Miguel Ángel Martín, quinto en un MIR con más de 12.000 aspirantes

Martín nació en Málaga capital, pero sus padres se trasladaron a Benalmádena con sólo 7 años, por lo que se crio allí. Estudió en el Colegio Maravillas (concertado), mientras compaginaba los estudios con alguna actividad deportiva: kick-boxing, tenis, pádel… Porque para él, el ejercicio siempre fue muy importante. «Era un estudiante normal hasta el momento en que me decanté por la Medicina y me volví más competitivo para sacar la mejor nota», asegura a SUR. Y es que, de pequeño, soñaba con ser Policía Nacional como su padre.

Sin embargo, decidió escoger su propio camino. «Vi que me empezó a gustar la biología, el funcionamiento del cuerpo humano… Y ya decidí tirar por la Medicina. El bachillerato me fue bien (media de 9,89), pero la selectividad no me salió todo lo bien que necesitaba, de hecho, me quedé a dos décimas de entrar en Málaga», recuerda. Y sigue: «Tenía dos opciones, repetir selectividad o irme a otro sitio». Así, acabó cursando la carrera y graduándose en la Universidad de Valladolid (UVA).

Ya con el birrete en la mano, el siguiente paso fue el MIR, su primer MIR. Y es que antes de brillar en esta última convocatoria, Martín se presentó una primera vez, obteniendo la plaza número 381 del país. Esta posición le abrió muchas puertas, pero no las que quería. Comenzó a ejercer como residente en Barcelona, pero no le convenció aquella etapa y decidió intentarlo de nuevo. «Cuando vi que era el quinto fue muy emocionante para mi y para mi familia. Sabía que iba bien preparado, pero uno nunca se espera algo así», asegura ahora, demostrando que las segundas oportunidades también merecen la pena.

Se enteró de la noticia cuando estaba en el gimnasio. No sabía con exactitud qué día se publicarían los resultados, y de repente, varios amigos empezaron a felicitarle por mensaje de Whatsapp; él no entendía qué estaba sucediendo. Cuando llegó a casa y comprobó el portal, no cupo en sí de la alegría. Al fin podría escoger una rama y un lugar en el que poder crecer a gusto.

La especialidad por la que se decantó finalmente el benalmadense fue la cardiología. «Es una especialidad superamplia, que está en constante crecimiento, con mucha investigación puesta en ella y que es cañera, en el sentido de que tienes que actuar rápido. A mi me gusta eso», explica. Y el destino, el que siempre deseó: Madrid. «Hay hospitales buenísimos en toda España y creo que las diferencias son mínimas. Pero creo que el que mejor 'feeling' me dio fue La Paz; Madrid siempre ha sido mi objetivo. En el futuro, la idea es volver a Málaga, pero uno nunca sabe lo que va acabar», reconoce.

Nunca ha sido de repartir consejos, pero, a la hora de valorar cuáles cree que han sido las claves de esta hazaña en el MIR, Martín lo tiene claro: la organización, el deporte y el descanso. «El tener una base previa por haberme presentado antes, hizo que no fuese de cero, claro, pero lo que realmente cambié fueron dos cosas: me centré en los aspectos más importantes y respeté mucho los descansos. Es importante organizarse, respetar las horas de sueño y encontrar los huecos para salir con los amigos, o hacer deporte». Es un buen ejemplo del 'Mens sana y corpore sano'. «Desde los 17 años soy usuario de gimnasio, voy unos 5-6 días a la semana. Creo que la mente y el cuerpo van unidos. Si tienes una gran mente, pero no cultivas tu cuerpo, creo que falta armonía… Y al contrario pasa lo mismo».