En la entrada de los 2000 fue todo un 'bombazo' para la zona, una apertura que no tardó en captar la atención de las masas, sobre todo, por curiosidad. En 2001 se inauguró en Fuengirola el mítico restaurante Cantora, que tanta fama adquirió por su plato estrella, el pollo a la Pantoja. Un proyecto ilusionante para reconocida tonadillera Isabel Pantoja, que comenzó a rodar de la mano de su empresa PANRIVER 56 S.L. (Sociedad Pantoja-Rivera). Poco después, su hijo Kiko Rivera se uniría al mundo empresarial con otro negocio no anexo, pero cercano a esta misma ubicación: Cantora Kopas.
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No fueron dos espacios al uso, eran dos locales asentados en parcelas pertenecientes al ayuntamiento, es decir, municipales, por lo que no adquirieron el terreno, si no que la operación fue una concesión a la Sociedad. Por separado aunque ambas por una vigencia de 25 años improrrogables, exigían el pago de un canon anual de 22.237,45 euros para el restaurante y 17.226,93 euros, para el local de copas. Cifras perfectamente asequibles para ambos negocios, al menos a priori.
No terminó de funcionar Cantora, por lo que cerró sus puertas apenas cuatro años después (2005). Por fortuna para Pantoja y su equipo, la empresa a la que arrendó el local funcionó con soltura hasta hace escasos meses. Acabó así el restaurante convertido en un espacio de la cadena Wok, que ganó popularidad, o al menos, más afluencia de clientes. En el caso de Cantora Kopas, el negocio acabó pasando por manos de diferentes arrendatarios que convirtieron el negocio en diferentes discotecas y bares, principalmente, de ocio nocturno. Pero el destino fue el mismo, también acabó cerrando sus puertas.
Tras largos meses abandonados, estos icónicos locales captaron la atención del grupo municipal Izquierda Unida, que inició los procedimientos para informar de ello al ayuntamiento local, solicitando el rescate de dichas concesiones al ver el estado de abandono - principalmente de Cantora Kopas-. Y es que el pliego estipulaba que sendos espacios debían estar ocupados con actividad cara al público, además de que las instalaciones deben mantenerse en buen estado.
Como ha podido saber SUR, el grupo de gobierno municipal de Fuengirola ya lleva tiempo inmerso en estos trámites, aunque no lo hubiese sacado a la luz. De hecho, el consistorio asegura que el pasado 2022 PANRIVER 56 SL renunció a la concesión del local de copas, por lo que ya ha pasado, de nuevo, a manos del ayuntamiento, que ya estudia nuevos fines para este espacio municipal.
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En el caso del restaurante reconvertido en Wok, la empresa arrendataria también renunció a finales del año pasado, pasando de nuevo el local a ser responsabilidad de la Sociedad Pantoja Rivera. Actualmente, el consistorio ha decidido iniciar el rescate de la concesión, por lo que deberán negociar con la S.L. Un proceso burocrático que, a día de hoy, se desconoce cuánto podría extenderse. De igual forma, el contrato en vigor acabará en 2024 dado que la concesión se otorgó en 1999.
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