Victoria Ordóñez Martí-Aguilar: «Hay mucho mito y egos alrededor del vino»

Desde que en 2008 asumió el reto de dirigir las bodegas de su hermano Jorge Ordóñez en Vélez-Málaga, Victoria sólo se ha podido tomar una semana de vacaciones. «Estuve hace dos años en Rumanía haciendo senderismo y ahora quiero cogerme otra semana para hacer parte del Camino de Santiago», cuenta mientras no deja de atender el teléfono. La firma produce cerca de medio centenar de caldos de 13 denominaciones de origen de todo el país, que se venden en 25 países de cuatro continentes.

-¿Cómo acaba una doctora en Medicina, con un puesto estable en el Hospital Carlos Haya, rodeada de botellas de vino?

-La tradición viene de familia, mi padre, que falleció hace 14 años, se dedicó toda su vida a vender vinos, pero no los producía. Luego mi hermano Jorge se fue a EE UU y se convirtió en el principal importador de caldos españoles. A principios de la pasada década, le planteé el reto de recuperar el esplendor de los vinos de Málaga, que en el siglo XIX fueron los más famosos de todo el país, antes de que llegara la plaga de la filoxera. Y aceptó.

-¿Qué objetivo se plantearon?

-Queríamos hacer vinos de Málaga dulces pero con mucha calidad y con un marcado carácter innovador. Él ya había conseguido hacer grandes vinos en Toro o Jumilla. Llamamos al que entonces era el mejor enólogo en vinos dulces del mundo, Aloise Kracher, y nos pusimos manos a la obra.

-Al principio los agricultores no querían venderles las uvas, ¿no?

-Es cierto. Íbamos a los campos y nos decían que cómo nos iban a vender sus uvas moscatel, que eran demasiado buenas para hacer vino, que ellos las dedicaban a hacer pasas. Nos costó convencerlos y tuvimos que reunirnos hasta con el alcalde de Almáchar de entonces. Por suerte, hoy día tenemos a casi 50 productores y cada vez son más los vecinos de la Axarquía que están cultivando de nuevo sus viñas.

-¿Cómo se consiguen colocar los vinos de Málaga en la cena de los Premios Nobel de 2012 o en el cumpleaños de la reina Isabel II de Inglaterra?

-La verdad es que ha sido increíble, sobre todo pensando que nuestros primeros caldos salieron al mercado en 2006. Llegar a estar en estos eventos han sido hitos muy importantes para nosotros, que nos hacen estar muy orgullosos del trabajo realizado en tan poco tiempo y nos animan a seguir adelante.

-Parece que la crisis no les ha afectado demasiado...

-La verdad es que no, aunque somos todavía una bodega pequeña, pero también es cierto que detrás de todo esto está el trabajo previo de mi hermano Jorge, que llevaba ya muchos años exportando vinos a EE UU y a otros países, y haciendo grandes cosas por toda España. El secreto de nuestro éxito creo que está en hacer cosas muy innovadoras pero manteniendo una buena relación entre calidad y precio.

-El mundo del vino y de la gastronomía están viviendo un boom, ¿a qué cree que es debido?

-Aunque también han sufrido la crisis, han sabido adaptarse a los nuevos hábitos, potenciando conceptos como el 'tapeo'. En España en general y en Málaga en particular, la gente puede que no tenga dinero pero no perdona salir a comer.

-Si tuviera que elegir uno, ¿con qué vino se quedaría?

-Con 'Botani', creo que es el que mejor representa nuestra filosofía, es el primer blanco seco del mundo elaborado con uva moscatel.

-Trabajando en esto supongo que será muy aficionada al vino...

-Sí, me gusta y lo consumo con regularidad, pero no me considero una gran experta en vinos. Pienso que el vino hay que desmitificarlo. Hay muchos mitos y egos alrededor de este sector. Para empezar es una bebida que sirve para quitar la sed, no importa si vas a un restaurante y no sabes distinguir un vino de otro. Hay que consumirlo, pero con mucha moderación y sobre todo, evitarlo completamente si se va a conducir después. Pero el vino se puede tomar todos los días.