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Estepona enfrenta la grave sequía con determinación. El alcalde, José María García García Urbano, ha decidido emprender las obras necesarias sin depender de otras administraciones ... aunque toda ayuda será bienvenida. La desalación es una apuesta clara del municipio. En dos fases: primera, a partir de sondeos en pozos salobres y, la segunda, una desaladora portátil autoabastecida con energía fotovoltaica en junto a la desembocadura del río Castor. Estos días científicos de la empresa murciana Taxon Estudios Ambientales están realizando una campaña de investigación en la zona donde se instalarán el emisario de salmueras y la toma de agua.
En paralelo, Hidralia, la concesionaria del servicio de agua en baja, está ultimando el proyecto técnico para encargar la desaladora portátil a alguna de las empresas especializadas en el sector, según confirman a SUR fuentes del Consistorio esteponero. Una cuestión positiva para el proyecto es que en la zona no hay praderas de posidonia, lo que complicaría mucho las cosas debido a su protección, según explican.
Desiderio Andreo es biólogo de Taxon Estudios y está trabajando estos días en las costas esteponeras. En concreto, entre las desembocaduras del Castor y el Padrón. Están con los estudios previos del medio para conocer a fondo el entorno marino de la desaladora, la posible afección a especies de algas, crustáceos o peces, las características del agua y de los fondos... «Hemos hecho parte del trabajo en tierra y parte en mar. En el agua hemos dividido el trabajo en varios apartados. Los relativos al medio los hacemos a través de sondas y muestras. Queremos conocer las características físico-químicas del agua y del sedimento donde se va a colocar el emisario. Hemos instalado un corrientímetro, que nos va a decir la dirección e intensidad de las mismas. Eso también, a través de modelos de previsión, nos puede ayudar a comprender cómo se van comportar los vertidos de salmueras», explica.
Otra parte importante es el estudio de las comunidades biológicas de la zona. Van tomando muestras del sedimento y utilizan un dron submarino para el reconocimiento de las especies. «Recorremos con el dron transectos, la distancia entre puntos, para ir viendo los ámbitos concretos. Ver donde hay alga, donde hay roca, sustrato blando... Es lo que se conoce como estudio bionómico», precisa. Lo importante es conocer al detalle la zona del futuro vertido y sus aguas.
Están llegando, mar adentro, hasta una profundidad de unos 25 metros. Aceleran el proceso al máximo porque saben de lo acuciante de la situación de sequía. Van a estar toda la semana y llevan bastante trabajo avanzado, como la batimetría (estudio de la profundidad), que han realizado con un sónar de barrido lateral. «El sónar te da un gran conocimiento del sedimento, si es un sustrato blando o rocoso. Nos estamos asegurando al máximo que no haya nada que impida construir el emisario», abunda.
Toman muestras con pequeñas dragas, botellas oceanográficas para coger el agua a distintas profundidades, sondas perfiladoras para conocer la conductividad (sal), densidad o temperatura de toda la columna de agua.
Se trata de establecer medidas contra el posible impacto y para establecer el control y seguimiento de la futura planta desaladora, para la que ya hay terrenos municipales junto al Castor, financiación (a través de la prórroga del canon de mejora en la factura) y proyecto. El Consistorio espera tener agilidad en los permisos correspondientes, ya que una desaladora portátil puede estar funcionando en cinco meses desde que se encarga. El cuarto decreto de sequía, publicado en el BOJA el 1 de febrero, facilita los trámites de la desalinización por la vía de urgencia.
«El dron submarino nos facilita mucho el trabajo. Si hubiera que hacerlo en inmersión, los tiempos son limitados. Vamos viendo desde el barco», asegura este biólogo marino y buzo profesional. En este sentido, explica que el equipo es multidisciplinar. Lo integran también químicos, oceanógrafos, ambientalistas, taxónomos, expertos en laboratorio...
Van, además, a analizar todo tipo de indicadores para conocer el estado de salud de los fondos. Para ello, les avala su experiencia en trabajos de desalación, colectores o acuicultura.
El terreno elegido para la desaladora de Estepona está junto al mar, en la margen izquierda de la desembocadura del río Castor. La parcela suma 53.442 metros cuadrados. También habrá que hacer estudios arqueológicos, además de los ambientales.
El proyecto está pensado para producir 20.000 metros cúbicos al día de agua (dos módulos de 10.000), ampliables a 30.000. En un primer momento, sería capaz de abastecer unos 10.000 metros cúbicos al día y paralelamente habrá que ir realizando diferentes infraestructuras de interconexión con la red de abastecimiento, desde El Castor hasta el río Padrón.
El proyecto mantiene el criterio de uso del proceso de desalación por ósmosis inversa y una conversión del 45% en simple etapa y un solo paso, lo que conlleva a una captación de agua de mar de 22.413,6 metros cúbicos al día para producir los 10.000 citados. Los rechazos son importantes siempre en este tipo de instalaciones.
El diámetro de la conducción para tomar agua del mar tiene 0,8 metros de diámetro y está previsto en polietileno de alta densidad y no tiene que ser reemplazado si se amplía la planta. Se adentraría 1 kilómetro en el mar. La conducción de rechazo de salmuera estará constituida por tramos de tubería de 0,63 metros de diámetro y el mismo material. Para evitar problemas en este proceso, se ha previsto un difusor y llevar la tubería a 700 metros de la costa.
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