Una de las fórmulas que empleó Tivoli a lo largo de su historia para hacer publicidad. SUR

Tivoli cumple 52 años recordando su pasado glorioso y mirando hacia un futuro incierto

Fue el primer parque de atracciones que se creó en España y lleva cuatro años cerrado, aunque 'en forma' gracias al esfuerzo de sus trabajadores. Ahora espera una nueva oportunidad

Lorena Cádiz

Benalmádena

Domingo, 19 de mayo 2024, 00:48

El 20 de mayo de 1972 abrió sus puertas el que sería el primer parque de atracciones de España, aquel que transformó el concepto turístico de la Costa del Sol, dándole una vuelta de tuerca al sol y la playa y fomentando el ocio familiar. ... En un terreno de 60.000 metros cuadrados situados en Arroyo de la Miel, en Benalmádena, Tivoli dio ese día la bienvenida a sus primeros visitantes. Para celebrar la inauguración se organizó un gran acto en el que participaron empresarios y autoridades, entre ellos el que entonces era el alcalde más joven de España, el alcalde de Benalmádena, Enrique Bolín.

Publicidad

En 1972 la entrada costaba cinco pesetas para los niños y diez pata los adultos. Durante muchos años entrar a Tivoli, sobre todo para un niño, era como abrir las puertas de un nuevo mundo. La familia Olsen, que entonces era la propietaria del parque, había levantado allí un espacio con 16 fuentes, algunas de ellas con espectáculo de luz y agua, un lago artificial, amplias zonas verdes, edificios representativos de diferentes zonas del mundo y restaurantes con gastronomía típica de muchas de esas zonas. Hasta había pavos reales, que se paseaban a sus anchas.

Durante mucho tiempo, cuando aún ni se imaginaba el boom de los festivales de música, Tivoli fue la referencia para los grandes espectáculos. Por su auditorio pasaron durante medio siglo los artistas más destacados del momento. Son varias las generaciones que recuerdan haber visto pasar la avioneta por la playa, con una larga lona enganchada en la cola, en la que se anunciaba la siguiente actuación prevista.

En el año 2004 la familia Olsen vendió el parque al empresario Rafael Gómez Sánchez, alias Sandokán, quien tres años más tarde lo vendió al grupo madrileño Tremón dentro de un paquete de propiedades valorado en 370 millones de euros, que incluía siete millones de metros cuadrados repartidos por toda Andalucía.

Publicidad

Un hombre sostiene un cartel anunciando el espectáculo inaugural con motivo de la apertura de Tivoli. SUR

Pero la operación no salió como debía y Sandokán denunció que la adquisición no había llegado a completarse y trasladó el asunto a los tribunales por presuntos impagos por parte de Tremón. Esa pelea judicial provocó la paradoja de que la titularidad de Tívoli fuera de Tremón pero el parque siguiera siendo gestionado por una compañía vinculada al empresario cordobés, quien en 2017 ingresó en prisión para cumplir una condena de cinco años por delitos contra Hacienda.

Esos años fueron los del aumento de la deuda, los ERTE a los empleados y finalmente la pandemia, que obligó a cerrar el parque unos meses. Aún así, en julio y agosto de 2020 abrió y a pesar de las circunstancias demostró, por sus ingresos, que es un parque rentable. Pero después de aquellos meses volvió a cerrar sus puertas para nunca más abrirlas al público y este verano se cumplirán cuatro años de aquello.

Publicidad

En buen estado

Este fin de semana, a solo dos días de que Tivoli cumpla 52 años, los trabajadores del parque, quienes tras una larga lucha judicial que se ha traducido en un revés tras otro para ellos, de manera que por sentencia ya no tienen vinculación laboral con Tivoli, pasan las horas recogiendo las hojas que la sequía y los días de viento han ido tirando al suelo en el interior del parque.

Engrasan las atracciones, las echan a andar cíclicamente para que no se oxiden, limpian las calles, dan de comer a los pavos y vigilan 24 horas que nadie entre... No cobran ni un euro por ese trabajo, pero son conscientes de la importancia que tiene. Nadie podrá decir que el parque ya no tiene futuro, que se ha venido abajo, que está abandonado, expoliado, que ya no merece la pena abrirlo. El parque luce en muy buenas condiciones, teniendo en cuenta que lleva cuatro años sin actividad, y es gracias a ellos.

Publicidad

Hace solo unos días, en una reunión de la antigua plantilla para hablar de Fogasa y de los sueldos que aún se les deben, apareció allí el antiguo dueño, Sandokán, a decir que el parque aún es suyo. Los trabajadores ya ni se sorprenden con cada nuevo capítulo que les proporciona este culebrón, que hace ya tiempo que se les atragantó a ellos y a todos los benalmadenses. Se da la circunstancia de que el próximo mes de julio está previsto el juicio entre Sandokán y Tremón para resolver su batalla sobre aquella operación que firmaron hace ya 17 años.

«Podríamos escribir un libro», dicen. Desde hace meses también varios inversores, nacionales y extranjeros, han cruzado las puertas de Tivoli interesados en hacerse con el parque de atracciones e interesados en negociar con Tremón. Empresas queriendo reabrir el parque hay y además varias, pero pasan los meses y los años y todo sigue igual. El actual equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Benalmádena se asignó, a su llegada, hace ahora un año, el papel de mediador entre los interesados y Tremón.

Publicidad

El pasado mes de enero, el alcalde, Juan Antonio Lara, aseguró tajante que las conversaciones avanzan y que Tivoli reabrirá como parque de atracciones antes de que termine este mandato.

Mientras tanto, el Ayuntamiento ha llegado a un acuerdo con Tremón para reabrir el parking subterráneo que está junto a Tivoli, propiedad también de la empresa madrileña gracias a ese paquete de activos inmobiliarios que Sandokán le vendió en su día.

Queda también por ver qué pasará con la explanada de parking al aire libre, situada a su vez junto al aparcamiento subterráneo y junto al parque, que hasta ahora ha sido un desahogo para los vehículos en Arroyo de la Miel, pero que igualmente es propiedad de Tremón.

Noticia Patrocinada

Julio Iglesias con su hija en el escenario de Tivoli. SUR

Tarta de cumpleaños

Este lunes 20 de mayo, Tivoli soplará las 52 velas para recordar su pasado glorioso y seguir enfrentando su futuro incierto. Serán los trabajadores, como no, quienes se encarguen de ello. A las 12 de la mañana, como cada día desde hace años, se volverán a reunir a las puertas del primer parque de atracciones de la Costa del Sol, esta vez con una tarta en las manos. Ellos mismos soplarán las velas y pedirán un deseo que parece claro. Y por la tarde, en la Casa de la Cultura, se proyectará el documental que una productora malagueña ha elaborado, que ya se presentó en el Festival de Cine de Málaga y que ahora por primera vez se podrá ver en Benalmádena.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad