Imagen de una de las atracciones clásicas del parque.

Una remodelación perseguida durante más de una década

La recuperación económica allana el camino del proyecto de Tremón, que cuenta a su favor con la titularidad del parque

Alberto Gómez

Sábado, 11 de marzo 2017, 00:48

La remodelación de Tívoli y su ampliación como centro comercial y de ocio es un proyecto perseguido durante más de una década. La recuperación económica iniciada el año pasado y la insólita estabilidad institucional en Benalmádena, donde en los últimos diez años ha habido cinco alcaldes diferentes, allanan el camino para poner en marcha el proyecto de Tremón, que cuenta a su favor con la titularidad del parque de atracciones y con una propuesta que no requiere un nuevo PGOU.

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El empresario Rafael Gómez ya planteó construir un centro comercial, con una arquitectura similar al Guggenheim de Bilbao, en la zona de aparcamientos colindante. El proyecto contemplaba cines, tiendas y un circo, pero tropezó con el comienzo de la crisis económica. Gómez había comprado el parque en 2004 al noruego Bent Olsen, su propietario desde la apertura en 1972. La intención de aprovechar el potencial de la zona para levantar un complejo que atraiga a vecinos y visitantes colea desde que Tremón adquiriese Tívoli en 2007, aunque el grupo madrileño, asfixiado por las deudas en los últimos años, no ha retomado el proyecto hasta ahora.

Benalmádena carece de un gran centro comercial pese a ser uno de los municipios andaluces que registra mayor número de pernoctaciones cada año, un hecho que ha despertado el interés de los inversores con los que Tremón ha contactado. El grupo inmobiliario ya ha mantenido encuentros con varias empresas para definir el proyecto, pendiente de resolver la maraña judicial iniciada por Sandokán.

A punto de cumplir 45 años, Tívoli reclama a gritos una modernización. Fue construido a comienzos de los setenta, cuando España comenzaba a sacudirse los complejos franquistas y a satisfacer sus necesidades de ocio. «Somos vendedores de ilusiones», aseguró su primer propietario. Fuegos artificiales, una montaña rusa, la pagoda china y un lago con embarcaciones dieron el pistoletazo de salida a la historia de un complejo que ha alternado épocas doradas y lánguidas sin perder su condición de referente para varias generaciones de malagueños. Más de cuatro décadas después de aquella inauguración, Tívoli continúa siendo sinónimo de diversión para miles de niños. Por el parque benalmadense han pasado ya más de 30 millones de personas, y ni siquiera sus etapas más descuidadas, marcadas por el abandono de las instalaciones y una importante bajada de la afluencia de público, han impedido que siga abierto y se consolide como uno de los complejos de ocio más rentables del país.

El proyecto de Tremón pretende recuperar el lustre del parque de atracciones, al que ahora se sumaría una importante oferta comercial, una plaza peatonal, una amplia zona verde y nuevos aparcamientos.

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