Nueva noche de cuchillos largos en el concurso de canto del Carnaval de Málaga. Las semifinales llegaron anoche a su fin tras una intensa y excitante batalla de coplas. Una vez más, la sesión comenzó con dos agrupaciones infantiles y contó con algunas agrupaciones que rallaron a gran nivel con letras comprometidas y mucho sentimiento carnavalero. Destacaron especialmente la comparsa 'Albarracín, la aldea escondida' y la murga '¡Qué bien me siento'.
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Los cavernícolas del carnaval vuelven a subirse a las tablas y caldean el ambiente de la última semifinal del concurso. La legión de niños carnavaleros dedican su primera pasodoble para reivindicar a las agrupaciones infantiles, que dicen que tienen más calidad que las de adultos y hablan de La Cueva del pescaíto.
El joven cenachero malagueño se baja de su pedestal para contar sus anécdotas tras tantos años parado. Dice que no puede ir a la playa porque todo el mundo le cuelga las toallas de los brazos. Él iba a salir con el Guti, pero se dieron cuenta en el primer ensayo que era muy parado. Le pide a Luis Bermúdez que le ponga de estatua en la casa del carnaval.
La estatua de Picasso vuelve a recobrar vida en las semifinales. En esta ocasión, los murguistas cambian por completo la presentación respecto al pase de preliminares para 'sufrir' el carnaval en vez de la feria. En los pasodobles critican a los artistas compañeros que no respetan las actuaciones de otros grupos y no entienden que detrás de cada obra hay alma, y defienden el trabajo que realizan durante todo un año para sacar un repertorio para después encontrarse con demasiados impedimentos en la calle. Cuplés para el minimalismo que demuestran tener en la cama y sobre las taras que tienen todos los artistas.
La comparsa de la localidad gaditana de El Bosque ha vuelto a sacar a sus duendes protectores de la tierra. La agrupación, que cuenta con la dirección y la participación de varios componentes de la comparsa de Ronda, narran en sus pasodobles el drama de las personas que tuvieron que ir a trabajar el día de la dana en Valencia y perdieron la vida porque se los llevó por delante el temporal y homenajean a Carlos Murante, uno de los imprescindibles de este carnaval que siempre está en la sala de máquinas con los audiovisuales para que nada salga mal. Cuplés sobre un deseo que le piden con un final un tanto inesperado y cuentan las tratadas que hacen a quien no se porta bien con ellos.
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Ya liberados, los murguistas vuelven al zulo porque tienen el síndrome de Estocolmo y para contar que se han enamorado de Luis Bermúdez, que fue quien los raptó por no pagarles la puesta en escena de una comparsa que iban a montar. En sus pasodobles hablan de la crisis de la vivienda en la ciudad porque «vivir donde has nacido no es un lujo, es un derecho» y homenajean a Miguel Ángel Vegas 'Chorly', un carnavalero del que nunca se ha acordado la fundación. Cuplés para Teresa Porras y para la princesa Leonor y la supuesta infidelidad del Rey Emérito.
Los ilusionistas de Almería continúan con su intento de escapar de las cadenas que impone una sociedad que les oprime. Comprometidos pasodobles: el primero dedicados a los donantes que salvan vidas cada día, y el segundo dirigido al Rey Felipe VI, al que piden que haga que rueden las cabezas de los políticos por la negligente gestión de la dana de Valencia. En sus cuplés aseguran que le gustan todos los riesgos pero que no se atreven a copiarle un tipo a Pepe León y hablan de pantalones demasiado apretados.
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Los murguistas malotes de Roquetas de Mar vuelven a montar su particular show desde el internado en el que se encuentran encerrados por su dudoso comportamiento, aunque como sus padres tienen mucho dinero son los reyes del colegio. En sus pasodobles lamentan haberse criado entre tanto dinero y lujos pero sin la educación y el amor de sus padres, que siempre estaban de viaje, y cuentan que están enganchados a la batería del móvil. En sus cuplés resumen toda una serie de palabras raras y random que utilizan ahora los jóvenes y tratan de sobornar al público y al jurado con dos maletines caen desde el palco que hay por encima de los jueces.
El Marqués de Larios se baja de su pedestal para comprobar que Málaga se la están arrebatando a los ciudadanos. En sus pasodobles llaman a la lucha ciudadana porque el futuro está en nuestras manos, «en esta tierra o bajo tierra», y critican en formato fábula el estado de nuestra sanidad pública por culpa de los gobernantes, que no tienen problemas porque van a la privada. Cantan cuatro cupletinas sobre novias que se han echado de diferentes países con finales bastante contundentes.
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Los encargados de cerrar las semifinales del concurso de canto son los romeros de Bangladesh que están haciendo el camino pero les encanta el carnaval. En sus pasodobles una madre pide a su hija que le hable bien porque no es su amiga y se defienden de las críticas que han recibido por su disfraz atacando las aberraciones que han ocurrido en determinados momentos. En sus cuplés aseguran estar liados con los cambios de sexo, cuentan una anécdota con la piña del Mercadona, hablan de la ropa que viene de China y de los brackets que se ha puesto la mujer.
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