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José Rodríguez Cámara
Torremolinos
Domingo, 30 de junio 2024, 00:34
Lo que fue una tormenta de ideas en clase, a cuenta de un concurso en el instituto Playamar de Torremolinos para fomentar buenas prácticas en las aulas, cristalizó en toda una experiencia de vida para los participantes de la iniciativa. La clase de Primero A del centro, es decir los treinta alumnos y alumnas y la profesora, Gertrudis Mena Pavón, se han convertido en padrinos de un perro, un podenco, llamado 'Flaquito', al que, literalmente, la Protectora de Animales de Málaga, ha salvado, en parte, gracias estos estudiantes. «Surgió sin ninguna intención, a partir del concurso, y tras barajar algunas posibilidades, cogimos el ordenador y vimos, gracias a que la protectora lo había dado a conocer, que Flaquito necesita ayuda para ser operado de una pata», explica la maestra. Los dos primeros alumnos en ponerse manos a la obra fueron Guillermo, que comentó que sería bueno apadrinar a un animal desvalido, e Izan que buscó por internet a candidatos.
«No es algo que se haga habitualmente, por lo que, con esta primera, se ha abierto una puerta para poner en marcha nuevas acciones solidarias. Estoy segura de que el año que viene habrá más clases implicadas», reflexiona la tutora. La responsable de la protectora, Carmen Manzano, da la razón a la educadora, en primer lugar, porque, aunque, priori, se puede pensar que en los colegios e instituciones este tipo de acciones se dan por cientos, lo cierto, es que no es así, lamenta. De hecho, el propio Ayuntamiento de Torremolinos ha dado la enhorabuena a la clase.
«Es que, desafortunadamente, a los niños y niñas no se les cría en el respeto a los animales, no hablo de sus mascotas, me refiero a todos, a la naturaleza. Estas enseñanzas deberían de formar parte de una asignatura obligatoria, pero, en lugar de eso, se potencian cuestiones como la tauromaquia o la caza. Por ejemplo, en nuestro caso, somos una asociación que, en 2026, cumplirá 150 años, y tenemos en nuestro refugio a unos seiscientos animales. Imagina lo que provocaría de problemas que estuvieran sueltos, sin cuidados. Todo lo que hacemos es con pocas ayudas, gracias, principalmente, a la labor de los voluntarios y voluntarias y a los 14 puestos de trabajo que hemos creado, pagados con las cuotas», dice Manzano.
Por eso, en el seno de la asociación animalista, gustó tanto la iniciativa del Playamar, por su simbolismo y por la posibilidad que tiene de ser un ejemplo para otros centros. «Es que no es normal que se hagan cosas así y debería de ser mucho más frecuente», insiste Carmen Manzano.
La iniciativa de los alumnos y alumnas del instituto Playamar se concretó en la aportación de dos euros por cabeza, es decir, 62, a razón de 31 aportaciones. Con esta cantidad, los estudiantes contribuyeron a sufragar los gastos de la operación de 'Flaquito'. Aunque parezca poco, la suma es importante, puesto que el sistema de la Protectora de Animales funciona de este modo. Cuando hay casos de animales que precisan cuidados costosos, publican en sus redes un anuncio en el que solicitan muchas aportaciones para, de este modo, lograr que los desembolsos sean más llevaderos y, si es posible, reunir antes la cantidad que se necesita. Al podenco apadrinado, había que operarlo de una pata fractura, tras haber sido abandonado y, después, atropellado.
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