«Mi madre pasó las contracciones de mi parto trabajando en el chiringuito: Era mi destino»

A punto estuvo de nacer en el chiringuito, que entonces regentaban sus padres y que hoy, por circunstancias de la vida, es su negocio. Un negocio que cuida y mima hasta el último detalle, y que con 44 años de historia a sus espaldas es un referente por la calidad de los productos y del servicio. Prueba de ello es que acaba de ser reconocido con el Premio Antonio García del Valle al mejor merendero-chiringuito por la Academia Gastronómica de Málaga.

El chiringuito Oasis, en el paseo marítimo Rey de España de Fuengirola abrió sus puertas en 1980 con Pepe González y Paqui Salguero al frente. Ninguno de ellos era de Fuengirola, pero él, que se había dedicado mucho tiempo a la banca, había tomado la decisión de salirse de ese mundo y comenzar en el de la hostelería. Empezó regentando unas hamburgueserías en Tívoli y más tarde se enteraron de que se vendía el chiringuito, lo compraron, e hicieron las maletas y se trasladaron a Fuengirola.

«Fueron años duros, tuvieron que trabajar mucho, pero dio sus frutos», explica Alfonso, que echó los dientes detrás de la barra. «Me subía a una caja de Pepsi y fregaba los vasos», cuenta. El tercer hijo del matrimonio estudió Ingeniería de Telecomunicaciones, pero los fines de semana y las vacaciones seguía echando una mano en el negocio familiar. Al terminar la carrera se fue a vivir a Liverpool, pero cuando llevaba allí seis meses, la vida lo trajo de nuevo a Fuengirola. «Falleció mi padre y decidí volverme».

Encontró trabajo de ingeniero en una empresa del parque tecnológico de Málaga y en ella estuvo tres años hasta que su madre comunicó a la familia que estaba cansada, que ya no quería seguir llevando el chiringuito y que se jubilaba. Ninguno de los dos hermanos mayores quiso vincular su futuro a la hostelería y Alfonso lo cogió «como algo transitorio, para ahorrar y poder prepararme unas oposiciones».

Se puso al frente del Oasis en 2011 y un año más tarde ya tenía claro que no iba a ser algo transitorio, que eso era lo que quería hacer. «El chiringuito no está en una zona especialmente buena, estamos apartados del centro de Fuengirola, aquí no hay muchas facilidades para aparcar y además no tenemos ningún hotel detrás, así que pensé que para que funcionara teníamos que ofrecer algo distinto y aposté por la calidad en el producto y por dar un servicio de restaurante, cuidando los detalles: el menaje, la cristalería y las instalaciones», tras una reforma integral en el año 2021.

La clientela del chiringuito Oasis es sobre todo de público nacional, con un poder adquisitivo medio-alto en temporada de verano y en primavera y otoño también recibe a mucha gente de Fuengirola y de toda la provincia de Málaga. En el el restaurante trabajan de forma fija 15 personas, más los extras de fin de semana y de verano. Y allí sigue yendo prácticamente todos los días Paqui, a ver cómo van sus dos niños: su hijo y su chiringuito. «Ella misma lo dice, que el chiringuito es su niño, que lo ha hecho ella, y es verdad», explica Alfonso, que asegura que su madre está orgullosa de que el negocio continúe una segunda generación.