
La Antártida es el continente más inhóspito y el único que no cuenta con vida humana nativa. Esto no ha impedido que a lo largo de la historia siete países hayan reclamado su soberanía sobre distintas porciones del Polo Sur, donde se mezclan el hielo y la tierra, y que cuenta con una gran riqueza natural. En concreto, se trata de Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido. Sin embargo, existe una porción del territorio antártico sobre la que nunca había sido reclamada su soberanía, hasta que en 2001 el exmilitar norteamericano Travis McHenry declaró el área como su propia 'micronación', una proclamación de estatus soberano que no ha sido reconocida aún por la comunidad internacional.
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Sin embargo, esto no ha impedido que este 'exmarine', que combatió en las guerras de Irak y Afganistán, se haya autoproclamado como 'Gran Duque' de Westarctica, nombre con el que bautizó este territorio, que forma parte de un listado de más cien micronaciones, países imaginarios que han sido impulsados dentro de otros territorios. Desde 2014, McHenry, que vive en California, reconvirtió su proyecto en una ONG con el objetivo de promover la conservación de la Antártida, el respeto ambiental y la lucha contra el cambio climático.
Así, ha conseguido ya superar los 5.000 socios o 'habitantes', a los que llama «súbditos». Entre estos está el alemán Joachim Aldfinger, de 54 años, afincado en Nerja desde 2001. Este diseñador de vehículos eléctricos y ecológicos se ha convertido en el primer embajador de Westarctica en España, abriendo la única embajada oficial de este país imaginario en nuestro territorio. En su vivienda cuenta con un cartel en el exterior que así lo advierte y con orgullo muestra la documentación que lo acredita como 'ciudadano' de este país helado.
«Conocí el proyecto a través de unos amigos alemanes y me entusiasmó. Creo que ha llegado el momento de tomar partido y todos los ciudadanos tenemos que concienciarnos de la importancia de luchar contra el cambio climático, que está acabando con la biodiversidad y está poniendo en peligro el futuro de la humanidad», sostiene Aldfinger, que precisamente hoy se encuentra de viaje en Berlín para mantener un encuentro con el exmilitar MacHenry, el 'Gran Duque' de Westarctica. «Para mí es un gran honor poder conocerlo en persona, hasta ahora solo hemos mantenido contacto por Internet», dijo.
Aldfinger lleve tres décadas dedicado al diseño y la fabricación de coches, habiendo trabajado para firmas como Geigev Us Cars en su país de origen. Desde hace casi dos décadas alterna las estancias en la localidad del Balcón de Europa con los viajes a tierras alemanas. Actualmente está inmerso, junto a un socio francés, en el lanzamiento de un triciclo eléctrico, que cree que puede revolucionar el incipiente mercado de los vehículos que funcionan con electricidad.
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«Hay que cambiar la mentalidad de la gente y apostar por las energías limpias. Pienso que el proyecto de Westarctica puede contribuir a esto, ya que el deshielo de los polos es muy evidente, por el cambio climático. A este rimo es muy probable que en unos siglos se pueda llegar incluso a vivir de forma permanente en la Antártida», aseguró. De momento, él no ha viajado al país del que es ciudadano soberano y embajador en España.
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