María Jesús Martínez del Campo, primera abogada de Fuengirola. SUR
La primera mujer abogada de Fuengirola

María Jesús Martínez del Campo: «La Ley del Divorcio me dio el despegue profesional, todos querían que los llevase una mujer»

En sus 44 años de carrera, María Jesús Martínez del Campo, ha vivido de todo: Uno de los primeros divorcios que hubo en los juzgados de Marbella fue de un cliente suyo

Lorena Cádiz

Fuengirola

Miércoles, 6 de marzo 2024, 00:06

María Jesús Martínez del Campo llegó a Fuengirola con 23 años recién cumplidos y la carrera de Derecho recién salida del horno. Era diciembre de ... 1979 y en aquel entonces en Fuengirola ejercían la profesión de abogado once letrados. Ninguno de ellos era mujer. Ella fue la primera abogada colegiada que tuvo el municipio y según los datos que le acaba de facilitar el Colegio de Abogados de Málaga, si se incluye a sus compañeras que ya no ejercen, fue la quinta de toda la provincia en colegiarse. Si no se incluye a las ya retiradas, es la tercera de las que aún continúan ejerciendo.

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Ahora, con 67 años se jubila. Hace solo unos días más de 50 compañeros de profesión le organizaron por sorpresa un homenaje, y este próximo viernes, 8 de marzo, el Ayuntamiento de Fuengirola reconocerá su trayectoria en el marco de un acto con motivo del Día de la Mujer.

-Se le acumulan los reconocimientos...

-Todavía sigo en shock con el que me hicieron hace unos días mis compañeros. Cuando abrí la puerta y vi a más de 80 personas esperándome, de los cuales unos 50 eran compañeros de profesión, me quedé muy sorprendida. Aún no se cómo agradecer tanto cariño.

-Dice mucho de usted que en una profesión como la suya le demuestren tanto cariño...

-He estado muchos años en la Delegación del Colegio de Abogados de Fuengirola y el trato con los compañeros ha sido fluido. Ahora somos muchos ejerciendo, pero cuando empecé no éramos tantos. Además, siempre he defendido la cortesía profesional. Aunque uno tenga que pelear con un compañero porque debe defender siempre la opinión de su cliente, hay que tener educación y ética profesional. En esta profesión se habla, no se muerde.

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-¿Esa manera de actuar que usted defiende es la más frecuente?

-En estos momentos no. En mis tiempos llegaban algunas quejas del comportamiento de algunos compañeros, pero lo que está pasando ahora no ha pasado nunca.

-¿Y por qué cree que ahora no hay ese respeto entre compañeros?

-Porque somos muchos y porque una buena parte no se han leído el estatuto de la abogacía o el código deontológico, sinceramente creo que es falta de formación en ese campo.

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-¿Qué otras cosas recuerda de aquellos primeros años como profesional?

-Cuando llegué Fuengirola ni siquiera tenía partido judicial, dependíamos de Marbella, que tenía unos juzgados enormes y yo iba de pardilla total. Para todos era la niña, pero la verdad es que tuve suerte con los jueces y fiscales porque me trataron con bastante respeto. Mi despegue profesional llegó cuando en julio de 1981 se aprobó la Ley del Divorcio porque tanto hombres como mujeres preferían que los temas de divorcio y familia los llevara una mujer.

-¿Y eso?

-Las mujeres porque pensaban que otra mujer iba a tener más empatía y los hombres porque pensaban que una mujer iba a saber mejor las armas que iba a utilizar otra mujer contra ellos. En aquel momento no tenía pensado especializarme en Familia, a mi me gustaba el civil, pero empezaron a llegarme casos y tuve que ponerme a estudiar. Uno de los primeros divorcios que hubo en los juzgados de Marbella fue de un cliente mío. Lo cierto es que esta especialidad al final te acaba gustando mucho, tiene mucho de trato con la gente, aprendes del género humano.

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-En 44 años de carrera habrá visto situaciones de todo tipo...

-En mi despacho hay unos mil expedientes de Familia y cada uno es diferente al otro. Tienes que tratar de no implicarte mucho, pero tengo que reconocer que en todos los casos con niños pequeños, me he sentido afectada. Una vez me vino un matrimonio con un niño de dos años y ninguno de los dos quería la custodia del niño. Estuvieron los dos discutiendo delante mía una hora y ya me cansé, y les dije que me quedaba yo con el niño. Aquello les hizo cortarse un poco, pero a mi se me quedó grabado.

-De alguna manera usted también ha sido testigo de cómo ha evolucionado la sociedad en Fuengirola y su entorno...

-Así es. Ha evolucionado mucho más de lo que la gente se cree. En los primeros divorcios venían a escondidas al despacho y ahora vienen con la mayor normalidad posible. Y lo cierto, y esta es una opinión muy personal, es que las mujeres hemos evolucionado más que los hombres.

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-¿En qué sentido?

-Ahora somos conscientes de que tenemos voz, opinión y de que somos exactamente igual que los caballeros. Tenemos derecho a defender nuestra posición, nuestra opinión... Hace cuarenta años no es que fuera imposible, pero a la mayoría le sonaba a chino. Hoy en día la mujer sigue llevando una carga familiar y social mayor que el hombre, pero ahora al menos lo sabemos, somos conscientes de que llevamos más carga. Antes nos parecía normal.

-¿Qué consejo le daría a una abogada que esté a punto de empezar a ejercer?

-Seguro que ellas me darían consejos a mi, pero les diría que sean conscientes de que están practicando la profesión más bonita del mundo, pero que es sacrificada, que echen paciencia si han decidido ejercer libremente, como profesional liberal. Yo no lo tuve fácil, pero ahora tampoco es nada fácil, con la cantidad de profesionales que están saliendo. Ahora una mujer es igual a un hombre, eso sí ha mejorado, pero montar un despacho por tu cuenta y esperar que te lleguen clientes está muy complicado.

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