Inundaciones y falta de espacio: La Policía Nacional de Torremolinos sigue esperando la nueva comisaría

En noviembre del año pasado, el Ayuntamiento de Torremolinos aprobó en el pleno la cesión al Gobierno de unos terrenos situados junto al campo de fútbol de El Pozuelo porque será en esa parcela donde se construya la comisaría. Y a comienzos de 2022 el Ministerio del Interior ya tenía consignada una partida de 5,6 millones de euros de inversión para este proyecto, pero aún así todo sigue en el mismo punto. Desde la Subdelegación del Gobierno en Málaga aseguran que «el expediente está en tramitación» y que el proceso burocrático sigue su curso y señalan que estaban a la espera de un informe del Ayuntamiento de Torremolinos sobre las afecciones de la parcela cedida y que dicho informe llegó hace apenas un mes.

Mariló Valencia es la secretaria general del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Málaga. Recuerda que ellos llevan reclamando una nueva comisaría desde el año 2016, motivados principalmente por «el incremento delincuencial, y la necesidad de más efectivos policiales y por tanto, de un mayor espacio».

El actual edificio, situado en la calle Skal, se construyó a finales de los años 80 y aunque a lo largo de los años se han ido haciendo intervenciones, desde el SUP hablan directamente de «parches» y señalan que el edificio sufre «continuas inundaciones por las lluvias» y «va a peor con los años».

Hace solo unos días, el comisario de la Policía Nacional de Torremolinos-Benalmádena, Antonio de Haro cifraba, durante su discurso con motivo de la celebración del patrón del Cuerpo, en 430 los agentes que desarrollan su trabajo adscritos a esta comisaría. También hablaba de un repunte en la delincuencia de la zona de un 6% este año, volviendo así a los valores pre pandemia. Aún así, hacía balance de las operaciones que han resultado exitosas en este último año, algunas de ellas muy mediáticas, y de otros trabajos que no salen a diario en los periódicos pero que son de vital importancia: atención a víctimas de violencia de género, labores humanitarias ante intentos de suicidio, accidentes de tráfico...

Pero hace falta más. «Nos encontramos con dos localidades que han crecido mucho a nivel urbanístico, con un elevado número de habitantes todo el año, que además se multiplica por tres durante la temporada alta de turismo», explica Mariló Valencia, que apunta a que la delincuencia no solo aumenta, sino que también se especializa, lo que obliga a la Policía a estar por encima de esos niveles de especialización. «Las brigadas de investigación están creando nuevos grupos de trabajo especializados que necesitan de más espacio físico, tanto para ellos como para la tecnología que requieren».

Valencia aclara que a pesar de que las circunstancias no ayudan «no dejamos de prestar ningún servicio, pero sí trabajamos en muchas ocasiones hacinados, sin ordenadores o medios tecnológicos que faciliten la labor diaria» y señala la profesionalidad de los agentes para «alcanzar el resultado que la ciudadanía se merece», llegando incluso a usar «medios técnicos personales para facilitar la labor policial».