De la consulta ciudadana a la demanda judicial: Benalmádena tampoco tendrá playa canina el próximo verano

Así lo anunció recientemente el Ayuntamiento, desde el que aseguraron que pondrán en marcha la playa para mascotas «cuando exista una resolución judicial que la autorice de manera definitiva».

«El proceso judicial que han abierto algunos vecinos para que no siga adelante este proyecto provoca que el equipo de Gobierno haya decidido que lo mejor para los intereses del municipio sea esperar a que exista esa resolución judicial para, una vez conocido el fallo definitivo, proceder según corresponda o estudiar una nueva ubicación en caso de que la actual no pudiera ser utilizada para este fin», apuntaron fuentes municipales.

Allá por 2019 la primera ubicación que pensó el Ayuntamiento de Benalmádena para lo que vino a denominarse Benalcan fue la playa Tajo de la Soga. «Llevamos meses trabajando en este proyecto: no ha sido fácil encontrar una playa que se adaptara a estas necesidades, y en esta, elegida por su buena ubicación y poca masificación, había muchas piedras que hemos desplazado hasta la orilla con una retroexcavadora y estamos instalando una ducha y un bebedero especial para mascotas, además del mobiliario de playa«, explicaba en aquel momento la entonces concejal de Playas, quien no imaginaba que poco tiempo después todo ese trabajo no serviría de mucho.

Hubo quejas por la ubicación y el Ayuntamiento decidió cortar por lo sano y organizar una consulta ciudadana para que esta vez fueran los propios vecinos los que decidieran dónde debía ubicarse la playa de mascotas y evitar así nuevos problemas. El resultado de esa consulta fue la playa de Arroyo Hondo y allí volvió a instalarse el mobiliario y la señalización necesaria para prestar este servicio, que estuvo funcionando en 2021 y en 2022, pero que llegó a los juzgados en 2023 cuando una vecina de esa zona denunció al Ayuntamiento.

En su demanda, la vecina se basaba en cuestiones administrativas, tales como que la playa canina no contaba con autorización de la Junta de Andalucía, pero también en cuestiones prácticas como que los dueños de los perros dejaban sus excrementos y orines sin sanear ni retirar. Ante la situación, el juez tomó medidas cautelares y urgentes, que pasaron por la suspensión del uso de dicha playa para todo tipo de mascotas, la retirada cautelar inmediata de los letreros de publicidad, datos en páginas web y cuanta información existía en relación a dicha playa.

Y así sigue y seguirá la situación hasta que, tal y como ha dejado claro el Consistorio, se resuelva el contencioso. Esta realidad contrasta con la de otros municipios limítrofes, como es Fuengirola, donde existe una playa canina, en el entorno de la playa del Castillo, desde el año 2014, que incluso ha aumentado el espacio disponible con el paso de los años, llegando en estos momentos a superar los 2.800 metros cuadrados de superficie.