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Ha sido una semana «intensa» para Nicolás de Miguel. Desde que registró su solicitud de baja en Ciudadanos para incorporarse al equipo de gobierno en ... Torremolinos, el concejal ha sido el centro de la diana de las críticas de la oposición, que considera la estrategia «una compra de voluntades» para atornillar al alcalde José Ortiz (PSOE) en el sillón. De Miguel, que ya ejerce como edil de Igualdad, se sacude los reproches: «No ha sido una decisión fácil, pero he venido a este Ayuntamiento para trabajar. Todos conocían mis afinidades, nunca las he ocultado. No soy socialista, pero siempre he sido progresista. La ecuación no era complicada». El exconcejal naranja, que tiene asignada una dedicación exclusiva desde el comienzo de la legislatura, recuerda que su sueldo seguirá siendo el mismo que hasta ahora, aunque con más responsabilidades por su nueva condición de miembro del Ejecutivo municipal: «No estoy en venta. Me muevo por valores».
De Miguel confiesa que su sintonía con Ortiz se remonta a las conversaciones previas al pleno de investidura, donde finalmente votó a favor de a la candidata del PP, Margarita del Cid, por los acuerdos alcanzados a nivel provincial y autonómico entre los populares y Ciudadanos. Pese a aquel posicionamiento inicial, la relación entre el alcalde y el edil naranja ha seguido mejorando estos meses: «He conocido a los equipos y las personas, y la afinidad ha ido a más». Cuando la portavoz de Por Mi Pueblo, Avelina González, amenazó en una televisión local con plantear una moción de censura en caso de que el plan de ajuste iniciado por el Ayuntamiento afectase a los trabajadores, Ortiz intensificó las negociaciones para atraer a De Miguel, que ya había mostrado interés por dirigir el Área de Igualdad, desde donde se organiza el Orgullo LGTBI. «Con el alcalde siempre he colaborado desde que salí del armario político en Torremolinos», explica en referencia a su reconocida «sensibilidad» de izquierdas.
Fue hace dos semanas, cuando la moción de censura «fue cogiendo cuerpo», cuando De Miguel terminó por decidirse. El movimiento desactivó la posibilidad, hasta entonces cada vez más cercana, de que Del Cid arrebatase el bastón de mando a Ortiz, primer edil desde 2015. El concejal, que pasará al grupo no adscrito, se convirtió de repente en el objetivo de casi todas las críticas, muchas de ellas referidas a su pasado como miembro de Izquierda Unida y UpyD antes de afiliarse a Ciudadanos, partido donde llegó a ser uno de los hombres de confianza de Albert Rivera. Como parte de la formación naranja fue nombrado candidato a lehendakari y portavoz en Euskadi. «A diferencia de otros, yo no omito mi pasado ni me arrepiento», responde a modo de dardo sin aclarar a quién lo dirige. «Este gobierno es el mejor que puede tener Torremolinos ahora mismo, y necesita estabilidad», declara para justificar por qué decantó la balanza hacia el lado socialista.
Con su incorporación, el Ejecutivo de Ortiz se queda a un solo miembro de la mayoría absoluta, aunque el alcalde prevé arrancar los apoyos puntuales de Por Mi Pueblo y la otra concejala no adscrita, Lucía Cuín, procedente de Vox. De Miguel, que entre sus referentes cita el liberalismo del presidente canadiense Justin Trudeau, asegura conocer la delicada situación económica por la que atraviesa el Ayuntamiento, con una deuda superior a los 140 millones de euros, una de las más abultadas de Andalucía. La situación ha provocado que el Gobierno local elimine por decreto el cobro de las horas extra y paralice la denominada paga de septiembre y el pago de las productividades, medidas que han puesto en pie de guerra a los sindicatos y que el PP, en la oposición, considera consecuencias de la «nefasta gestión» de Ortiz. De Miguel entra en el Ejecutivo consciente de estos problemas: «Suscribo lo que el alcalde llama pacto de progreso. Hay que tomar decisiones difíciles, pero no queremos que la situación económica impida que Torremolinos avance».
Sobre los presupuestos, que el PSOE pretende presentar en las próximas semanas después de más de dos años sin sacar adelante las cuentas municipales, el todavía concejal naranja adelanta que «serán los presupuestos más realistas posibles, con todos los datos encima de la mesa». De Miguel detalla que mantiene una «buena» relación con todos sus compañeros de corporación, aunque su número dos en Ciudadanos, David Obadía, sostiene que conoció su decisión por la prensa. Ambos, sin embargo, se saludaron «cordialmente» durante el pleno celebrado el lunes. Era su primer encuentro tras el trasvase de De Miguel, que seguirá dando de qué hablar.
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