos lleve la vida o qué tan lejos estén nuestros compromisos profesionales, siempre habrá un lugar al que podamos llamar hogar. Y Torremolinos, con su gente, su clima, su mar y sus montañas, y sobre todo sus gentes… será siempre ese lugar.

Además, quiero que sepas que los amigos y vecinos que hemos encontrado aquí han hecho que estos años sean inolvidables. Personas generosas, de corazón abierto, que nos han enseñado lo que es vivir en una comunidad donde todos se conocen y se cuidan unos a otros. Y sé que, aunque ahora esté a caballo entre Madrid y aquí, siempre tendremos un motivo para volver, para reencontrarnos con esos amigos y esas costumbres que ya forman parte de nuestra vida.

Te prometo, Daniela, que cada vez que regrese, seguiremos explorando juntos este lugar que tanto amamos. Porque aún hay tantas cosas por descubrir, tantos rincones por conocer. Y algún día, cuando seas mayor, tú también querrás mostrarle a los demás lo especial que es Torremolinos.

Quiero que sepas que este municipio es mucho más que sus playas y su sol. Es un lugar lleno de historia, de cultura y de vida. Un lugar donde cada fiesta, cada feria, y cada procesión tiene un significado profundo. Y estas fiestas de San Miguel no son la excepción. Son una celebración del alma de este pueblo, de su devoción y de su alegría de vivir.

Así que, mi pequeña Daniela, en este pregón que es también una carta de amor a ti y a Torremolinos, quiero agradecer a este municipio por habernos acogido, por habernos dado tanto en tan poco tiempo. Gracias a todos los vecinos y vecinas por hacer de este lugar nuestro hogar, y por permitirnos formar parte de sus vidas.

Hoy, en este momento tan especial, celebro contigo, con todos los presentes y, sobre todo, con el corazón lleno de gratitud por poder compartir este pregón en las fiestas de San Miguel. Que vivan estas fiestas, que viva Torremolinos, y que sigamos celebrando juntos muchos años más.

Con todo mi amor,

Tu madre.

Solo deciros que este año espero dar muchas y buenas noticias de mi casa… de mi Torremolinos de alma… Lo haré guiñando el ojo, buscando vuestra complicidad… De hecho, hace unos días, estrenamos el otoño, viendo llover en nuestro cielo, cosa que es noticia y de las buenas… Y por cierto, os confesaré también que en los momentos importantes en mi vida, la lluvia siempre suele acompañarme. Espero que tengamos una tregua estos días… pero en cuanto acaben las fiestas que llueva todo lo que tenga que llover… Os quiero mucho.

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