La Starship le falla a Musk en presencia de Donald Trump

El principal objetivo de este nuevo vuelo de prueba era avanzar en la reutilización de la nave, objetivo que no ha podido cumplirse por el referido incidente con el 'booster'. Sí cumplío con su parte la etapa superior, la Starship propiamente dicha, donde viajarán la tripulación y la carga -en esta ocasión una banana-, que amerizó de forma controlada en el Océano Índico. Se espera que el año que viene pueda ser recuperada con el 'Mechazilla'.

Al margen de ensayar esta característica, la principal novedad del test ha sido el encendido de unos de los seis motores Raptor en el periplo por el espacio. El paso es importante por dos razones. El primero, para poder recuperarla en el momento en que alcance la órbita baja terrestre -a partir de unos 150 kilómetros de la Tierra- ya en 2025; el segundo, porque ese mismo año está previsto utilizarla para lanzar la nueva generación de satélites de Starlink, más grandes que los actuales y diseñados para aumentar la velocidad de la conexión a Internet.

La nave también ha realizado varias «maniobras» durante la reentrada con «un ángulo de ataque más alto en la fase final del descenso», y algunas pruebas en el escudo térmico, que debe soportar los 3.000 grados de temperatura que genera la fricción con la atmósfera. En concreto, se ha añadido material bajo las losetas de cerámica que la recubren. Sin embargo, estas placas se han retirado en las zonas donde nuevas versiones de la Starship llevarán los apoyos que servirán para apoyarse en los brazos del 'Mechazilla'. El horario del vuelo se cambió -hasta ahora coincidía con la sobremesa en España- para hacer coincidir el amerizaje con el amanecer y mejorar de esta forma la visibilidad de la maniobra.

El de esta noche ha sido el último vuelo del modelo v1 de la Starship. A partir de la siguiente prueba volará la segunda versión (v2), que añadirá un nuevo anillo que la hará crecer hasta los 124 metros de altura. Será más potente, tendrá cambios en su aerodinámica, un escudo térmico mejorado y mayor capacidad de carga de propelentes. El verdadero salto adelante será la tercera versión (v2), que alcanzará los 150 metros. Esta nave es clave tanto en los planes para el regreso del ser humano a la Luna como para el futuro viaje a Marte. Respecto al primero, una de estas naves será la encargada de llevar a la tripulación desde la órbita lunar hasta la superficie del satélite y de devolverlas a la cápsula Orion para su regreso a la Tierra.

Respecto al Planeta Rojo, Elon Musk anunció hace unas semanas sus planes de enviar cinco Starships no tripuladas en 2026 y solo dos después, en 2028, una misión tripulada. Los plazos del magnate se adelantan en más de una década a los de la propia Nasa. Las intenciones del fundador de Space X y Tesla se podrían ver favorecidas por su vínculo con Trump.