La nao Victoria: una historia de penurias y aventuras 500 años después

Fue un viaje extremadamente duro, lleno de imprevistos y complicaciones. Su historia está estrechamente vinculada a la del navío Victoria, que ahora, cinco siglos más tarde, sirve de vehículo, nunca mejor dicho, para narrar la histórica hazaña. De ello se encarga la Fundación Nao Victoria, una entidad sin ánimo de lucro que gestiona réplicas de barcos históricos, entre ellos la nao Victoria, con la que lleva años viajando alrededor del mundo, con una tripulación formada por un buen número de voluntarios, con los que atraca en distintos puertos del cualquier punto del globo terráqueo para recibir a los visitantes interesados y contarles algunos detalles de aquel viaje de hace 500 años y de cómo fue durante tres años la vida en el barco.

En el navío se pueden recorrer las dependencias tal y como estaban configuradas entonces: la bodega, los espacios donde dormía la tripulación o el camarote del capitán. Desde este pasado 4 de diciembre y hasta hoy sábado 7 de diciembre, la nao Victoria está atracada en el puerto deportivo de Benalmádena y abierta a visitantes.

Irene es una de las voluntarias de la Fundación Nao Victoria y hoy recibe a alumnos de Primaria en una excursión escolar. A todos ellos les cuenta que cuando estos hombres partieron primero de Sevilla y más tarde de Sanlúcar de Barrameda, iban buscando especies que entonces se cotizaban casi como el oro. Cristóbal Colón ya había descubierto América y esta expedición se dirigió hacia América del Sur, donde el hielo y el frío fueron sus peores enemigos. «Estuvieron seis meses allí buscando por donde pasar, así fue como descubrieron lo que se vino a llamar el Estrecho de Magallanes, por el que consiguieron acceder al océano Pacífico».

Bajo la mirada atenta de los niños, Irene les muestra el cabestrante, que necesitaba de ocho hombres para moverlo y poder elevar el ancla. También les explica los instrumentos que utilizaban entonces para medir la profundidad y no encallar y les cuenta que estos barcos no tenían timón, sino pinzones para ir a derecha e izquierda.

«¿Qué comían?», pregunta uno de los niños y sin saberlo hace la pregunta del millón. «Salieron con provisiones para dos años, entre otras cosas llevaban una vaca y gallinas, pero los víveres fueron escaseando, su alimentación era muy escasa y apenas sin vitaminas, por eso muchos enfermaron de escorbuto y acabaron muriendo», les cuenta Irene.

Construida en España en 1991, la réplica de la nao Victoria que estos días ha podido visitarse en Benalmádena, es fruto de un largo proceso de investigación histórica dirigido por Ignacio Fernández Vial, su diseñador y constructor. Un exhaustivo estudio basado en fuentes documentales, crónicas, tratados náuticos del siglo XVI, e iconografía de la época, que permitió precisar sus dimensiones principales, arboladura, velas y equipos, según detallan desde la Fundación en su página web.

En 2004 para conmemorar la primera vuelta al mundo y difundir la labor descubridora de los marinos españoles, esta réplica de la nao Victoria emprendió, de nuevo desde Sevilla, un viaje alrededor del globo. Durante los años 2004 a 2006 navegó 26.894 millas y visitó 17 países, siendo la primera réplica histórica en circunnavegar la tierra.

Desde el 2007 la Fundación Nao Victoria gestiona la réplica, realizando proyectos propios por todo el mundo y participando en eventos nacionales e internacionales. «Embajadora de la primera vuelta al mundo, símbolo de la historia marítima española, museo flotante y buque escuela, la nao Victoria suma miles de millas navegadas, ha visitado los principales puertos de toda España, Europa y Estados Unidos y cuenta con más de 6 millones de visitantes por todo el mundo», aseguran en la Fundación.