Margarita del Cid comenzó a recorrer el camino a la Alcaldía de Torremolinos hace algo más de seis años. Tras varias mayorías absolutas lideradas por Pedro Fernández Montes, el PP perdió en 2015 uno de sus grandes feudos, por lo que a partir de ese ... momento se comenzó a trabajar en 2019 con la intención de que fuera ella la futura regidora. Sin embargo, desde el primer momento el exalcalde se lo puso difícil, hasta el punto de una ruptura absoluta con el que había sido su partido. Aquello tuvo sus consecuencias en 2019.
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A pesar de ganar las elecciones, Del Cid se quedó a las puertas de recibir el bastón de mando. Avelina González –la concejala de la candidatura dirigida por Fernández Montes– se unió al PSOE y a la edil no adscrita y ex de Vox, Lucía Cuín, para otorgarle de nuevo el poder a José Ortiz. Dos años después, la situación ha dado un giro. González ha sumado ahora su voto al del PP, al de Ciudadanos y al edil no adscrito Nicolás de Miguel, cumpliendo así el «sueño» que tenía Del Cid, y que ella misma reconoció en la moción de censura: ser alcaldesa de Torremolinos. En su despacho de Alcaldía concede a SUR la primera entrevista desde que llegó al poder municipal.
–Menuda semana entre unas cosas y otras. ¿Cómo han sido sus primeras horas en la Alcaldía?
–De vértigo. De toma de decisiones rápidas sin dejar de lado el factor humano... He hablado con muchos trabajadores municipales a los que les he trasladado que este esfuerzo no se puede hacer sin ellos.
–Precisamente, este es un ayuntamiento con problemas económicos arrastrados por diversos motivos, problemas que en ocasiones han afectado a los trabajadores en cuanto a bajadas salariales o retrasos en las nóminas. ¿Se ha encontrado preocupación o alivio entre ellos?
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–Le mentiría si no le dijese que me han transmitido ilusión. Y fíjese, el viernes me llevé un gran disgusto que quiero contar. Aquí se ha trabajado de forma conjunta para crear una Relación de Puestos de Trabajo (RPT) que se había aprobado, pero no se había implementado. Pues el viernes el gobierno 'in extremis' decidió que esa RPT tenía visos de ilegalidad y lo envió al Consejo Consultivo para que no se pudiera poner en marcha. Ahora tenemos que empezar de nuevo.
–¿Cree que esa decisión del anterior gobierno obedece a un intento de boicot?
–Lo que me ha dado luz sobre este tema es lo que han dicho los sindicatos y la junta de personal: que había habido una reunión previa y que nadie había indicado nada. Si uno piensa en tomar una decisión tan drástica como esa, lo normal es que lo comunique, ¿no?
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–Dijo usted en la moción de censura que no quería prometer nada que no pudiera cumplir. Torremolinos tiene varios problemas, uno de ellos es la reciente anulación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). No van a tener uno nuevo hasta que acabe la legislatura.
–Me alegra que me pregunte por el PGOU. De las primeras cosas que he tenido que hacer como alcaldesa es recurrir al Tribunal Supremo la anulación para poder dar seguridad jurídica a las inversiones. Y eso no cierra la vía para impulsar otro plan en base a la ley que se ha aprobado hoy (por el jueves), la LISTA. Es una gran oportunidad para Torremolinos. Pues sepa que según los técnicos hay más del 80 por ciento del trabajo hecho, queremos ser uno de los primeros municipios andaluces que apruebe su PGOU con esta ley.
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–¿Descarta tener nuevo PGOU antes de que acabe la legislatura en 2023?
–Por plazos no vamos a llegar, pero no porque no tengamos el trabajo avanzado.
–El segundo asunto problemático en Torremolinos es la deuda arrastrada del último gobierno del PP de 200 millones, hoy en la mitad. Ha prometido eliminar la zona azul y bajar impuestos. ¿Cómo se conjuga pagar la deuda, bajar impuestos y al mismo tiempo mejorar la ciudad?
