Hicieron un llamamiento a través de redes sociales. La familia de Mario Sauco, que falleció tras recibir un puñetazo en mitad de la calle en Fuengirola, difundió incluso una foto del agresor tomada por un testigo en el lugar de los hechos. Pero ... ha sido la Policía Nacional la que, tras un intenso trabajo de campo, ha conseguido poner nombre y apellidos al presunto autor: es un turista inglés de 45 años que ya ha regresado a su país. Ahora está en busca y captura.
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El suceso ocurrió a las 23.40 horas del pasado día 4 en la calle Víctor de la Serna, a escasos 100 metros del domicilio de Mario Sauco (65 años), que residía desde hace casi dos décadas –era natural de Argentina– en el barrio fuengiroleño de Los Boliches junto a su esposa y, actualmente, una de sus hijas. Según le han contado algunos testigos a la familia y también a la policía, el presunto agresor, un hombre de complexión fuerte que vestía una camiseta de color rojo, venía siguiéndolo por la calle e increpándolo.
Al parecer, Mario empezó a cruzar por un paso de peatones y, al girarse para ver al individuo, recibió un puñetazo en la cara que le hizo caer desplomado y golpearse nuevamente la cabeza contra el suelo. «El sujeto se acercó a mi padre para intentar incorporarlo, pero ya no se levantó más», cuenta Analía, la menor de las tres hijas. Mario fue trasladado en ambulancia al centro de salud y posteriormente a Carlos Haya, donde ingresó con una fractura en la base del cráneo y murió tras pasar 10 días en coma.
Un testigo fotografió con su teléfono móvil al agresor en el lugar de los hechos, imagen que la familia hizo circular por las redes sociales para tratar de identificarlo. Sin más pistas que aquella instantánea, que además no era nítida, los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de Fuengirola se volcaron en el trabajo de campo: recorrer cada comercio, cada chiringuito, cada restaurante y cada establecimiento hotelero de la zona en busca del información sobre el autor.
Tras varios días, los agentes consiguieron poner nombre y apellidos al sospechoso, un ciudadano inglés que se encontraba en Málaga y que, cuando fue identificado, ya había viajado de regreso a su país. Además de la requisitoria policial, los investigadores han entregado en el juzgado un informe solicitando una orden internacional de detención y entrega (OIDE) contra el individuo. También han informado a la familia, que ya conoce la noticia.
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Lo que Analía, su madre y sus hermanas siguen preguntándose es por qué. Un testigo de los momentos posteriores al suceso declaró a este periódico que el agresor permaneció en el lugar unos minutos, completamente abatido al ver el estado en el que quedó Mario: «Estaba llorando y no paraba de lamentarse, decía: 'Creo que he matado a un hombre'». Según le contó el agresor, Mario había «tocado» a una menor de 16 años –el testigo entendió que se trataba de su hija– en un bar, por eso lo persiguió recriminándole lo sucedido y le propinó un puñetazo. Al escuchar su versión, una de las personas que estaba alrededor le dijo «¡corre, corre!» para que huyese antes de que llegara la policía.
Los investigadores han conseguido localizar ese bar y entrevistarse con todos los presentes. Otra versión de los hechos señala lo que sucedió fue que Mario, que había estado bebiendo esa noche, le pasó la mano por el hombro a una adolescente, sobrina del dueño del bar, que lo invitó a marcharse. Y el británico, que al parecer es amigo del hermano del propietario, salió tras él y lo golpeó.
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