Trabajadores del parque limpian las hojas que han caído de los árboles. L. Cádiz

El parque de atracciones Tívoli afronta su segundo verano cerrado a cal y canto

Los trabajadores han organizado turnos de día y de noche para vigilar durante las 24 horas las instalaciones ante los repetidos intentos de actos vandálicos

Lorena Cádiz

Benalmádena

Sábado, 5 de agosto 2023, 00:20

Día y noche. Los trabajadores de Tívoli han organizado turnos para que durante las 24 horas del día el parque de atracciones, que afronta su segundo verano cerrado y en septiembre cumplirá tres años sin actividad, esté vigilado. Comen allí, duermen allí y empalman un ... día tras otro a la espera de que el Supremo reconozca sus despidos y puedan cobrar los sueldos que se les deben.

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Mientras, tienen claro que no van a dejar que el parque se convierta en una ruina. «Si no estuviéramos nosotros, esto ya se habría venido abajo», aseguran. Y lo dicen con conocimiento de causa. «Día sí, día también, en nuestras guardias y nuestras patrullas por el parque, descubrimos a gente que se ha colado en las instalaciones», cuenta Juan Francisco Carmona, uno de los trabajadores. «Hace solo unos días tuvimos que llamar a la Policía a las 4.30 de la mañana porque nos encontramos con cinco personas dentro», explica.

«Hay veces que entran con idea de llevar a cabo actos vandálicos, otras por el morbo de ver el parque cerrado, para hacer vídeos y subirlos a Internet, y otras muchas para robar», asegura Carmona, que durante treinta años ha trabajado para Tívoli como técnico de telecomunicaciones. «Hace poco también evitamos que se llevaran todas las barandillas de una atracción», continúa.

Juan Manuel Gómez y Juan Francisco Carmona, en una de las atracciones. L. Cádiz

La tarea de los trabajadores no se limita a la vigilancia, siguen encargándose del mantenimiento de las atracciones y de las propias instalaciones del parque, aunque han perdido la guerra de salvar las zonas verdes del mismo. «Desde el primer momento del cierre, el Ayuntamiento cortó el agua, no podemos regar y estamos perdiendo árboles de gran valor ecológico y cantidad de zonas verdes», cuenta Juan Manuel Gómez, quien también tiene tres décadas a sus espaldas de trabajo en Tívoli, en este caso en el mantenimiento de las atracciones.

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«Lo que están haciendo con nosotros es inhumano, a nadie le preocupa nuestra situación como trabajadores», explica y reconoce que muchos están necesitando ayuda psicológica después de tres años sin conseguir una solución. El grupo Tremón, propietario del parque, según aseguran, se niega a venderlo, a pesar de que «son muchas las empresas interesadas, porque esta empresa siempre ha sido rentable». Tampoco los reconoce a ellos como trabajadores y todo queda en mano de los jueces, quienes deben decidir por donde pasa su futuro.

Pavos reales

Un verano normal Tívoli tendría trabajando a 27 empleados fijos, a 50 fijos-discontinuos y además tendría que hacer una serie de contratos temporales hasta llegar a más de un centenar de trabajadores. Ya nada queda de esos tiempos, salvo los pavos reales, a los que Beli Nieto da ahora de comer cada día, aunque hasta ahora toda su trayectoria en el parque había sido como administrativa.

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