–Torremolinos está sometido a un plan de ajuste en el que hay que reducir gastos y aumentar los ingresos. Lo primero que me ha dicho el interventor es que no se han reducido gastos, sino todo lo contrario. La única vía que se ha aplicado es la de aumentar los ingresos a través de cargar a los vecinos. Este plan de ajuste se da porque en algún momento hubo políticos que decidieron que era rentable para el municipio endeudarse.
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–Se refiere, entiendo, al gobierno de Pedro Fernández Montes del que usted formaba parte.
–Exacto. Ahí se toman decisiones políticas que hay que afrontar. Lo que yo quería transmitir es que para el pago de esa deuda no puede ser que aquí siga la fiesta y sean los vecinos los que la afronten. Les subimos la basura, las tasas del cementerio, implementamos la zona azul...
–¿A qué se refiere con que siga la fiesta?
–Fiesta de asesores. Es que nos estamos encontrando que aquí hay más gastos superfluos de los que pensábamos. Entonces, ¿hay que pagar la deuda? Sí. ¿Hay que ceñirse al plan de ajuste? Sí. Pero eliminemos los gastos superfluos y luego veamos esa subida de todo, en qué podemos empezar a descender la presión fiscal. Me parece que es lo justo. A ver, que yo no digo que la zona azul sea mala. Digo que ahora, con una pandemia por medio en un municipio doblemente castigado, a lo mejor le estás cobrando por aparcar a una camarera de piso que está en ERTE. Digo yo que también habría que hacer una zona verde para residentes y trabajadores. ¡Hay que pensar en los vecinos!
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–El tercer asunto por el que se le podría complicar la legislatura es debido a la inestabilidad política. Ya no es que haya varios partidos, es que hay tres concejales no adscritos que están condicionando las decisiones. Primero le impidieron ser alcaldesa y después le han dado la Alcaldía. Pero al no responder más que ante ellos, no sé si teme que vuelvan al otro lado y le bloqueen cualquier medida en los plenos.
–Preocuparme... (risas). Es que tengo otros problemas mucho mayores. Creo que esto ha servido para que tengamos una relación humana, y como todas las relaciones humanas por el camino pueden surgir problemas.
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–Algo que llamó especialmente la atención fue la actitud de Avelina González. En 2019 prácticamente la insultó en el pleno de investidura, pero este lunes no solo votó su candidatura, sino que dijo –y cito textualmente– «Margarita brilla como alcaldesa». Igual fue un poco excesivo, ¿no?
–En dos años cambian mucho las relaciones. Esta moción de censura empezó hace dos años, en una tarde en la que hablamos por primera vez las dos. Fíjese, es una de las pocas cosas buenas que tengo. No soy rencorosa. Ni siquiera le tengo rencor a Pedro Fernández Montes, así que no tuve problema en hablar con Avelina. Entonces ella entendió algunas cosas y yo otras. Por eso no me extrañó su intervención, aunque sí me halagó. Sin Avelina yo no sería alcaldesa ahora mismo. Me dijo una frase que nunca olvidaré: «Me he equivocado y voy a hacer todo lo posible para que seas alcaldesa de Torremolinos».
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–La tarde del 2 de diciembre, el mismo día en el que se presentó la moción de censura, usted se reunió con José Ortiz. ¿De qué hablaron?
–Hablamos fundamentalmente de proyectos municipales. Le dije qué era de lo que yo me tenía que ocupar urgentemente y de los plazos que caducaban antes. Le pregunté si tenía alguna preocupación y me hizo un diagnóstico del Ayuntamiento. Repasamos algunas de las áreas de gobierno, y por eso me duelen algunas cosas que he escuchado últimamente de que si él había venido a hablar de las dedicaciones de los concejales de la oposición.
–Eso le iba a preguntar. ¿Se habló de esas dedicaciones?
–Él me preguntó qué había pensado yo. Le dije que no lo había pensado, que había pasado muy poco tiempo. Me contestó que algunos concejales de su grupo se habían planificado para una legislatura de cuatro años y que en la medida de lo posible, que yo atendiese un poco... Y me habló de varios concejales de su grupo.
