Benalmádena mira a los fondos europeos para planificar su modelo futuro de ciudad

El evento ha sido conducido por el director de este periódico, Manolo Castillo, y ha arrancado con un panel de expertos que ha contado con el director-gerente de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), Miguel Ruiz, que también es presidente de Atuc, la Asociación Nacional de Transporte Urbano y Metropolitano; el doctor en Economía, Pedro Marín, quien dirigió el Observatorio del Medio Ambiente Urbano de Málaga y ahora emprende su propio Instituto de Estudios Urbanos y Sociales, e Inmaculada Martín Rojo, catedrática de Organización de Empresa de la Facultad de Turismo de la UMA.

Miguel Ruiz ha asegurado que la movilidad es el centro de las ciudades sostenibles. «Ya nadie duda de que queremos ciudades amables, sin coches, con mucha zona peatonal, zonas verdes… Ahora el coche nos estorba. La peatonalización de la calle Larios ha sido un milagro. Y todo lo que se ha hecho después, un éxito», asegura.

Ruiz pide valentía para seguir avanzando y refiere el reto de las zonas de bajas emisiones. A su juicio, el transporte colectivo es clave para medir los niveles de calidad de vida: «Benalmádena no está mal en el concierto metropolitana del transporte colectivo con diez líneas de transporte colectivo. La M110 ha transportado a 2,5 millones de viajeros entre Málaga y Benalmádena. Y tiene dos estaciones de Cercanías, Torremuelle y Benalmádena».

Para Ruiz es un hándicap que Málaga tenga sólo dos líneas y un rango muy bajo de frecuencias. «En circulaciones, Málaga está a la cola de España de manera aplastante», resume y apuesta por los carriles-bus reservados. «El Cercanías es el gran reto y todos sabemos que son infraestructuras difíciles de pensar, proyectar y de financiar», incide, al tiempo que explica que el crecimiento urbano de la Costa complica mucho trazar líneas férreas.

El responsable de la EMT detecta vía encuestas que hay una preocupación creciente entre la ciudadanía por usar el transporte público por sensibilidad ambiental. «La gente percibe que el cambio climático es una realidad», añade.

Benalmádena tiene una línea urbana M103 y luego tiene 9 líneas que están en el Consorcio y conectan con municipios colindantes. Eso hace que los benalmadenses se puedan beneficiar de la política de transbordos (metro, EMT y autobús interurbano la tiene, Cercanías, no). «Tenemos que ir al modelo de Madrid con una intermodalidad total y muy potente», detalla.

Inmaculada Martín Rojo ve que la sostenibilidad debe cubrir las facetas ambientales, económicas y sociales. «Destinos como Benalmádena deben apostar por la calidad de vida, por las actividades culturales… Eso también es sostenibilidad. Eso hace sentir a gusto al residente y no sólo al turista», indica.

Para la catedrática es clave definir el modelo de ciudad: «Benalmádena tiene que plantearse su modelo y tiene que optar, claro, por el medioambiente. Igual se puede sacar ventaja de una supuesta debilidad como los edificios altos. Tiene puertos deportivos, Selwo, Tívoli… A lo mejor no es el destino más ecológico de Andalucía, pero con un margen de respeto ambiental se puede ganar en rentabilidad social y económico. Se puede conseguir un destino inteligente y muy amigable».

«A la ciudadanía hay que ayudarla a evolucionar. Para mí que trabajo en Teatinos es una gozada subirme en Atarazanas y llegar al Campus. He cambiado de mentalidad porque me han ayudado. Hay que dar alternativas», ejemplifica, al tiempo que apuesta por mejorar las frecuencias de autobús.

Por su parte, Pedro Marín Cots realiza una reflexión sobre los fondos europeos y sus oportunidades, pero antes sitúa la escala territorial del debate: «Nerja y Manilva es una conurbación de una potencia muy consolidada, de 100 kilómetros. Estamos en otro momento, esto no se puede repetir este crecimiento, hay un cambio de paradigma». Ve, en este sentido, importante contar con una agenda urbana, una estrategia de desarrollo que vaya acompañada de un plan de acción posterior. «Esas agendas son fundamentales para poder utilizar los fondos europeos», explica.

Marín explica que Edusi, que va a ser ETI (Estrategia Territorial Integral), financia estrategias y no proyectos. De 1.400 millones de fondos Edusi que ha habido en España sólo se han ejecutado el 50% por el Gobierno y un 15% en los ayuntamientos. Critica el exceso de burocracia y la falta de preparación técnica de los municipios para su gestión. «La nueva ETI aumenta a 1.800 los fondos. La oportunidad para Benalmádena es que las ciudades intermedias van a ser las más beneficiadas», explica.

La digitalización, la movilidad, la ciudad verde, la cohesión social, la energía, un corredor ferroviario costero… son claves para el desarrollo benalmadense, a su modo de ver. Las zonas de sombra y corredores verdes son fundamentales en un contexto de calor al alza. «El crecimiento por el crecimiento como en los 60 ó 70 está fuera de lugar. Tenemos que consolidar lo bueno que tenemos. Porque si no seguiremos necesitando autopistas sin fin. Hay que buscar segmentos turísticos que se apropien mejor de las cualidades de Benalmádena», precisa.

De nuevo, Miguel Ruiz relata que la EMT sigue creciendo incluso con el metro en funcionamiento. «En diez años si no planificamos, esto va a ser tremendo. Creo que hay que trabajar rápido y planificar», sentencia.

Martín Rojo apunta la necesidad de reestructurar el territorio y que el tren también vaya a la Axarquía. «Es vital tener un buen medio de transporte, máxime ahora que hay posibilidades de teletrabajar. Alguien que trabaje en el PTA puede vivir en la Axarquía. Pero si tienes alternativa intentas vivir cerca. Y puede que la movilidad sea el secreto», agrega.

Marín Cots se muestra «aburrido» por la 'cultura de los récords', según la que cada año hay que ir batiendo registros. «Benalmádena debe mimar su nicho de mercado. Un 15% de la gente que viene a la Costa del Sol en julio y agosto pensaban trasladar su viaje al Norte de España o venir en otra época. Eso es importante», advierte para reforzar la idea de la agenda urbana y ambiental.