Blanca Troughton Luque muestra 'Una del triplete de Leo', en su estudio de Torremolinos. J. R. C.

Blanca Troughton, pintora de galaxias

Profesora de Matemáticas, en el instituto Los Manantiales de Torremolinos, y enamorada de la Astronomía, traslada el saber científico a todos los públicos con cuadros que son pura divulgación

Domingo, 22 de diciembre 2024, 00:06

Una recoleta cabaña de madera, dentro de la misma parcela, pero algo alejada de la casa familiar, es el estudio de Blanca Troughton Luque. De ahí salen las obras de su serie de pinturas 'Pinceladas de Universo'. Trabajos que, según define: «Quieren acercar el cosmos ... al público a través del arte». Y no son puras figuraciones, tienen una base científica, la clave, explica, está en la paleta de colores que emplea y en las referencias a las estructuras y las etapas evolutivas del firmamento.

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Nada es azaroso en sus creaciones, que tienen una notable vis divulgativa. La autora, ha sido toda su vida profesora de Matemáticas y ha estado al frente de la Sociedad Malagueña de Astronomía y de las federaciones andaluza y española de esta disciplina. Este rigor le ha abierto la puerta a participar en una decena de exposiciones y proyectos como 'Artist4SDGs', en Benalmádena; las 'Jornadas DDD', en el Círculo de Bellas Artes de Madrid; la Galería Origen, también en la capital de España, y un par de muestras en Oklahoma City.

«Mi interés viene de cuando era adolescente y vivía en El Palo. Entonces hacía reproducciones de portadas de discos para las fiestas. Pero, después, entre mi dedicación profesional a las Matemáticas, con las clases en el instituto Los Manantiales; mi afición a la Astronomía y la familia, pues he ocupado todo mi tiempo», explica Troughton. El confinamiento obligado por la pandemia hizo que, como muchas personas, le brotara una pasión que había estado dormida y, desde entonces, ya no cogen polvo los pinceles.

'Hambre de luz', 'Sobrevolando el mar espectral' y 'Saliendo del universo' son algunas de sus obras.

De su estudio han salido piezas como 'Hambre de luz'. Sobre una espesísima oscuridad, destacan un halo que resplandece, níveo, sobre el que giran otros tonos. «Es la representación de un agujero negro, que no es negro, si no que tiene tal fuerza de absorción que se traga hasta la luz, que va a 300.000 kilómetros por hora», aclara la pintora de galaxias.

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Es una forma de trasladar el conocimiento de años de estudio a cualquiera, como ocurre con 'Sobrevolando el mar espectral'. El agua, sobre la que se alza un ave, no es como podría esperarse, tiene una amplia gama cromática. «Simboliza la profunda transformación que experimentó la astronomía con la llegada de la espectroscopía. A partir de que se pudiera descomponer la luz estelar en su espectro, ocurre una gran revolución científica que permitió adentrarse en la verdadera naturaleza de las estrellas. Así comenzó la Astrofísica, es decir, ya es posible explorar los procesos que gobiernan el nacimiento, la vida y la muerte de todo lo que hay en el cosmos, describe.

Con otro nombre evocador, está 'Una del triplete de Leo', la traducción pictórica de la observación del objeto M 66; no pinta nada que no haya visto. Así se bautizan a los fenómenos. La letra, en este caso, es el primer apellido de Charles Messier, un astrónomo francés, y el número es el que ocupa en el catálogo que elaboró este. Y es que hay pocas galaxias con nombre, salvo excepciones como Andrómeda o la Vía Láctea, aclara la divulgadora y artista. «Hay un trío sideral que responde al nombre de 'triplete de galaxias de Leo'. Este conjunto celeste, ubicado a unos 35 millones de años luz de distancia, teje su danza luminosa en el vasto tapiz cósmico». Así habla Troughton de esta pieza.

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Y otra lección más, en 'Saliendo del universo': «Hay hipótesis que afirman que existen infinitos mundos paralelos, separados por distancias inimaginables, más allá de un googolplex (10 elevado a la potencia de 10 elevado a 100 de metros). ¿Hay alguna conexión entre ellos? ¿Existen versiones de nosotros mismos viviendo vidas radicalmente distintas? Como el Scissor-tailed que surca los cielos, anhelamos un par de alas cósmicas para escapar de esta realidad y adentrarnos en esos reinos desconocidos, donde las leyes de la física y la realidad podrían ser completamente diferentes».

La autora explica los detalles del cuadro 'Con pasado explosivo'. J. R. C.

Con la lectura de los títulos, comienza ya la transmisión del saber, como sucede en 'Con pasado explosivo'. En esta obra, en una espiral, bastante psicodélica, sobre un fondo negro, vibran amarillos, rojos y azules apagados. Todo tiene una razón astronómica, que salta a la vista, aunque uno sea lego en la materia, que invita a preguntar. Y es que, apartada del baile de colores, hay una especie de bomba, una rotura del blanco hacia los añiles intensos. Es NGC 4981 sobre un lienzo. Allí, brillaron dos supernovas entre 1968 y 2007. En la Vía Láctea, puntualiza, ocurrió un hecho similar en 1572 y 1604, descrito por Tycho y Kepler. «La estrella resplandeciente no proviene de una galaxia lejana, sino de la nuestra, es un faro que evoca ese pasado explosivo», avisa.

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Este afán de Troughton de llevar la ciencia a propios y extraños, la ha abierto la puerta a foros de expertos, como ocurrió en el Congreso Estatal de Autonomía, donde participó junto a Nacho Pérez, otro de los pocos que, en España, ha tomado el camino de la profesora de Torremolinos. «Es la primera vez que se programa algo de este tipo, ha habido concurso y muestras, pero de fotografía», Troughton, que también pinta teoremas y a las mujeres neolíticas, está dispuesta a seguir este camino, convencida del «absurdo de la separación de las ciencias y las letras». «Antes los sabios eran astrónomos y filósofos», defiende.

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