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–¿Entre los que estaba él?
–De él no me habló, créame. De verdad que no entiendo cómo hay gente hablando de esa conversación si estábamos los dos solos.
–Yo se lo digo. Hay quien opina que en esa reunión se realizó un pacto de no agresión, que usted atendería sus peticiones, y que esa es la razón por la que Ortiz no la citó a usted en todo su discurso el día de la moción de censura.
–Pues mire, hay gente del PSOE que va diciendo eso por ahí. A usted y a otros periodistas. Y son mentiras. Además, son grandes desconocedores de cómo se decide quién o quiénes obtienen estas dedicaciones.
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–Eso lo decide cada grupo municipal.
–Claro. Y una cosa más. Yo le dije al alcalde –le sigo llamando así, es una cuestión de respeto– que quería una transición modélica porque en 2015 y 2019 había sido bochornosa. No necesitamos seguir saliendo en la tele por plenos tan bochornosos de cambios de alcalde. Me dijo que estaba de acuerdo, que no era su forma de hacer las cosas y que se había equivocado al seguir en 2019 el mismo planteamiento que en 2015. «Si soy candidato voy a hacer la oposición que va con mi forma de ser. Constructiva y desde un perfil institucional porque he sido alcalde de Torremolinos. Sé que hay quien no está de acuerdo, pero no voy a cambiar». Esas fueron sus palabras casi exactas. Lo del pacto de no agresión es otra mentira.
–Entonces, ¿cuántas dedicaciones va a tener el PSOE en lo que resta de legislatura?
–Todavía no lo sé. Ayer (por el miércoles) cerramos el equipo de gobierno y tengo que ver el estado de las cuentas. Pero ya avanzo que habrá una reducción importante del gasto político. Tanto en el equipo de gobierno como en la Corporación y en los grupos municipales. Nadie puede decir que sabe cuántas dedicaciones va a tener cada uno porque no lo sé ni yo. Es que me hace mucha gracia porque me ha llegado que hay gente repartiéndose las dedicaciones para poner en la sombra a algunos y que los focos brillen sobre otros.
-En varias ocasiones durante estos días se ha recalcado que la intención es reducir lo que han calificado estos días de gasto político. De hecho, es la principal exigencia de Vox, un partido que no comparte –por ejemplo– la celebración del Orgullo LGTB, un evento crucial en Torremolinos. ¿Se va a seguir celebrando como hasta con desfile, fiesta e izado de bandera?
– Sí, absolutamente.
– ¿Exactamente igual?
– Sí.
– ¿No se va a cambiar nada?
– Si se cambia algo es para mejorarlo o ampliarlo.
– ¿Y estará de acuerdo su socio de gobierno?
– Yo fui muy sincera con Antonio Sevilla, y además él no me pidió que suprimiera nada de todo esto. No es mi forma de ser, por lo cual ya anuncio que las políticas de igualdad y diversidad no van a tener un freno. Son además políticas transversales que entiendo que tienen que preocupar y ocupar otras a otras delegaciones del Ayuntamiento. Por mi parte creo que más clara no se puede ser. En las próximas semanas tendremos una reunión con la delegación de Turismo al completo, también para ver qué planificación tenía el anterior equipo de gobierno para Fitur. Allí Torremolinos no tiene solo protagonismo en el 'stand' de Andalucía, sino también en el LGTB. Si no hay nada, si no se ha trabajado nada, me ocuparé de que al menos podamos plantear una imagen digna. No me da tiempo este año de hacer lo que tengo pensado que tiene que ser el papel de Torremolinos en Fitur porque es dentro de tres semanas. Pero reitero, todo lo que pueda mejorar, lo mejoraré.
– Ahora que ha sido nombrada alcaldesa, va a seguir siendo vicepresidenta de la Diputación de Málaga?
– Soy vicepresidenta de la Diputación y me centraré solo en mis funciones de turismo.
– Pues muchas gracias.
– Déjeme que añada una cosa. Han sido días difíciles, pero somos todos muy felices.
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