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Por el momento, el cartel del vallado exterior del antiguo Hotel Los Álamos, está en el mismo sitio, ha sobrevivido a la piqueta que, de forma sistemática, ha echado abajo lo que quedaba del ya desvencijado establecimiento, sin uso turístico desde 2014. Tal y como confirma, Luis Acacio Ortega, el subdirector general de la promotora del complejo de apartamentos 'flex living' que ocupará el lugar del hotel, Nuovit Corporate, los trabajos de derribo han sido ejecutados en tiempo y forma y, según lo previsto, están concluidos un mes después de que arrancaran, a mediados del pasado mes de julio.
La empresa encargada ha sido la malagueña FT Demoliciones que, para esta intervención, empleó una técnica que consistió en demoler de arriba hacia abajo, para lo que se usó un brazo que permitía trabajar a una distancia segura. De lo que era el edificio original, nada queda, en su lugar, hay un par de montículos que, con excavadoras, serán transportados para su tratamiento en camiones. De hecho, el trasiego de tráiler es constante en la zona desde que está en marcha el plan para el nuevo aprovechamiento del terreno. Y es que, en paralelo al derrumbe, también está en marcha la construcción de los futuros apartamentos.
El historiador Carlos Blanco, Cronista Oficial de Torremolinos, recuerda que Los Álamos fue inaugurado oficialmente el 22 de julio de 1960. La construcción dio como resultado un hotel de «líneas modernas», con 51 habitaciones en su apertura. Las estancias, apunta, fueron amuebladas «en estilo español antiguo». El corte de cinta, recuerda el investigador, tuvo su importancia, ya que reunió a numerosas personalidades de la vida social de Málaga, una provincia que, en aquel momento, comenzaba a tomar conciencia de su potencia como destino turístico.
El primer propietario de Los Álamos fue el bilbaíno Javier Martínez de Bedoya, procurador en Cortes, junto a su esposa, Mercedes Sanz Bachiller, de la que era su segundo marido. Esta, con una larga vida, falleció a los 96 años, tuvo un papel importante en la dictadura, gracias a la puesta en marcha del llamado Auxilio de Invierno, inspirado, según la reseña que dedica la Real Academia de la Historia a Sanz Bachiller, en el Winterhilfe nazi, una campaña para promover obras de caridad. Este organismo, finalmente, fue bautizado como Auxilio Social, con ámbito nacional y Sanz Bachiller como máxima responsable.
El establecimiento hotelero quedó sin actividad con la quiebra de la última empresa que lo gestionaba. Durante años, estuvo a expensas del vandalismo y también fue lugar de okupación. Finalmente, en enero de este año, llegó el anuncio de que la promotora Nuovit Homes ponía en marcha el proyecto Oceanika. Supone la edificación de 180 apartamentos, en una superficie de 15.000 metros cuadrados que, conforme los plazos manejados, estarán en funcionamiento en 18 meses. A mediados de septiembre, está prevista la colocación simbólica de la primera piedra, con un acto protocolario, según adelantan en Nuovit.
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