El Waree Sumrarn tiene una larga historia detrás. Construido en teca en los años 30 del siglo pasado, es de origen tailandés. Fue diseñado como un buque de carga de arroz para transportar este vital alimento a lo largo del río Chao Phraya. Con ese ... objetivo nació, aunque su vida ha sido bien distinta. La embarcación, con 16 metros de eslora y 30 toneladas de peso, fue importada a España dentro de un plan de marketing. La idea era que hiciera las veces de 'show room' para vender en este país proyectos inmobiliarios en Tailandia.
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No se sabe si su primera parada en España fue Benalmádena o si llegó a la Costa del Sol después de haber visitado otras costas españolas. El caso es que desde hace muchos años la embarcación de madera formaba parte del paisaje de Puerto Marina porque ocupaba un lugar privilegiado, en un amarre delante del paseo peatonal del puerto, donde se ubican todos los restaurantes y tiendas.
Tampoco se sabe si en Benalmádena llegó a ejercer de embajador inmobiliario de su tierra natal, lo que es seguro es que hace pocos años estuvo en venta por algo menos de 100.000 euros, y que actualmente estaba adaptado para ser una vivienda, aunque hacía tiempo que no había sido habitado y su estado de mantenimiento distaba de ser el adecuado.
El caso es que el pasado 14 de julio el Waree Sumrarn empezó a hundirse. Poco a poco empezó a llenarse de agua, coincidiendo con las celebraciones de la Veladilla del Carmen en esa misma zona. Este viernes 26 de julio, catorce días después de que comenzara el hundimiento han conseguido volver a sacarlo a flote tras una operación de rescate larga y complicada.
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Según explicó el concejal del Puerto del Ayuntamiento de Benalmádena, José Luis Bergillos, los primeros en actuar fueron los buzos que fueron poniendo parches en las zonas de madera que se habían podrido y por las que había comenzado a colarse el agua. Tres bombas tuvieron que trabajar día y noche para reflotar la embarcación. También fueron necesarios cinco barcos para arrastrarla desde donde estaba hasta el canal principal y de ahí a la zona de varadero, donde fue necesaria una grúa de grandes dimensiones para finalmente sacarlo a tierra.
Bergillos detalló que toda esta operación se ha llevado a cabo con el conocimiento del propietario, que aunque se encuentra en el extranjero, fue informado del hundimiento y que será este quien tenga que hacer frente a todos los gastos derivados de esta situación. Igualmente consideró que a pesar del siniestro, el barco puede ser tratado y recuperado porque aunque hay partes de la madera que están podridas, éstas están localizadas y pueden repararse.
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