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Mari Carmen Martín Lara ha sido la bibliotecaria de Arroyo de la Miel desde antes incluso de que hubiera biblioteca. Usuaria del bibliobús, que en ... los años de dictadura hacia parada delante de la iglesia Inmaculada Concepción, se presentó voluntaria para ayudar cuando montaron la primera sala de biblioteca en el municipio, adaptando un espacio de las antiguas Escuelas Nacionales, que se ubicaban donde hoy se levanta la Casa de la Cultura.
Ella tenía 18 años, estudiaba Magisterio y al poco de entrar como voluntaria le hicieron un contrato. Ahora, 46 años después, acaba de jubilarse tras haber sido durante más de 40 años la responsable de la biblioteca de Arroyo de la Miel. Primero en aquel espacio adaptado, después en el nuevo edificio de la Casa de la Cultura y más tarde en el actual edificio junto al parque de la Paloma, financiado con una subvención que ella misma solicitó e inaugurado en el año 2002. Ese edificio nació para «revolucionar» el mundo bibliotecario de Málaga y Andalucía y lo sigue haciendo.
Mari Carmen se retira tras 46 años de servicio público, pero deja grandes legados, entre ellos, el haber conseguido adaptar a los tiempos un servicio que ha experimentado una transformación completa. No en vano, la biblioteca de Arroyo de la Miel tiene diariamente una media de un millar de usuarios, a pesar del descenso progresivo que ha experimentado el préstamo de libros.
«He tenido mucha suerte a nivel profesional, me siento muy dichosa, he visto cumplidos casi todos mis objetivos profesionales en uno de los trabajos más nobles y bonitos que existen, porque si trabajar para la cultura es placentero, trabajar entre libros lo es aún más»..
«Los bibliotecarios somos intermediarios para que la gente sea feliz y dentro de Benalmádena pocas personas han tenido la posibilidad de servir a tantos ciudadanos como yo y eso me enorgullece mucho», relata en un alegato en el que tiene palabras de agradecimiento para sus compañeros de trabajo y para su familia, para sus hijos, pero también, y mucho, para su marido. «Nunca ha expresado una queja por nada», asegura. Y eso que durante esos 46 años de vida profesional Mari Carmen Martín Lara ha compatibilizado la familia con estudiar tres carreras (Magisterio, Biblioteconomía e Historia), con investigar mucho, publicar algún libro, y con acudir a numerosos congresos.
Cuando Mari Carmen empezó en la biblioteca, aquello era básicamente una sala de préstamo de libros. Ella, nacida y criada en Benalmádena, conocía a prácticamente todo el que entraba por la puerta. «Los veía entrar y sacaba la ficha. Sabía qué libros habían estado leyendo. Es más, si alguien pedía algún libro y no estaba, yo sabía quien lo tenía e incluso si no lo devolvía a tiempo, iba a su casa y le decía que lo devolviera», cuenta.
Por la calle, entonces era la niña Mari Carmen y ahora, casi 50 años más tarde, lo sigue siendo, según en qué círculos. «Pero niña, ¿tu allí abajo qué haces, estás todo el día leyendo?», le preguntan todavía algunos vecinos de toda la vida de Arroyo de la Miel. A ella todo ese salseo la divierte, le gusta conocer y que la conozcan, le gusta charlar con la gente.
Cuando se levantó el edificio del parque de la Paloma, el mundo bibliotecario y el de la cultura local, en general, dio un paso de gigante. Por primera vez Benalmádena tenía un espacio con una sala infantil y juvenil, una hemeroteca, una mediateca, una zona de estar para la prensa, un lugar en el que exponer el fondo local, una sección amplia de libros en varios idiomas y una comiteca, entre otras cosas. «Cambiamos un estanco de libros y zona de estudios por una oferta dinámica, con muchos más servicios».
En 2008 el equipo completo de la biblioteca se sometió a una auditoría y aquello fue «un salto abismal». Transformó por completo el concepto de biblioteca. Del silencio se pasó a la socialización, a entender la biblioteca como un lugar de encuentro. «No paramos de organizar actividades de todo tipo y para todos los públicos. Muchos foros públicos se han ido perdiendo con el tiempo, pero aquí sigue habiendo uno, aquí la palabra se hace dueña», defiende orgullosa.
Para continuar en esa línea, recientemente la biblioteca ha tenido que someterse a una remodelación, con la creación de una sala de estudios aislada del resto del edificio, donde sí se garantiza el silencio. El resto del espacio se ha renovado, pero avanza en ese concepto de ser un lugar en el que favorecer el encuentro. La biblioteca aún tiene mucha historia por escribir y Mari Carmen Martín Lara la observará, seguro orgullosa, desde la distancia.
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