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Aún queda lejos el congreso regional del PSOE en Andalucía, pero los posibles candidatos ya empiezan a mover ficha. Hasta ahora, sólo Susana Díaz ... ha confirmado de forma oficial que se presentará a la elección para optar a recuperar los mandos de la Junta. Pocos dudan de que no será la única. El diputado Felipe Sicilia se ha destapado en los últimos meses como una de las principales amenazas para el 'susanismo', abriéndose paso entre otros nombres barajados en Ferraz como los de María Jesús Montero, anclada en el Ministerio de Hacienda, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.
La alternativa encarnada por Sicilia, policía nacional nacido en Jaén, ya ha encontrado sus primeros apoyos en Málaga. El diputado se reunió el pasado viernes con algunos cargos públicos andaluces. Al encuentro, un almuerzo en La Reserva de Antonio, en La Carihuela, acudieron el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, y el exconsejero Luciano Alonso, además de Sonia Ferrer, diputada por Almería; Javier Aragón, senador por Granada; Fran González, que fue candidato a la Alcaldía de Cádiz en 2019, y Laura Berja, diputada por Jaén.
Sicilia ha estado arropado durante su escalada en el partido por la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, que lo nombró portavoz adjunto. Curtido en tertulias de televisión y licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, el hombre que podría amargarle la candidatura a Susana Díaz se ha ganado la confianza de Pedro Sánchez en cuestión de meses. El presidente mantiene un pacto de no agresión con Díaz y no quiere abanderar una operación renovadora en Andalucía, trabajo del que ya se ocupan la propia Lastra y otras personas de su entorno como el ministro José Luis Ábalos y su jefe de Gabinete, Iván Redondo, mano derecha de Sánchez.
Conscientes de que los cuchillos internos no están en alto pero se mantienen afilados, cargos como Ortiz y antiguos dirigentes como Alonso comienzan a posicionarse a favor de Sicilia, una apuesta en la que tienen poco que perder; el alcalde de Torremolinos abrió el melón de la sucesión hace meses, cuando criticó durante una entrevista concedida a este periódico que la gestión de la dirección provincial del PSOE era «muy mejorable». También Luciano Alonso, en otra conversación con SUR, reconoció que no mantenía «una relación de fluidez» con Díaz.
Fuentes del círculo 'susanista' confirman que la expresidenta autonómica es consciente de que a sus espaldas se cuecen alternativas como la que evidencia el almuerzo en Torremolinos, donde hubo consenso en torno a la necesidad de refrescar el liderazgo del PSOE en la región. Díaz, experta en disimular rencores, confía su futuro a la militancia y se prepara para un congreso que podría celebrarse a finales del próximo año o principios de 2022, convencida también de que tendrá competencia, por mucho que haya intentado limar diferencias con Sánchez. Lo respaldó durante las investiduras fallidas y se ha mostrado como una de las pocas líderes regionales leales en la gestión de la pandemia, a diferencia de otros barones como el presidente de Castilla La-Mancha, Emiliano García Page, que han cuestionado con desigual vehemencia el papel del Gobierno. Pero entre los socialistas aún resuena el eco de aquellas primarias donde ambos, Sánchez y Díaz, se batieron el cobre hasta destrozarse en el plano político y personal con dardos como el ya mítico «Pedro, cariño, no mientas».
El inesperado barniz centrista que ha sabido darse Juanma Moreno en esta primera parte de la legislatura preocupa en el PSOE, una vez exprimida la naranja del acuerdo de investidura que el PP mantiene con Vox en la Junta. También la división de Podemos, su socio natural ahora que comparten coalición nacional de gobierno, inquieta a los socialistas. Saben que hay mucho trabajo por delante si quieren recuperar San Telmo. La primera cita orgánica en el horizonte es un congreso federal previsto para el verano de 2021 y que apenas debería hacer ruido, consolidada la autoridad de Sánchez en el partido. Luego llegará el turno de renovar o no las ejecutivas autonómicas.
Y lo único cierto es que nadie sabe aún qué cara acabará estampada en los carteles del PSOE en Andalucía, una batalla que en el caso de Sicilia ha comenzado a librarse en La Carihuela.
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