Josefa, la vecina de Mijas Pueblo que cumple cien años, juega al Candy Crush y pinta mandalas

No es su única afición, Josefa pasa los días pintando. Le encanta dibujar, pintar mandalas o hacer cualquier tipo de manualidad, muchas veces con plastilina para jugar con sus nietos y bisnietos. Tiene cuatro hijos: Miguel, Luis, Carmen y Antonio. Ocho nietos y tres bisnietos. El más pequeño de todos, Alexander, de dos años y medio.

Aún recuerda bien que de joven trabajó duro, sirviendo en las casas, recogiendo aceituna, segando el trigo... «Lo que me mandaban», dice. Pero no todo era penar, ella misma lo cuenta: «Me gustaba muchísimo bailar». Más tarde se casó con un hombre de Granada, «una bella persona». Y ahí cambió el campo y el baile por la casa y los hijos. Emigraron unos años a Barcelona, pero al tiempo volvieron a Mijas, donde ella nació y donde hoy día residen todos sus hijos, y ella que va rotando de una casa a otra, aunque las temporadas más largas las pasa en casa de su hijo Antonio, el mayor.

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En 1985, con 61 años se quedó viuda y tuvo que volver a trabajar, sobre todo «yendo a las casas». Después de unos años llegó la jubilación y hasta hoy, que disfruta de su familia y no descarta volver a bailar. Josefa es delgada, aún conserva el azul en sus ojos, le gusta el color morado para su ropa, oye con dificultad, pero en cambio no usa gafas para pintar porque ve perfectamente y a este momento «no me duele nada». «La verdad es que los 100 los estoy llevando bastante bien», resume.

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Este miércoles la recibió la alcaldesa de Mijas, Ana Mata, para felicitarla por su centenario. Durante el encuentro le pidió un consejo, habida cuenta de su larga trayectoria vital: «Hazte respetar y respeta tu también», le dijo y le aseguró que esa filosofía ha marcado su vida. «No tengo queja de ninguno de mis hijos, ni de mis nueras ni de nadie, todos me tratan muy bien y me respetan y yo también los respeto a ellos, claro», aseguró.