Carlos Navarrete, del chiringuito Mares de Torremolinos, está relativamente contento; el negocio, junto a la desembocadura del arroyo del Saltillo, en la playa de La Carihuela de Torremolinos, no ha sufrido destrozos.
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Eso sí, lleva dos noches sin dormir, tras las pasadas lluvias, preocupado de las posibles consecuencias para su medio de vida que podía causar la rotura del embovedado del riachuelo, que tiene a los pies del restaurante. «Lo que pasa es que el tubo se estrecha justo aquí, en el paseo marítimo (junto a su negocio), y se me puede inundar el restaurante», lamenta, por lo hablar de los perjuicios que causa en los arenales que no esté bien resuelta la salida al Mediterráneo del pequeño río, que suele subir de cauda de forma notable cuando las precipitaciones son importantes. «Se pierde mucha arena y la imagen que tenemos es muy mala», lamenta.
La alcaldesa, Margarita del Cid, explicó, durante la visita que realizó a este punto de la costa del municipio tras la DANA de finales de octubre, exactamente lo mismo sobre la canalización. Como dejó claro, las deficiencias en el encauzamiento ocasionan destrozos «recurrentes» en esta franja del litoral torremolinense.
Después de los aguaceros del martes y el miércoles, ha vuelto a suceder: desaparición de arena y acumulación de suciedad y otros materiales arrastrados por la avenida de agua; una triste estampa para uno de los puntos más concurridos de la Costa del Sol, entre el límite municipal de Torremolinos y el de Benalmádena. De hecho, la regidora anunció que iba a poner en marcha un proyecto para subsanar estos problemas, con un nuevo encauzamiento, acorde a las necesidades reales del arroyo, no como el que se ejecutó en 2017.
Los destrozos son visibles, sobre todo, entre el arroyo El Saltillo y Puerto Marina, en el municipio benalmadense, donde están algunos negocios de referencia de esta parte del litoral malagueño.
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El Ayuntamiento de Torremolinos realiza ya un peritaje económico de los desperfectos. Tras el pasado temporal, esta administración local cuantificó estas pérdidas en unos 300.000 euros. Igualmente, tras las últimas precipitaciones, se ha decidido la revisión y limpieza, cuando sea necesario, de todos los arroyos municipales; también se revisarán todos los imbornales y demás infraestructura de evacuación que hayan podido quedar obstruidos por el material arrastrado de la lluvia como hojas o ramas.
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