Vista de la escultura del Manneken Pis en el paseo marítimo de Benalmádena. L. Cádiz

Tu a Bruselas y yo a Benalmádena

Una réplica de la escultura de la Niña de Benalmádena se encuentra desde hace años en la ciudad belga, mientras que el simbólico Manneken Pis tiene un doble en la Costa del Sol

Lorena Cádiz

Benalmádena

Domingo, 30 de junio 2024, 00:47

Una niña desnuda, con flequillo y una coleta, que mira hacia el frente sonriendo y con una concha en la mano llena de agua. Esa es la Niña de Benalmádena, diseñada a finales de los años 60 por el escultor Jaime Pimentel, que respondió con ... ella al encargo del entonces alcalde, Enrique Bolín, de crear un símbolo para una ciudad que estaba en esos momentos en pleno crecimiento. Así la nació la escultura que decora la fuente de la plaza de España, en Benalmádena Pueblo.

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A mediados de los años 80, en el Ayuntamiento de Benalmádena quisieron estrechar lazos con la comunidad belga. Comenzaron entonces las conversaciones entre funcionarios del ayuntamiento costasoleño y sus homólogos en Bruselas, capital del país. Esas conversaciones acabaron dando sus frutos y ambas ciudades acordaron vincularse a través de algo que las unía en la distancia: sus símbolos. Se da la circunstancia de que una de las imágenes icónicas de Bruselas es su Manneken Pis, una escultura de bronce de un niño desnudo haciendo pipí.

Para simbolizar esa unión, las autoridades competentes acordaron encargar una réplica de cada estatua, de manera que la réplica de la Niña de Benalmádena viajara a Bruselas para ser instalada en un espacio público y la del Manneken Pis llegara a Benalmádena para ubicarse en un lugar privilegiado, donde hoy en día continúa: en el paseo marítimo.

«Comienza ahí un intenso intercambio de información técnica sobre ambas esculturas, planos, croquis e informes técnicos de los escultores, que culmina con la realización de ambas réplicas. También hay que destacar que unido al intercambio de ambas esculturas, las autoridades del municipio de la Costa del Sol, decidieron renombrar el Paseo Marítimo de Benalmádena con el nombre de Paseo Marítimo de Bruselas, gesto definitivo para engrandecer las relaciones institucionales», explica Rafael Gamero, escritor e investigador de la historia de Benalmádena.

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Viaje con anécdota

Terminadas ambas réplicas llegó el momento de hacer el intercambio y hubo que viajar a Bruselas con la escultura en mano. Hasta allí se desplazó una delegación de Benalmádena y cuando ya estaban en el aeropuerto de la ciudad belga se produjo una de las anécdotas del viaje. «Al pasar por la aduana, la Niña que estaba celosamente embalada en una caja de madera, tuvo que ser abierta y examinada por los agentes aduaneros, quienes consideraron que se trataba de una obra de arte y como tal había que abonar unos altos aranceles. La imagen quedó retenida en las oficinas aduaneras hasta recibir la documentación acreditativa de la Consejería de Cultura de la Junta Andalucía, que certificaba que se trataba de una réplica de la original y que en ningún caso superaba los diez años establecidos por las autoridades belgas para que se considerase obra de arte», continúa explicando Gamero.

Solucionado el problema, la «presentación oficial de la réplica de la estatua se celebró en las dependencias de la alcaldía de Bruselas ante autoridades y medios de comunicación», para finalmente ser instalada en una zona pública de la ciudad, donde hoy sigue estando, compartiendo espacio con otras dos esculturas españolas: El Quijote y Sancho Panza, que fueron instaladas con motivo de la presidencia española en la Comunidad Europea.

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De la misma forma, en Benalmádena se celebró «un acto solemne de inauguración» del Manneken Pis en el paseo marítimo, al que acudieron autoridades y medios de ambos países. La escultura quedó allí instalada y hoy, más de treinta años después, allí continúa, saludando a belgas, españoles y turistas de cualquier nacionalidad.

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