El Ayuntamiento de Benalmádena no prevé que el Club de Hielo abra sus puertas al menos hasta dentro de seis meses

El pasado 5 de diciembre, el centro cerró las puertas de forma abrupta ante la caída de usuarios debido a las restricciones de horarios. Al menos eso aseguraron los monitores de las distintas actividades (como el gimnasio y la piscina) en unos mensajes a sus alumnos, porque en los primeros compases ni siquiera hubo un pronunciamiento oficial.

Según explicaron entonces desde el Consistorio, el cierre del Club de Hielo era una consecuencia del descenso del número de usuarios motivado por la pandemia y por las restricciones de horario que se habían establecido como medida preventiva ante la segunda ola de la Covid-19 que les obliga a cerrar antes de las 18.00 horas. «Se ha solicitado un ERTE para la totalidad de la plantilla», confirmó entonces el edil de Deportes, Joaquín Villazón.

Villazón avanzó aquellos días que se encontraban a la espera de que se designara un administrador concursal para mantener un encuentro con él y conocer las actuaciones que proyectaban abordar. «Como equipo de gobierno vamos a velar porque se conserven todos los puestos de trabajo, y por la reapertura de las instalaciones una vez pase la actual crisis sanitaria», declaró también el alcalde, Víctor Navas.

Sin embargo, una vez nombrado este administrador y vista la realidad de la concesionaria, la situación parece algo más compleja. En declaraciones a este periódico, el máximo responsable de Deportes sostiene que el tema del Club de Hielo «está como está por el coronavirus», o dicho de otra manera, que el cierre tiene que ver directamente con la bajada de alumnos y no por una mala gestión.

Así, argumentó que el Club de Hielo se divide en tres partes: la pista, el gimnasio y la piscina. En el caso de la primera, alega que la tienen cerrada para poder cumplir con la normativa de Sanidad, y que en el caso de la piscina solo se puede ocupar el 40 por ciento del aforo. En cuanto al gimnasio, defiende que la mayor parte de la clientela iba después de las 18.00 horas, y que por tanto se habían perdido la mayoría de sus usuarios. Ante esta situación –explica Villazón– la empresa no veía rentable continuar con el servicio.

Preguntado por si la concesionaria podría estar 'aprovechando' el cierre para pedir los ERTE y ahorrarse los sueldos, el edil no lo descartó. «La actitud de la empresa no está siendo la adecuada», aseguró, y puso como ejemplo que hay socios trimestrales y anuales a los que no se les ha devuelto nada del dinero.

Dadas las circunstancias, desde el Ayuntamiento avanzaron que se han puesto manos a la obra con un nuevo pliego, pero que éste no estará listo hasta la menos dentro de seis meses. Además, no prevén rescatar la concesión, que debía acabar a finales de este año. «Si lo hacemos, los trabajadores no podrían recurrir a la figura del ERTE, y queremos protegerles», admitió Villazón, que dejó una pequeña rendija abierta del retorno a la actividad en un plazo menor al medio año. «Si deja de haber restricciones a lo mejor el concesionario vuelve a abrir, aunque lo dudo», sentenció el responsable municipal.